The ABC's of Sitges 2012

Publicado el 24 octubre 2012 por Fimin

Las últimas luces de Sitges se apagan. Un año más el terror y el fantástico han campado a sus anchas por las calles de esta bonita localidad de la comarca del Garraf. Y ya van 45 ediciones, que se dice pronto, de uno de los festivales más queridos de nuestros lares. Pocos como éste son capaces de servirte un cañonazo gore y una cinta de animación infantil, una tras de otra, y mantener el tipo alegremente. La sombra de King Kong guarda y protege las señas de identidad de una cita ineludible para militantes del séptimo arte, de los que a primera hora de la mañana esperan una hora entera para ver lo último de Léos Carax, y por la tarde se visten de muertos vivientes y se van de desfile. Sitges, damas y caballeros, paraíso de fans con camisetas ingeniosas (y no tanto) y de futuros cineastas ávidos de celuloide.

Este año la programación oficial contaba con una película de episodios, una cinta de terror con el sugestivo nombre de The ABC’s of Death (2012) donde directores como Nacho Vigalondo o Ti West proponían pequeñas ficciones alrededor de una palabra clave y estructuradas como un abecedario. Pues bien, pasada la vorágine del festival, ¿hacemos un ABC de Sitges?

A de Aplausos (y de Abucheos): Hubo muchos, y muy variados. El público jaleó encantado The Cabin in the Woods (2011), Holy Motors (2012) o Looper (2012); y en cambio fue más frío con Chained (2012), con Spring Breakers (2012) o con Paranormal Activity 4 (2012), pero de estas dos hablaremos más tarde…

B de Bayona (Juan Antonio): Vino, vio y venció. Tras el éxito de El orfanato (2007) volvió al festival con un nuevo trabajo bajo el brazo. Lo imposible (2012) supo tocar las fibras adecuadas y el auditorio del hotel Meliá derivó en un espectáculo de lágrimas y sollozos de la platea entregada a las desventuras de la familia Bennett tras el paso del tsunami.

C de Cronenberg: Padre e hijo. David y Brandon. El mayor da otra vuelta de tuerca con Cosmópolis (2012), fascinante y polémica aproximación a la desnaturalización del orden  económico mundial. El menor afirma que no conoce casi a su padre, pero en Antiviral (2012) las comparaciones están servidas.

D de Drácula: Una de las mayores leyendas del género de terror vuelve a la gran pantalla, y lo hace de la mano de otro mito: Darío Argento. Para más inri, el film es en 3D, así que nos las podíamos prometer felices. El problema es que su paso por Cannes se saldó con un sonoro abucheo, y con semejante precedente no se podía saber si estábamos ante una pataleta de la intelligentsia francesa ante una película genuinamente de Sitges, o si el maestro del giallono había estado muy acertado. Y Cannes se impuso. Ni Thomas Krestchmann, ni Rutger Hauer, ni Únax Ugalde ni (sigh) la mismísima Asia Argento podían salvar los muebles. Dracula 3D (2012) es cine viejo y acartonado. Una de las decepciones del festival.

E de Escaldada: No nos referimos a ningún abucheo sino al agua de los grifos del Hotel Meliá. ¿Alguien nos puede explicar por qué la de los lavabos salía tan caliente? Más de uno se dejó la piel de las manos. Bueno, quizá estamos imbuidos por el espíritu del terror gore y exageramos un poco, pero lo cierto es que era un espectáculo ver a la gente pegando botes mientras se lavaba las manos.

F de Filas: Colas en la entrada de los pases, en los baños, en los bares, en las firmas de autógrafos, en los stands de material gratuito, en las taquillas y en las ventanillas de acreditados. Gente en fila india, devorando un bocadillo entre pase y pase, comentando la jugada, abrazándose con compañeros, saludando a algún famoso que pasaba por ahí… Sitges también se vive en las esperas, y por risible que pueda sonar las aglomeraciones ayudan a construir a una comunidad de incondicionales que no se pierde una.

