Tesoros perdidos en paradero desconocido

Publicado el 30 marzo 2019 por Tdi @RLIBlog

En el mundo se ocultan muchos tesoros en paradero desconocido. Algunos son indistinguibles de las leyendas, mientras se tiene constancia que hay otros que realmente existieron. Los siguientes son tesoros que lanzarían a la aventura al historiador más intrépido, famoso y querido, Benjamin Franklin Gates (Nicolas Cage).

Arca de la alianza

Se trata del cofre de madera de acacia cubierto en oro que contendría, principalmente, las tablillas de piedra de los 10 mandamientos, aunque también se menciona el báculo de Aarón y un cuenco de maná. Habría sido elaborada por Bezaleel y Aholiab, o por el propio Moisés, siguiendo las instrucciones ofrecidas por Dios en el monte Sinaí. Habría sido transporada durante 40 años por el desierto y albergada en el Tabernáculo. Cuando Josué llegó con su gente al río Jordán, el arca habría encabezado la marcha.

El arca sería utilizada en algunas batallas, como al rodear la ciudad de Jericó diariamente durante una semana hasta que sus muros cayeron cuando siete sacerdotes tocaron sus cuernos de carnero. La volvieron a sacar durante la batalla contra los filisteos, pero perdieron la batalla y el arca, aunque se deshicieron de ella siete meses después. Aunque supuestamente estuvo en manos del rey David y Salomón, se le perdió la pista tras la conquista babilónica.

Se discute su existencia, pero eso no ha impedido especular con su localización. Desde que fue enterrada antes de la invasión babilónica en el monte Nebo a quienes afirman que está o fue llevada a Aksum (Etiopía), las montañas Dumghe (Sudáfrica), la catedral de Chartres (Francia), desde Rennes-le-Château (Francia) a los Estados Unidos, la Archibasílica de San Juan de Letrán (Roma), Warwickshire (Inglaterra),colina de Tara (Irlanda) o incluso en la tumba de Tutankhamón.

Menorá del segundo templo

El menorá se trata de un candelabro de oro puro con siete brazos. Al igual que el arca, Dios habría revelado a Moisés el diseño del menorá. La historia del menorá original es prácticamente la misma que la del arca, ya que se alojaba junto a este. El menorá del segundo templo habría sido llevado a Roma en el 70 d.C. tras la primera guerra judeo-romana, en el triunfo de Vespasiano y Tito. Desapareció tras el saqueo de Roma en el 455. Si fue fundido, despedazado, si fue llevado a Constantinopla pasando por Cartago, se hundió en el barco o se encuentra en el Vaticano o la Archibasílica de San Juan de Letrán, es pura especulación.

Sello reliquia del reino

El sello reliquia del reino (傳國璽) o sello imperial de China es un sello de jade tallado a partir del disco de jade de He (和氏璧). Fue creado por el emperador Qin Shi Huang en el 221 a.C. tras terminar con los Estados Combatientes, uniendo a China bajo la dinastía Qin. El primer ministro escribió las palabras "Habiendo recibido el mandato del cielo, que lleve una larga y próspera vida", que fueron inscritas por Sun Shou. El jade era muy apreciado en China por su valor simbólico que lo relacionaba con la belleza interna y la eternidad.

Con la muerte del segundo emperador de la dinastía Qin, Ziying, último gobernante de la dinastía, se lo ofreció al nuevo emperador de la dinastía Han. Al final de la dinastía Han en el 9 d.C., el gobernante Wang Mang obligó a la emperatriz Han viuda a entregar el sello, quien lo arrojó al suelo rompiéndole una esquina. Por ello, Wang Mang ordenó restaurar esa esquina con oro. El sello se conservó con el paso de las dinastías y se consideró un elemento legitimizador del gobierno, siendo codiciado en tiempos convulsos, como durante el periodo de los Tres Reinos.

Se desconoce que fue del sello durante el periodo de las Cinco Dinastías y Diez Reinos (907-960 d.C). Solo se tiene constancia que durante la dinastía Ming (1368-1644) ya desconocían su localización. Al igual que en todos estos casos, se barajan varias hipótesis. Pudo haberse perdido durante el suicidio del último emperador Tang tardío (937), cuando el emperador Taizong de Liao capturó al último emperador Jin tardío (946) o cuando llegó a las manos de los emperadores Yuan (1279-1368). Aunque han surgido artefactos reclamados como el sello perdido, ninguno es el real.

