Ernesto Villegas
Sirvan estas líneas para rectificar la manera inapropiada como Ciudad CCS tituló ayer la noticia sobre la detención, en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, del ciudadano colombiano Joaquín Pérez Becerra. En la página 5 de la edición de ayer aparece la nota en cuestión bajo el título Capturan a terrorista solicitado por Interpol. No se colocó en el mismo titular el adjetivo “presunto”, que matiza en algún grado la acusación contra el detenido, ni se optó, como era lo ideal, por una fórmula que omitiera calificar de esa manera a quien, hasta la celebración de un juicio justo, le asiste el derecho a la presunción de inocencia. Según diversos informes, Joaquín Pérez Becerra sobrevivió a la matanza de dirigentes de la Unión Patriótica, de la cual fue concejal en Colombia. Obtuvo asilo político en Suecia, desde donde dirige la agencia de noticias Anncol, que suele emitir informaciones relativas a las FARC. ¿Convierte eso a Pérez Becerra en un “terrorista”? Independientemente de que cuestione formas de lucha adoptadas por ese grupo insurgente, me temo que no. Mañana o pasado esa misma etiqueta puede caer sobre cualquiera que, en cualquier parte del mundo, ejerza la comunicación desde una trinchera informativa que algún poder catalogue como “terrorista”. Ya se sabrá si las autoridades venezolanas deciden deportarlo o no, como pide Bogotá, y así lo informaremos. Sin etiquetas preestablecidas y mucho menos de esa factura. Nótese, por contraste, cómo las agencias internacionales de noticias y la prensa capitalista evaden mencionar como tal a un terrorista confeso, como es el cubano-venezolano Luis Posada Carriles, autor de la voladura de un avión con 63 pasajeros a bordo en 1976, hoy libre y campante en EEUU, y se limitan a presentarlo como “el anticastrista”. Esas no dan puntada sin dedal.