¿Si el cine no es teatro filmado, por qué tendría que ser el libro digital un libro leído en pantalla? El e-book, en estos momentos, recuerda a El gabinete del doctor Caligary (Robert Wiene, 1920), una película donde los actores se mueven con gestos teatrales, abiertos y exagerados, frente a unos decorados de cartón-piedra. El cine, por entonces, no había encontrado su especificidad, su forma propia, y se aferraba al teatro. Exactamente lo mismo que está pasando con el libro digital. El nuevo formato ofrece cientos de posibilidades nuevas, pero seguimos aferrados al negro sobre blanco, así de tajante se muestra Hotel Postmoderno, el colectivo valenciano de literatura experimental que acaba de presentar Suicídame, su segundo proyecto literario, tras su primera novela homónima y también grupal.
No en vano, uno de sus objetivos es borrar las fronteras de la autoría; otro, añadir un componente lúdico-experimental al panorama literario nacional, un panorama que describen como obsoleto, rancio y encorsetado siempre en los mismos parámetros de creación.
Suicídame, como afirma en su blog Mireia Pérez, responsable de las ilustraciones, es un proyecto literario on-line, un juego, una web y un reality show donde sigues los testimonios a través de los vídeos, canciones, entrevistas, fotos e ilustraciones de cada uno de los participantes hasta presenciar la muerte en directo de uno de ellos. Muerte que nosotros, como concursantes off-line con guadaña, decidimos. Muerte concebida como premio.
Esta es la historia de seis personajes/concursantes en un reality show obsceno contado por ellos mismos o por gente que les conoce. Pero la historia que nos narra va mucho más allá de la palabra escrita. Escuchamos la voz de los personajes, que defienden su candidatura en un programa de entrevistas radiofónicas; los vemos en la presentación del show, observamos el horror en el rostro del ganador cuando va a ser ‘suicidado’ en directo. La ficción pasa del blanco y negro a toda la gama de colores posibles. Las páginas se abren a otras páginas, se acompañan de música (Niñamala), ilustraciones (Mireia Pérez), fotos (Juan Terol)… Y lo que es más importante en esta era digital: el lector/espectador puede elegir su propia lectura, nominando en cada una de las fases a aquel personaje que no merezca ganar. Cada lectura, por lo tanto, es una experiencia individual, diferente. Cada lector llega al final que ha elegido.
En definitiva, Suicídame es una narración multidisciplinar, multimedia, donde las ramificaciones e interconexiones entre los diferentes formatos conforman el relato. Es decir, un libro digital en toda regla y en toda su extensión; un “elige tu propia aventura”, pero llevado al extremo, el lector multimedia elige qué personaje muere.
Como afirman sus creadores, hay narraciones que ya juegan con diferentes disciplinas, pero siempre de forma anecdótica, configurando una suerte de apéndices o de extras, pero jamás unidas al texto de forma que no se puedan separar, que formen un corpus mayor que cada una de sus partes. En ningún texto, que conozcamos, distintos elementos se unen en igualdad de condiciones para que la narración se desarrolle. Esa es precisamente su novedad.
Hotel Postmoderno cree que la narración digital no puede ser solamente un libro convencional leído en una pantalla digital. ¡Para eso ya tenemos los libros!, aseveran. No puedo estar más de acuerdo. Reinventarse o morir.
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