Érase la noche llena de ruido, érase la Lima estresante, érase el caos de cada día, érase el agobio del instante…y ¡de repente! flotando en esta nebulosa de fealdad cosmopolita, divisé la luz de una cúpula celestial, los brazos abiertos de María, el Corazón Inmaculado, la paz. Y comenzaron las notas del órgano, ¡magníficat! El Señor hizo en mí maravillas… Y poco a poco, el inmenso templo, se va llenando, despierta cantando a la Madre, a la Inmaculada. ¡Qué recios y bellos testimonios los de sus militantes, ayer chiquillos hoy profesionales, deseos de llevar el Evangelio a la vida, al campo donde el Señor les ha plantado! Algunos cargados de hijos, hasta de pocos días de recién nacidos pero ya alabando a María, la llena de gracia, la fuente del amor y de la vida, la sierva de Dios, su reina.
¡Qué fuerza en el testimonio central, de Éder, llevando del Perú a España y trayendo de España al Perú, el estilo vital surgido al calor de estas vigilias, tras las huellas del venerable Padre Tomás Morales, fruto del amor misericordioso de Jesús, como Abelardo, cofundador de los militantes de Santa María, como Manolo y Vicente, cruzados misioneros que del Perú se fueron al cielo!
¡Qué reconfortante es ver acercarse al confesionario, reconciliarse, llenarse de la paz y del amor, y a continuación participar en la comunión!
¡Cuánta esperanza ver a Monseñor José Ignacio Alemany, un joven de más de 80 años, confesando, celebrando, predicándonos la belleza de la sin pecado, de la Inmaculada, de la llena de gracia, y su interpelación para que vivamos la belleza de la santidad, en el día a día, en el apostolado del alma a alma, como discípulos-misioneros, como nos dijo glosando el mensaje papal a la vigilia!
Ánimo, militantes, ánimo familias, en medio de la noche, son luces de verdad, son la ilusión en el desánimo, son la paz en el caos, son comunión y esperanza, son gozo y alegría, como nos recordó nuestro Papa Francisco en esta tierra bendita y ensantada del Perú. Sed custodios en Vigilia, con María, la Inmaculada, y entonces –tras este afanoso Adviento- llegará radiante, feliz, la Navidad, no de un día, sino la de todos los días. ¡Que así sea!
JAB
TESTIMONIO AGRADECIDO EN LA Vigilia de la Inmaculada A LA LUZ DEL PAPA FRANCISCO Y EL Ven. PADRE TOMÁS MORALES[1]
Queridos amigos, es un privilegio enorme poder compartir esta noche con ustedes un pequeño y sencillo testimonio de cómo la Virgen me ha ido conduciendo por un camino insospechado y, a veces, confuso para mí, pero que ha sido sin duda el que más me ha acercado a Dios. Y me van a permitir hacerlo intercalándolo con algunos pasajes de la Exhortación Apostólica "Alégrense y regocíjense" [2]de nuestro querido Papa Francisco, donde nos habla de la santidad en el mundo actual, una santidad entendida y proclamada también por el venerable P. Tomas Morales, cuyo Año Jubilar declarado por Roma, termina mañana con la Fiesta de la Inmaculada.
1. Mi nombre es Eder Falcón, nací en Lima y soy ingeniero agrícola de profesión. Vamos a ir directo al grano… Yo conocí a la Virgen al conocer a los Cruzados de Santa María. Y ¿cómo fue esto? Recién salido de la universidad, pretendía terminar mi tesis de pre-grado, pero aún no estaba preparado. Frustrado en este intento quedé desencantado de la vida y de las personas. Fue en ese preciso momento en el que mi hermana (a sugerencia de la Virgen sin duda) me invitó a un encuentro de oración que organizaba la pastoral de su universidad. Decidí ir. Será el primer paso de un proceso que cambiaría toda mi vida.
Dejémonos estimular por los signos de santidad que el Señor nos presenta a través de los más humildes miembros de ese pueblo que «participa también de la función profética de Cristo, difundiendo su testimonio vivo sobre todo con la vida de fe y caridad». Pensemos, como nos sugiere santa Teresa Benedicta de la Cruz, que a través de muchos de ellos se construye la verdadera historia: «…Seguramente, los acontecimientos decisivos de la historia del mundo fueron esencialmente influenciados por almas sobre las cuales nada dicen los libros de historia. Y cuáles sean las almas a las que hemos de agradecer los acontecimientos decisivos de nuestra vida personal, es algo que solo sabremos el día en que todo lo oculto será revelado (n.8).
