El horror de Tamaulipas ha alcanzado niveles sólo vistos en crímenes de guerra, donde la vida tiene tanto peso como una bala de plomo y el respeto a los individuos no tiene valor alguno. El sacrificio sin causa de cerca de centenar y medio hijos, padres de familia y esposos en busca de mejores oportunidades de vida, viajante pobres y pacíficos, cuyo único error fue abordar un autobús que tuvo la mala fortuna de pasar por Tamaulipas y San Fernando: Estado y municipio fallidos en manos del crimen organizado.Los seres pensantes, incluso los más limitados y los no pensantes, se rigen por la ley de la causalidad. Causa y efecto; entonces la sociedad se pregunta: ¿Por qué un genocidio de tal naturaleza?, ¿cuáles son los motivos y causas para asesinar a viajantes indefenso?, ¿infundir terror, por el terror mismo?, ¿Qué motiva tanta crueldad?, ¿Qué clase de seres humanos ordenan y ejecutan actos de lesa humanidad? ¿Y las autoridades?, donde están las autoridades que tienen la obligación de salvaguardar el estado de derecho de la nación, la seguridad y la vida de los mexicanos que hacen o que piensan?Lo acontecido en Tamaulipas es un hecho criminal nunca visto en México, ni siquiera en tiempos de la revolución se tienen noticias de crímenes semejantes, posiblemente ni Pinochet enterró tantos ejecutados juntos. La historia de México, a partir de estos acontecimientos, tendrá un antes y un después; algo y mucho tiene que cambiar para que no se repita tan triste historia.Hace meses hubo en el mismo lugar 76 muertos, centroamericanos, desgraciadamente a ningún mexicano le dolieron y, se permitió que se repitiera la misma historia, pero ahora en carne propia.
El horror de Tamaulipas ha alcanzado niveles sólo vistos en crímenes de guerra, donde la vida tiene tanto peso como una bala de plomo y el respeto a los individuos no tiene valor alguno. El sacrificio sin causa de cerca de centenar y medio hijos, padres de familia y esposos en busca de mejores oportunidades de vida, viajante pobres y pacíficos, cuyo único error fue abordar un autobús que tuvo la mala fortuna de pasar por Tamaulipas y San Fernando: Estado y municipio fallidos en manos del crimen organizado.Los seres pensantes, incluso los más limitados y los no pensantes, se rigen por la ley de la causalidad. Causa y efecto; entonces la sociedad se pregunta: ¿Por qué un genocidio de tal naturaleza?, ¿cuáles son los motivos y causas para asesinar a viajantes indefenso?, ¿infundir terror, por el terror mismo?, ¿Qué motiva tanta crueldad?, ¿Qué clase de seres humanos ordenan y ejecutan actos de lesa humanidad? ¿Y las autoridades?, donde están las autoridades que tienen la obligación de salvaguardar el estado de derecho de la nación, la seguridad y la vida de los mexicanos que hacen o que piensan?Lo acontecido en Tamaulipas es un hecho criminal nunca visto en México, ni siquiera en tiempos de la revolución se tienen noticias de crímenes semejantes, posiblemente ni Pinochet enterró tantos ejecutados juntos. La historia de México, a partir de estos acontecimientos, tendrá un antes y un después; algo y mucho tiene que cambiar para que no se repita tan triste historia.Hace meses hubo en el mismo lugar 76 muertos, centroamericanos, desgraciadamente a ningún mexicano le dolieron y, se permitió que se repitiera la misma historia, pero ahora en carne propia.