Un extraño hombre conocido como “el fetichista del metal” (Shinya Tsukamoto), que tiene la insana costumbre de incrustarse objetos metálicos en su cuerpo, es atropellado por un automóvil a toda velocidad. A partir de ese momento, el conductor de dicho automóvil (Tomorowo Taguchi), empezará a sufrir extraños cambios en su cuerpo, el cual pronto se verá invadido por una serie de singulares protuberancias metálicas.
Si ya la premisa es bastante extraña, el desarrollo de la historia lo es aún más. Tsukamoto salta de un lugar a otro de manera frenética, sin detenerse en ningún momento para explicarle lo que está sucediendo al espectador. Luego de descubrir un pedazo de metal en su rostro, el protagonista será atacado por una mujer que experimenta una mutación en su brazo cuyo origen es desconocido (aunque todo parece indicar que "el fetichista del metal” se ha albergado en su cuerpo como un organismo parásito). Tras este pesadillezco episodio, la tasa de mutación del personaje interpretado por Taguchi comienza a aumentar de manera dramática, al mismo tiempo que este experimenta una serie de episodios de alto contenido sexual con su novia (Kei Fujiwara). Ya en lo que se podría denominar como el tercer acto del relato, un irreconocible protagonista se ve enfrentado en una batalla sin cuartel con "el fetichista del metal”, cerrando con esto una historia completamente delirante, que no desea otra cosa más que reflejar la dependencia casi “castradora” del hombre con un entorno cada vez más tecnificado.
Al igual que David Cronenberg en alguno de sus films, Tsukamoto señala al sexo como el catalizador del deterioro o las mutaciones que sufre el cuerpo de su protagonista. Si bien durante gran parte de la cinta vemos que es la mujer quien “provoca” que se aceleren los cambios en el cuerpo del protagonista, será "el fetichista del metal” quien provoque la mutación más importante en el cuerpo del personaje interpretado por Tomorowo, otorgándole un cierto tono homosexual al relato. Recién cuando estos dos hombres se han convertido en uno, fusionando por completo la carne con el metal, logran vislumbrar su verdadero objetivo; destruir un mundo que a sus ojos es completamente decadente. Más allá de los aspectos argumentales, “Tetsuo” se destaca por su impactante estilo visual, el cual amenaza con jugar con la mente del espectador. Según el mismo Tsukamoto, el film está rodado en blanco y negro para resaltar el metal que cubre el cuerpo del protagonista. Debido a que se trata de una producción de bajísimo presupuesto, el director tuvo que suplir la falta de recursos reciclando viejos televisores, de los cuales extrajo ciertos componentes electrónicos los que finalmente adaptaba al cuerpo de los actores mediante una pasta de arcilla.
“Tetsuo” es un film que presenta influencias tanto del cine del ya mencionado Cronenberg, como también del trabajo de directores como Sogo Ishii y David Lynch, entre otros. A ratos la historia puede ser un poco difícil de comprender, pero mediante un par de flashbacks el espectador logra entender de mejor manera que es lo que está sucediendo. Y es que más allá de la historia, lo realmente importante de esta cinta es su impresionante aspecto visual y el mensaje que subyace bajo este. Casi exenta de diálogo y con una buena cantidad de escenas eróticas y gore, “Tetsuo” se presenta como una verdadera experiencia cinematográfica que difícilmente podrá dejar indiferente al espectador. Lo increíble es que a más de veinte años de su estreno, la cinta sigue impactando y mostrándose como un producto sumamente original. Aunque obviamente es difícil recomendar esta película a todo tipo de público, de todas formas los invito a descubrir una obra que juega con los sentidos del espectador, al mismo tiempo que lo lleva a participar en una retorcida realidad cyberpunk.
por Fantomas.