2. La pastoral de la universidad donde estudiaba mi hermana estaba a cargo de algunas cruzadas y cruzados de Santa María, y, por lo tanto, muy impregnada de la espiritualidad del P. Tomas Morales. El día del encuentro de oración, después de muchos años, me acercaba seriamente al sacramento de la reconciliación. El Señor es paciente, pero, sobre todo, misericordioso. Fue una confesión decisiva, que marcaría mi trayectoria futura. Aquel sacerdote sería, no mucho tiempo después, mi director espiritual.
En la Iglesia, santa y compuesta de pecadores, encontrarás todo lo que necesitas para crecer hacia la santidad. El Señor la ha llenado de dones con la Palabra, los sacramentos, los santuarios, la vida de las comunidades, el testimonio de sus santos, y una múltiple belleza que procede del amor del Señor, «como novia que se adorna con sus joyas» (Is 61,10) (n.15).
No tarde en participar de manera activa en las actividades de la pastoral universitaria, éramos muchos los jóvenes involucrados. Pude experimentar el ser parte de una iglesia viva, activa, creativa, con rostro juvenil y con el deseo de exigir y ser exigida. Una de las actividades más atractivas, pero a la vez más exigentes, eran las misiones universitarias. Y para allá me fui. En esas misiones pude comprobar aquel pasaje bíblico que dice: "Hay más alegría en dar que en recibir". Esto es muy significativo, y quisiera ahora dirigirme principalmente a los jóvenes que se encuentran en este templo, querido joven, si quieres ser verdaderamente feliz, has de salir de ti mismo, has de empezar a darte a los demás, has de perder para ganar, tienes que subir bajando… es la mejor inversión de tu vida. Lo pudieron comprobar aquellos 30 jóvenes universitarios, viviendo en un asilo en Manchay, en condiciones muy austeras, levantándose muy temprano todos los días y saliendo a la calle para visitar a la gente, casa por casa. Porque como dice la Madre Santa Teresa de Calcuta "cuanto menos se tiene, más se puede dar".
No es sano amar el silencio y rehuir el encuentro con el otro, desear el descanso y rechazar la actividad, buscar la oración y menospreciar el servicio. Todo puede ser aceptado e integrado como parte de la propia existencia en este mundo, y se incorpora en el camino de santificación. Somos llamados a vivir la contemplación también en medio de la acción, y nos santificamos en el ejercicio responsable y generoso de la propia misión (n.26).
3. Al poco tiempo conocí personalmente a los cruzados de Santa María y me quedé encantado por el testimonio de alegría, entrega y disponibilidad que recibí. Era la sutil presencia de la Virgen, que ya se empezaba a vislumbrar para mí en torno a su Cruzada-Milicia. Empecé a formar parte de la Milicia de Santa María. Ejercicios espirituales, caminatas, campamentos, retiros mensuales, campañas… parecía duro ser militante, pero todo se suavizaba con la presencia maternal de María.
Una de las actividades que más aportó a mi formación como laico militante, fueron los campamentos. Profesionalmente, ya había terminado la universidad y había retomado la tesis. Sin lugar a duda, puedo afirmar que sin la formación en valores humanos recibida en la Milicia no hubiera podido culminar con éxito mi tesis de fin de carrera. En ese sentido, la pedagogía del venerable padre Tomas, desarrolla un trabajo intenso en la base de la persona, en sus cimientos, concretado en la capacidad de vivir los valores humanos, muy echados en falta en nuestra sociedad actual.
No se puede esperar, para vivir el Evangelio, que todo a nuestro alrededor sea favorable, porque muchas veces las ambiciones del poder y los intereses mundanos juegan en contra nuestra. San Juan Pablo II decía que «está alienada una sociedad que, en sus formas de organización social, de producción y consumo, hace más difícil la realización de esta donación [de sí] y la formación de esa solidaridad interhumana». En una sociedad así, alienada, atrapada en una trama política, mediática, económica, cultural e incluso religiosa que impide un auténtico desarrollo humano y social, se vuelve difícil vivir las bienaventuranzas, llegando incluso a ser algo mal visto, sospechado, ridiculizado (n.91).
