Los ochenta son los años dorados para muchos cinéfilos, ya que la autenticidad y la originalidad eran sus señas de identidad. Apelando a este espíritu surge este modesto largometraje, que con la excusa de homenajear, coge ideas de algunas cintas, VHS en este caso, de esa época, y las lleva lo más lejos que su limitado presupuesto permite. Tirando más de suspense e intriga que de terror, que lo hay todo sea dicho, y mostrando lo justo y necesario, descubrimos paulatinamente las impactantes consecuencias de una misteriosa proyección a través de los ojos y las inquietudes vitales de unos adolescentes, todo narrado con un mínimo de coherencia, un apreciable trabajo de maquillaje y con mucho cariño a unos tiempos que muchos añoramos, siempre que nuestra vida no corra peligro.
Mi puntuación: 6/10