Ame no Murakumo no Tsurugi

La Ame no Murakumo no Tsurugi (天叢雲剣, "espada celestial de nubes reunidas"), más conocida como Kusanagi no Tsurugi (草薙の剣) o, simplemente, Kusanagi, es uno de los tesoros imperiales de Japón. Según el Kojiki, fue encontrada por el dios Susanoo en la cuarta cola de Yamata no Orochi y se la entregó a Amaterasu. Durante el reinado de Keikō, el duodécimo emperador, Yamatohime no mikoto, la dama del santuario de Ise, se la entregó a Yamato Takeru para proteger a sus sobrinos del peligro. El Nihonshoki, no compuesto totalmente de mitos, cuenta que fue retirada del palacio imperial en el 688 para llevarla al santuario de Atsuta porque hacía enfermar al emperador Tennō.

Desde entonces permanece allí, sin que nadie pueda verla. La última vez que se mostró fue durante el ascenso al trono del emperador Akihito junto al resto de tesoros imperiales, pero tampoco era visible.

Joyas de la corona de Inglaterra

En 1216, mientras viajaba de Spalding, Lincolnshire, a Bishop's Lynn (ahora King's Lynn), Norfolk, pero tuvo que volver cuando contrajo disentería. Viajando por la ruta más larga por el camino de Wisbech, envió su séquito con su equipaje por una calzada que cruzaba un vado sólamente transitable durante la marea baja. Los carros tirados por caballos fueron demasiado lentos y acabó subiendo la marea. De esta manera, sucumbieron en el estuario de Wash, entre Sutton Bridge y el río Nene.

Se cuenta que en este accidente el rey Juan I perdió las joyas de la corona, pero un relato, considerado apócrifo, dice que las dejó en Lynn como garantía para un préstamo y planeó su "pérdida". Una semana después, Juan I moriría en Newark-on-Trent.

Tesoro de Moctezuma

Una historia popular en México y el sur de los Estados Unidos es que en Casa Grande, Arizona, o las zonas cercanas en la mitad oeste de la frontera, se encuentra enterrado el tesoro de Moctezuma. Se supone que tras el encarcelamiento de Moctezuma en 1520, cuando los conquistadores pidieron una recompensa en forma de oro, se enviaron corredores para avisar a las tribus para que escondieran sus tesoros. Sin embargo, no hay testimonios de que los conquistadores españoles encerraran a Moctezuma a cambio de una recompensa o que hubiera corredores avisando para que ocultasen el oro. Aunque ha habido varios intentos para encontrarlo, todos han sido en vano.

Tesoro de Barbanegra

Edward Thatch, más conocido como Edward Teach o Barbanegra, es el pirata más famoso, por lo que se deduce que debió amasar una fortuna. Y, además, siendo pirata, debió enterrarlo en alguna parte. Sin embargo, no tenía sentido que enterrasen un botín, más cuando estos se repartían entre la tripulación, y la fugaz carrera de Barbanegra tampoco le proporcionó la mayor de las fortunas. El único pirata del que se tiene constancia que enterraba sus tesoros es William Kidd. Además, tanto Henry Avery como Bartholomew Roberts tenían fortunas varias veces mayores que Barbanegra. A pesar de esto, se han realizado varias búsquedas sin éxito. Lo que sí se encontro en 1996 fue el que parece ser su barco, la Venganza de la Reina Ana.

Cetro de Dagoberto I de Francia

La corona inglesa tampoco fue la única en perder sus joyas. El cetro de Dagoberto I fue forjado supuestamente por San Eligio para el rey Dagoberto I en el siglo VII. Fue usado en la liturgia sandionisiana Se albergaba en la basílica de Saint-Denis, donde las reinas celebraban su coronación y usaban el cetro. En 1795, durante la Revolución Francesa, desapareció.