4. Al cabo de unos meses tuve que salir de Lima por trabajo. Era mi primera incursión en el mundo laboral, una oportunidad para empezar a ejercer mi profesión. Ica, el lugar de mi destino, parecía no estar muy lejos de casa, pero la ausencia de la familia, la lejanía del grupo, se hicieron al principio muy acusadas, sin embargo, una vez más el Señor, por medio de la Virgen, me ayudó a sobrellevar la situación y convertir esa dificultad en una oportunidad para dar testimonio de laico en medio del mundo. El ambiente laboral era muchas veces hostil, por conversaciones obscenas, comportamientos ajenos a la moral y una visión distorsionada de la mujer que la reducía a un mero objeto. Ahí, precisamente en ese ambiente, había que dar testimonio de lo eterno, y hacer conocer a la Virgen, signo de pureza, valor diametralmente opuesto a lo que se vivía en ese ambiente. Está claro que si no hubiera conocido antes a la Cruzada-Milicia me habría perdido. Empecé a ser yo mismo, a manifestar abiertamente mis convicciones y a vivir en consecuencia. Una dificultad: No tenía grupo en Ica, Una solución: me busqué uno. Así ingresé a apoyar en el programa de confirmación de la parroquia cercana a la habitación que había alquilado. Hice grandes amigos, todos ellos comprometidos con la formación de los jóvenes. Consecuencia: por la misericordia de Dios, varios compañeros de trabajo fueron de Ejercicios Espirituales.
Me gusta ver la santidad en el pueblo de Dios paciente: a los padres que crían con tanto amor a sus hijos, en esos hombres y mujeres que trabajan para llevar el pan a su casa, en los enfermos, en las religiosas ancianas que siguen sonriendo. En esta constancia para seguir adelante día a día, veo la santidad de la Iglesia militante. Esa es muchas veces la santidad «de la puerta de al lado», de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios, o, para usar otra expresión, «la clase media de la santidad» (n.7).
5. A los pocos años salí del país por estudios. Después de varios años de dejarlos, no fue fácil retomarlos, por lo que significó un esfuerzo adicional, sumado esto a la competitividad de los compañeros de clase y a la exigencia propia de la universidad. Nuevamente destaco el papel de la formación recibida en la Milicia de Santa María como base fundamental para desarrollar lo que ahora solemos llamar "resiliencia", que le sonará a más de uno. Pero no todo fueron dificultades. En España, lugar donde retomé mis estudios, tuve la oportunidad de entrar en contacto directo con la obra del P. Tomas Morales: lugares, personas, familias y diversas realidades que habían nacido al calor de su espiritualidad. Este tipo de experiencias permiten descubrir los detalles y la ternura de Dios en nuestra vida. A veces cuesta mucho rasgar las apariencias de personas, situaciones y cosas para descubrir en ellas a un Dios providente y amoroso. Sin duda, si estás muy cerca de la Virgen, Ella te lo hace descubrir.
Recuerdo de manera especial una situación muy complicada por la ausencia de recursos económicos durante mi estancia en Madrid, había pasado casi un año y me había quedado sin dinero. La solución era obtener un trabajo o alguna beca. Era el año 2013 y en España estaban en el momento más crítico de la crisis económica. Ni los mismos jóvenes españoles que salían de las universidades conseguían empleo, menos posibilidades podrían tener los que veníamos de fuera. Un cruzado, que en ese momento era mi guía espiritual, me dijo: "Dejémoslo en manos de la Virgen". Y así lo hicimos. A los pocos días, pude comprobar una vez más eso que tanto le gustaba decir al padre Morales: "La Inmaculada nunca falla". Mi tutor de la universidad había logrado una entrevista con la Fundación de una empresa. Al día siguiente de la entrevista me llamaron para empezar a trabajar. A fecha de hoy sigo estando con ellos.
Quiero que María corone estas reflexiones, porque ella vivió como nadie las bienaventuranzas de Jesús. Ella es la que se estremecía de gozo en la presencia de Dios, la que conservaba todo en su corazón y se dejó atravesar por la espada. Es la santa entre los santos, la más bendita, la que nos enseña el camino de la santidad y nos acompaña. Ella no acepta que nos quedemos caídos y a veces nos lleva en sus brazos sin juzgarnos. Conversar con ella nos consuela, nos libera y nos santifica…(n.176).
6. Ya de regreso en Perú, estuve cerca de 2 años hasta que la providencia divina dispuso que regresase a España en el 2015 para culminar la última etapa de mis estudios… para eso y para alguna otra cosa más. Precisamente ese año en la Iglesia se produciría un hecho histórico, el Papa Francisco había anunciado un Año Jubilar, el Año Jubilar de la Misericordia. Fue como un llamado a plantearse realmente… ¿Tanto me ama Dios siendo yo tan miserable? ¿Será posible que Dios llame a alguien como yo para una entrega total y exclusiva? Y ese mismo año, el 8 de diciembre, se abrieron para mí las puertas de la Misericordia.
