Mientras me preparo unos mates decidí escribir sobre uno de los viajes que hice el año pasado y quiero en primer lugar dedicarle esta publicación a mi amiga Luchi, quién fue la primer persona que le conté del blog y quien me llevo a conocer este bello lugar.
Con el motivo de ir a un Congreso Multidisciplinario de Turismo Temal, viajamos en octubre a la localidad Carhué ubicada a 213 km de Bahía Blanca. Ir a un congreso era la excusa, siempre tuve ganas de conocer los pagos de la Luchi, poder darme un baño termal y conocer las ruinas de Epecuén.
Y así fue que con algunos chicos de la carrera llegamos a destino luego de un par de horitas de viaje a pura guitarra, mate y charla.
En una especie de quincho para fiestas que la gente del camping “Levalle” nos ofreció para que nos alojaramos, fue donde armamos las bolsas de dormir para hospedarnos por dos noches.El lugar estaba bárbaro, un paisaje verde y pintoresco, unas parrillitas para hacer hamburguesas, mucho calor humano y compañeros con mucha buena onda.
Invadimos las calles, disfrutamos de un almuerzo al solcito de la plaza “Nicolás Levalle”, recorrimos el palacio municipal, una de las bellas y emblemáticas obras arquitectónica de Francisco Salamone, y asistimos al congreso del cual rescato las disertaciones referidas a la salud, el termalismo y el relax, y su relación directa e indirecta con la actividad turística, reconociendo que la ciudad es una de las mejores opciones para desenchufarse de la rutina diaria y darle un mimo al cuerpo.
Teníamos programado ir a Epecuén el ultimo día, pero mi ansiedad por conocer hizo que Luchi nos lleve en auto antes. (Suerte que fuimos, porque llovió tanto que el grupo tuvo que cancelar la visita…).
Epecuén queda a unos 7 km de Carhué, fue una gran villa turística que en 1985 sufrió una inundación producto del rompimiento de un terraplén de tierra y piedra. El lugar se inundó por completo llevando a toda su población a migrar hacia las ciudades más cercanas. En la actualidad se puede ver como el agua que día a día va bajando deja entrever un paisaje desolado, donde abunda el color blanco de los arboles petrificados y de los restos de sitios que habitaron personas alguna vez…
Y luego de un lindo recorrido, nada mejor que darse un baño en las Termas de Carhué! La sensación es genial, sentir como se relaja el cuerpo cansado ni bien te sumergís en el agua salada de las piletas es completamente agradable. Lo mejor de todo es al salir y sentir que tu cuerpo está tan relajado y con todas las pilas recargadas para seguir disfrutando. Si bien las termas son muy recomendadas para personas de la tercera edad… tengas la edad que tengas yo recomiendo darse un baño de este tipo.
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