El pozo del dinero de la isla del Roble

La isla del Roble es una isla en Nueva Escocia, Canadá. Es prácticamente el cajón de sastre de los tesoros perdidos. Se afirma que hay tesoros piratas de Kidd, manuscritos que indicaban que Francis Bacon era el autor de las obras de Shakespeare y líder de los Rosacrucianos, además del arca de la alianza con el santo grial que ocultaron los templarios porque les pillaba de camino. Los relatos se transmitieron con el boca a boca durante el siglo XVIII y se publicaron durante el XIX. Se cavaron múltiples pozos, pero solían acabar inundados y sin encontrar nada de interés. Aunque se intentó encontrar algo durante más de un siglo, la isla no ofreció más que fibras de coco, masilla, carbón vegetal, barro y un pico. Al final, el pozo del dinero fue más un despilfarro que una inversión.

Tesoro de Lima

Durante la guerra de independencia peruana, el tesoro amasado por la iglesia católica fue retirado en 1920 por Joaquín de la Pezuela y Sánchez, virrey de Perú, a México. El capitán terranovense William Thompson, comandante del Mary Dear, se encargó del transporte. Incapaces de resistir la tentación, degollaron a los guardias y sacerdotes y los arrojaron por la borda. Decidieron enterrar el tesoro en la isla del Coco, cerca de Costa Rica, hasta que la situación se calmase. Sin embargo, fueron capturados y juzgados por piratería. Todos, salvo el capitán y el primer oficial, fueron ahorcados. Acordaron llevarlos al tesoro, pero cuando llegaron a la isla del Coco, se escaparon y tanto ellos como el tesoro no fueron vistos de nuevo.

Oro confederado

Ante el avance de las tropas de la Unión, los Confederados retiraron millones de dólares en oro de Nueva Orleans a banco de William H. Young en Columbus, Georgia, el 11 de octubre de 1862. Cuando el general P. G. T. Beauregard fue ordenado a retirarlo, Young se negó, por lo que se le obligó por la fuerza. No se supo que fue del tesoro, pero George Trenholm, secretario del tesoro de los Estados Confederados, sería arrestado y acusado después de la guerra de ganar millones con los activos confederados. A pesar de esto, se especuló que había un gran tesoro oculto para financiar el resurgimiento del Sur.

Joyas de la corona irlandesa

Las joyas pertenecientes a la ilustrosa orden de San Patricio, joyas de la corona irlandesa para abreviar, eran una estrella y una medalla muy enjoyadas del Soberano y Gran Maestro de la Orden de San Patricio. En 1831, las originales fueron reemplazadas por Guillermo IV de Reino Unido por unas con 394 piedras preciosas de las joyas de la corona inglesa de Carlota de Mecklemburgo-Strelitz y la estrella de la honorabilísima Orden del Baño de su esposo Jorge III. Las joyas mostraban un shamrock (trébol de tres hojas) de esmeralda, la bandera de San Patricio de rubíes, esmalte de azul de San Patricio, el lema con diamantes rosas e inscrustaciones de diamantes brasileños de "primera agua". Cuando no se estaba usando o limpiando, estaba en custodia del rey de armas de Ulster en una bóveda bancaria.

En 1903, fue transferida a una caja fuerte para guardarlas en la cámara acorazada del palacio de Dublín. La caja fuerte era demasiado grande para la puerta de la cámara acorazada y Sir Arthur Vicars, rey de armas de Ulster, la guardó en su oficina. Vicars y su personal tenían siete llaves para los pestillos de su oficina. Vicars era conocido por emborracharse cuando trabajaba por la noche, apareciendo en una ocasión con las joyas en su cuello.


El último que las llevó fue John Hamilton-Gordon, marqués de Aberdeen y Temair el 15 de marzo de 1907 en una función para conmemorar el día de San Patricio. Fueron vistas por última vez el 11 de junio del mismo año, cuando Vicars se las enseñó a un visitante de su oficina. El 6 de julio, a cuatro días de la visita del rey Eduardo VII de Reino Unido y la reina Alejandra a la Exhibición Internacional Irlandesa, se descubrió que habían sido robadas. También robaron cinco collares de los caballeros miembros de la orden. A pesar de las investigaciones de la policía metropolitana de Dublín y John Kane, el inspector jefe de Scotland Yard, además de las numerosas acusaciones, no se encontraron ni las joyas, ni al ladrón.