"Te amo tal cual eres"… son las palabras que me dirigió Dios de manera personal y que dirige a todo aquel que se le acerca. En el Año Jubilar de la Misericordia contemplamos lo esencial de Dios, lo medular del mensaje evangélico… Dios no se cansa de perdonar, es más, se siente realizado al hacerlo… nos busca para regalarnos su Misericordia y abrió sus entrañas para dárnosla. Muchas veces pecamos de baja autoestima, la Misericordia de Dios es el mejor antídoto…y si, efectivamente, a ti también te llama Dios, sin duda, a consagrarte a Él para toda la vida.
La misericordia tiene dos aspectos: es dar, ayudar, servir a los otros, y también perdonar, comprender. Mateo lo resume en una regla de oro: «Todo lo que queráis que haga la gente con vosotros, hacedlo vosotros con ella»…. Dar y perdonar es intentar reproducir en nuestras vidas un pequeño reflejo de la perfección de Dios, que da y perdona sobreabundantemente. Por tal razón, en el evangelio de Lucas ya no escuchamos el «sed perfectos» (Mt 5,48) sino «sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso…(n.80)»
7. "Soy un milagro de la Virgen". Por todo esto que voy contando, mirando lo que fui y lo que soy, puedo decir sin lugar a equivocarme, que soy un milagro de la Virgen, ha sido Ella quien me ha conducido y me sigue conduciendo hacia su Hijo.
Llegados a este punto, traigo a mi memoria las figuras de nuestros queridos Manolo y Vicente, verdaderos ejemplos de dejarse hacer en manos de la Virgen, y que ya gozan de la presencia de Dios en el cielo. Sus vidas nos inspiran a seguir sus huellas y aumenta en nosotros ese ardor por una entrega a Dios en lo oculto, en la sencillez de la vida ordinaria, en lo que ellos fueron maestros aventajados.
Para ir terminado quisiera destacar algo que quizá haya pasado desapercibido por muchos. Y es que todos, absolutamente todos los que hemos venido esta noche, hemos respondido, consciente o inconscientemente, al llamamiento de la Inmaculada. Ella nos ha convocado y no lo ha hecho sin motivo. Que sepamos descubrir en nuestra vida ordinaria los diversos llamados que Ella nos hace para ser santos en el mundo de hoy.
Ojalá puedas reconocer cuál es esa palabra, ese mensaje de Jesús que Dios quiere decir al mundo con tu vida. Déjate transformar, déjate renovar por el Espíritu, para que eso sea posible, y así tu preciosa misión no se malogrará. El Señor la cumplirá también en medio de tus errores y malos momentos, con tal que no abandones el camino del amor y estés siempre abierto a su acción sobrenatural que purifica e ilumina (n.24).
8. Todos llamados a la santidad. Precisamente esta es la idea que nos sugiere el Papa Francisco en el saludo que nos hace a todos los que hoy participamos en la Vigilia de la Inmaculada, aquí en Perú y en diversas partes del mundo. El Papa nos dice en este saludo que "la relación con María Inmaculada, nos enseña el camino de la santidad y que la actuación exterior sólo es eficaz si rezuma interioridad" y nos "exhorta a un decidido empeño por responder a la llamada a la santidad, pues solo los santos son los verdaderos misioneros que transmiten, con su vida, la belleza y atracción de Jesucristo. Y termina diciendo que "nos anima a buscar "alma a alma" con olvido de sí mismos, para contagiar la alegría del Evangelio en los corazones".
No quisiera terminar sin decir que quien mejor ha encarnado y encarna lo que nos pide el Papa es Abelardo de Armas, un hombre consagrado a la formación de los jóvenes y gran impulsor de estas Vigilias en España, que, a pesar de estar postrado en una cama, sin valerse ya por sí mismo en nada, sigue siendo signo de esperanza y de misericordia para muchos. A él le dedico mis últimas palabras. Gracias.
[1] Éder Falcón Roque. Alocución en la Vigilia de la Inmaculada, 7 diciembre 2018, templo santuario del Corazón Inmaculado de María, Magdalena del Mar, Lima
[2]Gaudete et exultate http://w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20180319_gaudete-et-exsultate.html