Terrorismo y E.coli

Publicado el 06 junio 2011 por Cronicasbarbaras

Imaginemos que unos terroristas con conocimientos científicos cultivan bacterias letales para introducirlas en productos de gran consumo como parte de una conflagración bacteriológica.

Para esa guerra de ciencia-ficción, del futuro o del presente, es fácil crear una cadena letal, sin fin y piramidal, incluso a partir del agua potable.

No se trata de sostener aquí que la contaminación alimentaria de esta E.coli desconocida que ha matado ya a una veintena de personas, sobre todo en Alemania, proceda de una acción terrorista.

Se trata de que reflexionemos sobre la posibilidad de que cualquier organización puede iniciar una acción así, porque tiene especialistas en manipulaciones genéticas.

Un ingeniero sirio, y español por matrimonio, Mustafá Setmarian, posible autor de 18 asesinatos en el atentado el restaurante El Descanso de Madrid, en 1985, era “responsable de la yihad para la guerra química y bacteriológica”, según varios documentos estadounidenses y españoles.

Capturado en Pakistán, y sometido a interrogatoros por EE.UU, fue entregado después a Siria, donde desapareció. Estará vivo o muerto, pero su cargo existe y en él tendrá numerosos sustitutos.

En la contaminación iniciada en Hamburgo, las autoridades inculparon a sus primeros sospechosos, los pepinos españoles. Comprobado que son inocuos, ahora son dudosos todos los vegetales, aunque acaba de descubrirse que 17 afectados comieron en un mismo restaurante de Hamburgo.

Afinando más se deduce ahora que el origen está en unos cultivos de soja orgánica. Una paradoja para los vegetarianos. Aunque no tiene nada de extraño para los omnívoros: con raras excepciones, los que sólo comen vegetales parecen grisáceos y enfermizos.

Obviamente en Hamburgo no culparon ni a las hamburguesas ni a la carne de cerdo, una gran industria alemana. Pese a que el porcino tiene mala fama: bueno para los felices cristianos, le está prohibido a los judíos y a los musulmanes.

Esta sociedad supersticiosa, sin fronteras, y de libre circulación de bienes, es propicia para que las pestes modernas, de cualquier origen o intención, circulen por el mundo como los jinetes del Apocalipsis.

En algún momento se encontrarán antídotos, pero quedarán dudas sobre sucesos así. Desde la I Guerra Mundial hubo armas químicas y bacteriológicas, ahora prohibidas, ideales para uso terrorista.

Para tenerlas listas Al-Qaeda nombró a Setmarian. Y a sus sucesores.

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Seamos hoy un poco transgresores: SALAS explica por qué los alemanes no deberían haber acusado al vegetal español.

 

Retrato del Zapatero exhibicionista de sus logros políticos y sociales.  

El trabajo perenne de este artista admirable: seguramente esta viñeta de 2004 tenía otro objetivo, pero viene tan bien para el ahora mismo...