Diamante florentino

El diamante florentino, también conocido como el toscano, el gran duque tuscano, el diamante austriaco o el diamante amarillo austriaco, es un diamante indio de 137,27 quilates de color amarillo claro con matices verdes. Como está documentada su historia a partir de Fernando II de Médici, se desconoce su origen exacto. Según una historia, fue tallado por Lodewyk van Bercken para Carlos I de Borgoña, quien lo habría llevado en la batalla de Morat en 1476. Un aldeano o soldado de infantería lo encontró y lo vendió por dos francos pensando que era cristal. Lo compró el bernés Bartholomew May, quien se lo vendió a un genovés que se lo vendió a su vez a Ludovico Sforza. Llegaría a los Médici por medios de la familia Fugger. Entre sus dueños, habría estado también el papa Julio II.

Otra versión dice que fue obtenido a finales del siglo XVI, en el sur de la India, por Ludovico Castro, gobernador portugués de Goa, del rey vijayanagara. Los jesuitas lo llevarían a Roma y Fernando de Médici consiguió comprarlo a la familia Castro-Noronha. Su hijo Cosme II de Médici convenció a su padre para que pagara a Pompeo Studentolli, un tallador veneciano que trabajaba en Florencia, entregándose la joya el 10 de octubre de 1615.

Después de los Médici pasó a Francisco I del Sacro Imperio Romano Germánico a través de su matrimonio con María Teresa I de Austria, colocándose en las joyas de la corona en el palacio imperial de Hofburg, Viena. Con el fin del imperio austriaco tras la Primera Guerra >Mundial, Carlos I de Austria se la llevó al exilio en Suiza. En 1918 las robó alguien cercano a la familia real y se las llevó a América del sur con otras joyas de la corona. Se rumoreó que se talló de nuevo en los Estados Unidos durante la década siguiente.

Huevos de Fabergé perdidos

Los huevos de Fabergé fueron huevos enjoyados creados bajo la supervisión de Peter Carl Fabergé. Se conoce el paradero de 57 de los 69 huevos, 50 de ellos, de los que se conservan 43, regalados a Alejandro III y Nicolás II de Rusia como regalos de Pascua para sus hijas y esposas. El primero entregado por Alejandro III a su esposa María Fiódorovna Románova en 1885 conmemorava el 20º aniversario de sus esponsales. Estos regalos continuaron anualmente hasta 1917 con la Revolución Rusa. En 1927, Joseph Stalin vendió muchos de los huevos. Entre 1930 y 1933, 14 huevos imperiales dejaron Rusia. Muchos los compró Armand Hammer, presidente de Occidental Petroleum, amigo de Lenin y cuyo padre fundó el Partido Comunista de los Estados Unidos.

Cofre Real de Polonia

El cofre real ( Szkatuła Królewska) de Polonia fue un cofre de madera creado en el 1800 por Izabela Czartoryska. Contenía 73 preciadas reliquias que pertenecieron a la monarquía polaca. Sobrevivió a los levantamientos populares polacos al llevarse a Cracovia. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, se ocultó junto con la colección del museo Czartoryski en un depósito en un cobertizo del palacio en Sieniawa, que fue tapiado. Sin embargo, el alemán dueño del molino que trabajaba para la familia Czartoryski desveló su localización a los soldados de la Wehrmacht, entrando en Sieniawa el 14 de septiembre de 1939, saqueando el palacio y repartiéndose el botín.

Hombre de Pekín

El hombre de Pekín es un Homo erectus descubierto entre 1923-1937 en las excavaciones de Zhoukoudian, cerca de Pekín. Se encontraron 15 cráneos parciales, 11 mandíbulas, dientes, otros huesos y herramientas. Los fósiles desaparecieron en 1941. Durante la ocupación japonesa, pero antes de las hostilidades japonesas con las fuerzas aliadas de la Segunda Guerra Mundial, se guardaron los fósiles en dos cajas y se llevaron en un vehículo de los Estados Unidos al puerto de Qinhuangdao, cerca de la base americana. Los fósiles se perdieron en la ruta hacia el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York. Las búsquedas de los fósiles han sido infructuosas. Se ha rumoreado que estaban a bordo del barco japonés Awa Maru o de un barco americano que fue hundido, que fue molido para usarse en la medicina tradicional china o incluso que nunca existieron.

