No quiero darle importancia al asunto, llevo diciéndolo desde el viernes, pero cuando tienes el instinto maternal al nivel en el que lo tengo, pues estas cosas sí importan, de una manera u otra.
Hemos tenido un fin de semana muy acelerado y muy triste. No quiero hablar del asunto porque nos toca muy hundo, pero bueno.
La cosa es que los nervios me han jugado una faena y he tenido mi primera falta después de muchos años de no tener ninguna. Sin quitar los anticonceptivos de nuestra vida. Yo ya no sabía qué pensar. Entre el dolor de cabeza, náuseas y mareos que he tenido por un posible catarro, la falta de sangrado por el uso continuado del anillo vaginal y los nervios de presentaciones de familiares nuevos y distantes en circunstancias poco propicias para la alegría, yo no conseguía tranquilizarme ante la idea de estar embarazada.
Así que finalmente, dándole la importancia que tiene para mí, fui a la farmacia a comprar un predictor. Futuro Papá procuraba tranquilizarme y yo entiendo que es muy probable que si diera positivo, éste fuera falso. Pero yo necesitaba tener una ligera idea de cuáles podrían ser las circunstancias más probables. Así que con Futuro Papá a mi lado, esperamos los 5 minutos de rigor que requiere el susodicho test.