Terrorismo del bueno

Publicado el 13 febrero 2011 por Reven

ETA. Batasuna es ETA. ETA es Batasuna. ETA es Batasuna. ETA, ETA, anoETA, ETA, TETA, porrETA, atlETA, ETa…. majareta! ¡Eso es, nos están volviendo majaras! ¡Ponedle un corcho ya a Mayor Oreja!

Eso es la conclusión de todo esto, estoy leyendo sobre ETA en vías de convertirme en un sin techo. ¿Qué es lo que pasa? No ocurre nada, no hay ningún hecho, pero los políticos hablan y tengo que comer con esto. Apago el telediario, me tranquilizo un momento. Cada vez que hablan la prensa lo convierten en evento. La prensa se debería callar y ponerse a investigar y no publicar cualquier mierda para rellenar. ¿Qué intentan ocultar con tanta morralla sin clasificar?

Excusas es lo que dan para no regresar a la normalidad. Batasuna se esfuerza por ser legal y solo la buscan marginar. Tiene sentido estar más o menos en contra de una formación política, pero no de su derecho a presentarse. Si se ajustan a la ley (tragando infinidad de sapos) y han condenado a ETA es el momento de dar un paso y hacer ver de verdad que hay voluntad de solucionar el conflicto vasco. La gente está harta de que nuestros derechos estén coartados, de mirar debajo del coche por si llevan una bomba lapa o si por hacer política van a venir a detenerte a tu casa con la lógica de que “todo es ETA” que tanto a criminalizado al entorno abertzale. Y vuelvo a repetirlo, pueden parecernos muchas cosas lo que haga el entorno Batasuna, pero aquí no deberíamos ser terroristas hasta que un juzgado (y no con una ley a medida) diga lo contrario. Presunción de inocencia que la llaman. No os preocupéis más, ETA está fatal, son los políticos los que aún se quieren aprovechar de su existencia.

Las viviendas ya no se sostienen con pilares maestros sino con dinero. Esto será lo que llaman arquitectura financiera.

¿Dónde está el terrorismo? El terrorismo está en tu casa. Mientras se hable de ETA la gente no se dará ni cuenta. El terror está en ese minúsculo plato de lentejas. Al menos estáis vivos, ningún terrorista ha matado a tus hijos. Aunque ya no puedas comer la misma comida, ni llevar la misma vida que antes era más o menos digna. Estás entre la espada y la pared, entre el banco y las empresas que te han amarrado a un trozo de cemento y que permiten que tu jefe te sangre sin descanso y no puedas hacer nada para evitarlo. El terror a ver como tus hijos se crían bajo un puente permite que todos los poderes te traten como a un penitente. Si te portas mal, hablas y te señalas lo mismo tu jefe prescinde de tus servicios, que en algunos casos es el mismo banquero, de manera indirecta, al que le apetece quedarse con tu casa después de que hayas pagado media letra. Cosas así estamos sufriendo en nuestros pueblos.

Trabajadores honrados, que han llevado una vida sacrificada son presos del terrorismo de los bancos y las grandes empresas. Gobiernos terroristas generan déficit de estado subvencionando bancos amigos y que luego te dicen que tienes que jubilarse más tarde para poder pagar dicha deuda. Bancos que piden impuestos revolucionarios (rescate) para estabilizar los mercados, que eran ellos mismos, que utilizarán para hacer su revolución: comprar todo lo que el gobierno tenga que privatizar gracias al dinero que ya no tiene por haber rescatado a estos mismos bancos. Conclusión: todo lo que poseía el estado, todo lo que poseíamos todos, se lo han dado a los bancos.

Este chantaje es el TERRORISMO: el miedo al despido, a la ejecución de tu hipoteca, a la bajada del rating de la deuda del estado, a ponerse enfermo y tener que pagar el médico. A que destruyan tu vida. Esto no puede acabar bien, no se puede pensar con miedo, ni se puede respirar si en la garganta tienes los huevos.

PS: Mucha gente vendrá a comentar y en su infinita sabiduría apostillará: “Que no hubiesen pedido una hipoteca, es que la gente es tonta, si no iban a poder pagarla para que hacen eso”. Da la casualidad de que ninguno de los que hacen este tipo de aseveraciones viven bajo un puente o entre cartones, aunque también puede que no tengan vida propia y vivan con sus padres con 45 años (véase: adquirir una vivienda “método herencia”). En su infinita sabiduría, repito.