Cámara de ámbar

La cámara de ámbar (Янтарная комната) era una cámara del palacio real de Berlín elaborada a principios del siglo XVIII. En 1716, Federico Guillermo I de Prusia se la entregó a Pedro I de Rusia, situándose en el palacio de Catalina en la Villa de los Zares, cerca de San Petersburgo. Allí fue expandida y contuvo 6 toneladas de ámbar. Fue saqueada por el Grupo de Ejércitos Norte de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial y llevada a Königsberg para su reconstrucción y exhibición. Probablemente fue destruida durante el bombardeo de Königsberg por la Real Fuerza Aérea británica. En el 2003, se reconstruyó la cámara de ámbar en el palacio de Catalina.

Tren del oro nazi

Según la leyenda, un tren dejaba la ciudad de Breslavia cargado con oro y otros tesoros bajo las montañas del Búho por medio de un sistema de túneles, ccerca de la ciudad polaca de Wałbrzych, ciudad alemana hasta 1945. Habría sido parte del Proyecto Riese y habría llevado 300 toneladas de oro, joyas, armas y obras maestras. A pesar de los años de búsqueda, como en otros casos, no ha habido resultado.

Honjō Masamune

Una de las mejores espadas creadas por el espadero Masamune, representaba el shogunato Tokugawa y era transferida de un shōgun a otro durante la mayor parte del periodo Edo. Shigenaga fue obligado a vender su espada a Toyotomi Hidetsugu, sobrino de Toyotomi Hideyoshi. Fue cambiando de dueños hasta llegar a Tokugawa Iemasa al final de la Segunda Guerra Mundial. Bajo la ocupación estadounidense, se prohibió la producción de todas las nihontō con filo excepto con permiso policial o gubernamental. Al parecer, Tokugawa Iemasa entregó a la estación policial de Mejiro a la Honjō Masamune junto con otras 14 espadas en diciembre de 1945. En enero de 1946, esta se las entregó al sargento Coldy Bilmore de la Comisión de Liquidaciones Extranjeras de la AFWESPAC. El nombre de Coldy Bilmore posiblemente sea una alteración fonética del nombre, ya que no hay registros de nadie llamado así que haya recibido esa espada.

Collar de Patiala

Un collar de la casa Cartier para el Bhupinder Singh de Patiala, maharajá del estado de Patiala. Tenía 2930 diamantes, incluido el diamante De Beers, el séptimo más grande de su época con 234,65 quilates tras ser tallado. El collar desapareció del Tesoro Real de Patiala en 1948. En 1982 apareció el diamante "De Beers" en una subasta de Sotheby en Ginebra. En 1998, se encontró parte del collar en una joyería de segunda mano en Londres. A pesar de ello, no se encontraron los rubíes birmanos ni los diamantes de 18 a 73 quilates incrustados en el colgante.

Cruz de Tucker

Se trata de una cruz de oro de 22 quilates tachonada en esmeraldas descubierta por el explorador marino bermudeño Teddy Tucker. Se cree que pertenece al galeón español San Pedro, que se hundió en 1594. Tucker se la vendió al gobierno bermudeño para que permaneciese en el país. La mantuvo él y su esposa en un museo, que vendió y fue posteriormente visitado por la reina Isabel II del Reino Unido, pero para entonces se descubrió que había sido sustituida por una réplica.

Búho dorado

El búho dorado es un tesoro localizado en algún lugar de Francia. Las pistas para encontrarlo las dejó Régis Hauser y Michel Becker en Sur la trace de la chouette d'or. Hay dos réplicas del búho, una de oro y plata con diamantes en la cabeza que guarda un protector legal y una copia de bronce oculta en algún lugar desconocido. El libro contiene varios acertijos, uno de ellos oculto, para encontrar el búho, pero nadie sabe aún dónde está. Aunque los demás libros de acertijos de Hauser han sido resueltos, este se resiste. Con su muerte, su abogado guarda la solución en un sobre, aún esperando a ser desvelada.

Tesoro de Fenn

De manera similar, Forrest Fenn ocultó un tesoro de más de un millón de dólares en las Montañas Rocosas. Aunque parece ser que se han resuelto lo que significan sus pistas, ninguno las ha interpretado en el orden correcto. A pesar de ello, hay buscadores que se han acercado incluso a 60 metros al tesoro. Aunque Fenn quería dar esperanza a la gente, 4 personas han perdido su vida en la búsqueda.

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Fuente: Imgur