Me gusta mucho cocinar terrinas, budines o tartas saladas, pues puedo dejarlo preparado con antelación y las sobras son una exquisita comida para llevar al trabajo o dejar preparada a mis hijos.
La cubierta de calabacín de esta terrina, aparte de decorativa es nutritiva y sana. Las láminas de calabacín se escaldan en agua hirviendo y quedan duritas, pero con sus vitaminas intactas.
Podéis sustituir los ingredientes; cambiar la carne de pollo por la de ternera, la cebolla por puerro, las aceitunas negras por trufas... pero, eso sería otra receta, no?
Para 6 personas:
- 600 g de carne de pollo picada (yo pedí a mi pollero una pechuga entera y le pedí que me la picara)
- 1 huevo
- 1 cebolleta
- 2 calabacines medianos
- 100 g de aceitunas negras deshuesadas
- 1 pimiento rojo asado
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen
- 2 cucharadas de vino blanco
- 1 diente de ajo
- sal y pimienta
Se pone en un bol o ensaladera el diente de ajo picado, se agrega la carne de pollo, se salpimenta y se ponen las 2 cucharadas soperas de vino blanco. Se mezcla bien todo y se deja reposar en la nevera durante una horita.
Se pica la cebolleta y se sofríe en una sartén con las dos cucharadas de aceite. Se pican las aceitunas y el pimiento y se añaden, junto a la cebolla a la mezcla de carne. Se bate el huevo y se incorpora también, moviendo bien todo.
Se pone una pizca de aceite en el molde rectangular que vayamos a usar, se mueve un poco, para que vaya deslizándose por sus paredes y se vierte la preparación.
Se cuece, al baño María, en el horno a 170ºC, con calor arriba y abajo, durante 45 minutos.
Se lavan bien los calabacines, se despuntan y se cortan, con piel incluida, con un pelador o una mandolina. Las láminas se escaldan 1 minuto en agua hirviendo salada. Se pasan a un recipiente con agua fría para refrescarlas y detener la cocción.
Cuando la terrina se ha enfriado se cubre con las láminas de calabacín y se sirve. Se puede acompañar con una ensalada o con una salsa vinagreta y así se tiene un plato único completo.