Tesoros del Antiguo Egipto, Parte V, Arthur E. P. B. Weigall

Por Jossorio
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LAS DESGRACIAS DE WENAMON.

En el tercer capítulo de este libro se ha demostrado que el arqueólogo está, en cierta medida, enamorado del pasado porque puede agregar a la reserva de cosas que puedan hacer cosquillas a la fantasía. Tan gracioso es un hombre, tan aficionado a las cosas buenas de la vida, tan conmovido por sus aventuras, tan conmovido por sus penas, que debe ir al pasado para reponer sus suministros, como otro podría ir a París o Timbuctoo.
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