Texto 67: Jean Renoir y la verdad y la vida en las películas

Publicado el 03 febrero 2013 por Loquecoppolaquiera @coppolablogcine
Yo querría rodar esta película y la televisión me aporta algo apreciable en el sentido de televisión directa. Evidentemente, no será una emisión en directo, puesto que estará preparada sobre filme, pero me gustaría rodarla como si fuese una emisión en directo. Me gustaría filmar sólo una vez y que los actores se imaginen que cada vez que se les filma el público registra directamente sus diálogos y sus gestos. Los actores, como los técnicos, sabrán que sólo se rueda una vez y que, salga bien o mal, no volveremos a empezar. Además, sólo podemos rodar una vez para no despertar la atención de los transeúntes, que deben seguir siendo transeúntes. Se trata de rodar episodios de esta película en calles en las que la gente no sepa que se está filmando. Por esto, si tengo que volver a rodar, ya no vale.   
Jean Renoir
Este texto es un extracto de las palabras recogidas por André Bazin, Jean Herman y Charle Choublier para la edición nº 442 de la revista France-observateur publicada el 23 de octubre de 1.958. De la lectura del texto subyace la aspiración de Jean Renoir de filmar la verdad, o por lo menos la aspiración de que lo que se filme se parezca lo más posible a esa vida cotidiana en la que nos desenvolvemos cada día. Los noticieros de las cadenas de televisión ruedan sobre el directo: localizan el lugar donde se da una noticia, llevan las cámaras, llevan los reporteros y sobre la marcha retransmiten. Lo que vemos luego mientras comemos con nuestras familias es el mundo real tal cual es. Una película es todo lo contrario. Una película tiene sus encuadres premeditados, sus localizaciones minuciosamente elegidas, sus decorados repletos de objetos que guardan una relación simbólica con la trama, sus actores obsesionados con la credibilidad, el maquillaje, la peluquería, el vestuario...; una película conlleva todo esto. Pero aún así todo este alarde de control sobre el lenguaje cinematográfico nunca podrá igualar en credibilidad a ese sólo minuto en el que se cuenta una noticia cualquiera en cualquiera de nuestros telediarios. Lo curioso de todo es que la retransmisión de las noticias se forjan desde el azar más imprevisto e improvisado, y que, el que rueda no tiene especiales conocimientos técnicos en dirección de cine. Tan solo sabe que tiene que contar algo, que no puede repetir las escenas 30 veces, y que tiene que encuadrar lo interesante Pero más paradójico resulta la obsesión de buena parte de los más reconocidos cineastas, se empeñen en filmar escenas con chispazos de vida recurriendo a los modos del control absoluto sobre el más mínimo detalle. Sobretodo cuando la vida cotidiana es lo contrario al control absoluto del detalle. Pues nada en el mundo se da ni con el orden, ni con la organización que se muestra en las películas.
ANTONIO MARTÍN DE LAS MULAS