Plant your own garden and decorate your own soul, instead of waiting for someone to bring you flowers. Veronica A. Shoffstall, “After a While,” 1971
A pesar de que la situación de la mujer en nuestra sociedad, más moderna y abierta, ha mejorado substancialmente en los últimos tiempos, cosas como que sea fuerte e independiente en la vida, siguen viéndose con cierto recelo.
Estar sola, parece casi un estigma hoy en día.Una mujer que decida no tener pareja, que no la tenga ni la busque con desesperación, que se independice en un pisito para ella misma, sin tener que compartirlo, que no llore por no tener nadie a su lado.
Una mujer que reivindique su propia persona y su propia autonomía, se ve para muchas personas alguien que en realidad esconde tristeza, soledad, que no ha sabido conseguir una pareja, que acabará sola porque nadie la querrá, que en realidad no se abre y que, tal vez si saliese y lo intentase con alguien, su vida se solucionaría.
"Su vida se solucionaría"; como si el simple hecho de tener a otra persona con quien compartir los días, solucionase vidas.
Estar sola no debe significar algo negativo, ni de lo que avergonzarse.
Estar sola, debería significar una oportunidad magnífica para conocerse ( de manera real y profunda) a una misma, cultivarse, ver mundo ( o ver tu propia ciudad con ojos hambrientos de curiosidad), aprender a hacer las cosas sin la ayuda de otros, descubrir qué queremos y qué nos gusta, qué nos hacer felices. Estar sola es la manera de decidir qué camino construir para conseguir llegar a donde queremos llegar.
No hay que lanzarse a una relación que en realidad no nos satisface como desearíamos, por el simple hecho de no convivir con esos ratos de soledad que, a veces, se convierten en empinadas cuestas que parecen imposibles de subir. No hay que conformarse con algo menos de lo que creemos merecer.
Hay que tener la mente y el corazón abiertos, los ojos atentos y el espíritu fuerte, aventurero, creativo e inocente.
Hay que hablar con una misma y saber quiénes somos, quiénes queremos ser e intentar por todos los medios encontrar un equilibrio entre esas dos personas, para acabar siendo ese tipo de mujer, que estamos destinadas a ser.
Valientes, audaces, fuertes, guerreras. Nunca darse por vencidas.