Tercer Mistero: La Venida del Espíritu Santo, sobre María Santísima y los Apóstoles reunidos en el Cenáculo…

Por Perfumedecristo R. Elisabet

Nos dice la Palabra de Dios: Colosenses 4, 2. Perseveren en oración, velando siempre en ella con acción de gracias.

Por ello en este tercer misterio roguemos también por nosotros, a fin de que Dios nos allane el camino para anunciar el misterio de Cristo, por el cual estamos presos de las cosas del mundo, te pedimos Padre por  el nombre de tu Hijo Jesús,  que con el poder de su Preciosa Sangre,  derrames una abundante unción del Espíritu Santo en todos los hogares, librándonos de las incidias del demonio que acecha como león rugiente la Paz de los corazones, la destrucción de las familias, los valores éticos-morales,  y que ese Éspíritu sea el que nos guíe hacia la santidad y permita que encineda en cada uno, la luz del discernimiento para no quedar confundidos …

Padre Bueno por tu gran amor, bendice Señor los hogares del mundo entero y especialmente los hogares que se encuentran confundidos… Bendícelos Señor.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo como era en un principio ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten misericordia y bendícenos a nosotros y al mundo entero.

Si se levanta la tempestad de las tentaciones,
si caes en el escollo de las tristezas,
eleva tus ojos a la Estrella del Mar: invoca a María!.

Si te golpean las olas de la soberbia,
de la maledicencia, de la envidia,
mira a la estrella,  invoca a María! Si la cólera, la avaricia,
la sensualidad de tus sentidos
quieren hundir la barca de tu espíritu,
que tus ojos vayan a esa estrella: invoca a María!

Si ante el recuerdo desconsolador
de tus muchos pecados y de la severidad de Dios,
te sientes ir hacia el abismo del desaliento
o de la desesperación,
lánzale una mirada a la estrella, e invoca a la Madre de Dios.

En medio de tus peligros, de tus angustia,
de tus dudas, piensa en María, invoca a María!

El pensar en Ella y el invocarla,
sean dos cosas que no se aparten nunca
ni de tu corazón ni de tus labios.

Y para estar más seguro de su protección
no te olvides de imitar sus ejemplos.
Siguiéndola no te pierdes en el camino!
¡Implorándola no te desesperarás!
¡Pensando en Ella no te descarriarás!

Si Ella te tiene de la mano no te puedes hundir.
Bajo su manto nada hay que temer.
¡Bajo su guía no habrá cansancio,
y con su favor llegarás felizmente
al Puerto de la Patria Celestial!

Amén.