Revista Cine

Texto 86: Darren Aronofsky y la técnica de la cámara en mano.

Publicado el 09 marzo 2013 por Loquecoppolaquiera @coppolablogcine
Me apasionaba rodar un thriller psicológico con cámara en mano sobre todo porque no podía recordar que se hubiera hecho anteriormente. En algunos thrillers hay unas pocas secuencias donde el punto de vista del malo se refleja a través de la cámara en mano, pero hacerlo así en su totalidad, dándole un estilo documental, es algo totalmente original. También pensé que rodar el universo del ballet con cámara en mano ayudaría a penetrar en él, al igual que habíamos hecho con el ring en el caso de El Luchador. La cámara baila y gira con los bailarines. Capta la energía, el sudor, el sufrimiento y el arte de la danza en primer plano. 
Darren Aronofsky
Este texto de Aranofsky refleja hasta que punto la técnica formal que un director utiliza para rodar un filme incide directamente en la sustancia misma del relato. Desde que en 1.964 Marshall McLuhan enarbolara su famosa sentencia: "el medio es el mensaje" con la publicación de Understanding media, comprendemos mejor la íntima relación que existe entre los fondos y las formas, los qués y los cómos, lo que se dice y el cómo se dice. Darren Aranofsky podría rodar el mismo relato con otras perspectivas, incluso haciendo gala de un uso generalizado del travelling, o del sistema clásico de alternación de planos, pero en tal caso, la película no sería la misma. Como tampoco es lo mismo un texto interpretado por tal o cual actor; o una canción cantada por tal o cual cantante. Tratándose del mismo texto o de la misma canción, un actor determinado consigue emocionarnos y un cantante sensible nos lleva al borde las lágrimas. Uno de los objetivos más trabajosos de todo director de cine consiste en reproducir, con el mayor verismo, el mundo real. Cuánto mayor sea la fidelidad de una escena con ese momento de la vida de un hombre, tanto mayores serán los índices del sentimiento de identificación de los espectadores. La cinematografía tiene algo de espejo, y en el fondo no quiere otra cosa que no sea revivir nuestras vidas. Por eso la emoción más humana depende directamente de la veracidad de los actores, de un guión sugestivo y,  de una puesta en escena no menos atrayente.  El uso de la técnica de la cámara en mano es un medio eficaz con el que Darren Aranofsky logra tocar la realidad del personaje. Una realidad que aunque no es cotidiana, es alegórica y pasa por el cielo de la ironía con su escuadrón de bombarderos. Capta la energía, el sudor, el sufrimiento, la respiración interior del universo humano. Algo muy sutil pero arrollador y presente. 
ANTONIO MARTÍN DE LAS MULAS

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