Texto 73: François Truffaut contra Jean Luc Godard

Publicado el 16 febrero 2013 por Loquecoppolaquiera @coppolablogcine
Usted cita a Godard pero el ejemplo está mal elegido porque él pertenece justamente al grupo de los envidiosos compulsivos. Cuando Rivette obtuvo el mayor adelanto de distribución jamás concedido, 200 millones de francos para cuatro películas, Godard se desencadenó en Pariscope: «El placer de Rivette es el mismo que el de Verneuil pero no es el mío. Rivette ya no tiene nada de humano». Después le tocó a Rohmer cuando todo el mundo admiraba La Marquise d'O. Cuando Resnais ganó seis o siete Césares por Providence, entonces Jean-Luc estuvo a punto de cogerse una hepatitis: «Resnais no ha hecho ninguna buena película después de Hiroshirna. En cuanto a mí, las declaraciones de odio de Godard son incontables, se podría creer que ha perdido el sueño por mi culpa. Siempre me ha parecido que los celos profesionales no se pueden justificar a menos que lleguen hasta el asesinato ¿Alguien tiene el descaro de ejercer la misma profesión que tú? Entonces hay que matarle o arreglárselas para vivir con él. Godard conoce muy bien los adolescentes de Valery Larbaud que se ejercitan en repetir a menudo la palabra prune para mejorar la forma de sus labios y estoy seguro de que su rostro llega a ser muy desagradable, deformado por un rictus, cuando dice: «¿Truffaut? No ha hecho jamás una buena película». El héroe de la película de Buñuel, El, decía, con más sinceridad: «La felicidad de los demás me revuelve el estómago». 
François Truffaut
Encuentro esta perlita en una entrevista realizada a François Truffaut. Habla sobre Godard y habla mal, lo tacha de envidioso compulsivo, lo vilipendia y le atribuye otras lindezas. Pero a mi humilde juicio no se trata tanto de la envidia compulsiva de Jean Luc Godard y del resto de la pandilla como de la hipersensibilidad irascible de François Truffaut. El tono que se revela en este texto no es un tono sereno, ecuánime o condescendiente. Truffaut habla desde unas entrañas volcánicas, se retuerce de rabia y escupe sapos y culebras cuando le mentan al santo de El desprecio. No descarto que haya algo de envidia en la actitud de Godard pero en definitiva estamos hablando de una panda de críticos de cine que escribían habitualmente en la revista Les cahiers du cinema, editada por Eric Rohmer, fundada por André Bazin y colaborada por eminentes plumas como Jacques Rivette, Claude Chabrol, Jean Luc Godard, François Truffaut, entre otros. El mismo François Truffaut por ejemplo destacó por poner a caer de un burro a gran parte de las estrellas cinematográficas del cine francés. Naturalmente una cosa es criticar el cine de los demás y otra muy distinta sentir la sal quemando en las propias heridas. No creo que Godard conformase ningún complot universal contra el resto de los cineastas del momento. Un crítico de cine no puede de dejar de ser crítico de cine de la noche a la mañana. La profesión doma el carácter y lo impresiona para todas las cosas.
ANTONIO MARTÍN DE LAS MULAS