G de Galardones: María, el bonito androide de Metrópolis (1927) da rostro al galardón del festival. HolyMotors (2012)se llevó el gato al agua con tres premios, pero hubo más.Elijah Wood y William Lustig recibieron la Máquina del Tiempo a toda una carrera. El resto de premiados fueron:

MEJOR PELÍCULA: Holy Motors de LéosCarax.

PREMIO ESPECIAL DEL JURADO: Chained de Jennifer Chambers Lynch.

MEJOR DIRECTOR: LéosCarax por Holy Motors.

MEJOR ACTOR: Vincent D'Onofrio por Chained.

MEJOR ACTRIZ: Alice Lowe por Sightseers.

MEJOR GUIÓN: Sightseers.

MEJOR FOTOGRAFÍA: Headshot.

MEJORES EFECTOS ESPECIALES: The Viral Factor.

PREMIO DEL PÚBLICO: Robot & Frank de JakeSchreier.

PREMIO DE LA CRÍTICA: Holy Motors de LéosCarax.

PREMIO DEL JURADO JOVEN: Antiviral de BrandonCronenberg.

PREMIO ANIMA'T: WolfChildren de MamoruHosada.

PREMIO CASA ASIA: Dragon de Peter Chan.

PREMIO NO-FICCIÓN NOVES VISIONS: Me@ the zoo de ChrisMourkabel& Valerie Veatch.

PREMIO FICCIÓN NOVES VISIONS: Rebelle de Kim Nguyen.

H de Holy (Motors): La gran triunfadora del festival (decíamos) se llevó tres premios: película, director y crítica, y sobretodo el entusiasmo de un público que no se amilanó ante la nueva propuesta de LéosCarax. Una de las películas del año, gozosamente atesorada por el festival. Apuntad su nombre, que aún dará que hablar.

I de Insomnio: Es la única solución. Una cura de insomnio. Si eres de esos que se preocupan por su estado físico y mental, si haces caso al médico cuando te recomienda entre siete y ocho horas de sueño, tienes poco futuro en Sitges. Al menos, si quieres patearte toda la programación que te sea posible sin recurrir al desdoblamiento corporal. Despídete de la fase REM y acostúmbrate a ver películas desde las 8 de la mañana hasta las 6 de… de la mañana siguiente. Parece que estemos hablando de un fenómeno reservado a aquellos que cuentan con una acreditación y se pueden permitir verlo todo sin pagar, pero lo cierto es que más de uno se apunta al carro y arrambla con todas las entradas del cajero. Es parte de la identidad del festival, de la militancia de un sector de su público. Afortunadamente es una semana y pico al año, o aquí no hay quien aguante el ritmo. De todas maneras, más de uno aprovecha las maratones y las películas de menor relevancia para echar una cabezadita en la sala sin que el honor de espectador obcecado se mancille.

J de Jurado: Ocho equipos de profesionales encargados de decidir el palmarés en todas sus categorías.El de la Sección Oficial:Nacho Cerdà, Judith Colell, Denise Crosby, Lamberto Bava y William Lustig. El Jurado Méliès: GarrickDion, Blai Morell y ShelagM.Rowan-Legg. El de la secciónCasa Asia: FrédericAmbrosine, Ricardo Reparaz y Eduard Terrades. El Jurado Noves Visions: Julian Richards, Jaume Ripoll y Carlos Vermut. El Jurado Brigadoon: Denise Castro, Celia Novis Y Sergi Vizcaíno. El Jurado de la Crítica: Juan Manuel Freire, Eulàlia Iglesias y Beatriz Martínez. El Jurado Jove: Sandra Astor, Jaime Antonio Herrera, Meritxell Meya, Hèctor Prats y Joan Ruiz. Y finalmente el Jurado Nova Autoria: Arnau Bataller, Sílvia Munt e Inés París.

K de Korine (Harmony): A estas alturas de la película, calificar a Harmony Korine de enfant terrible es poco menos (o poco más) que un lugar común. Sin embargo, cuando coges a Selena Gómez y a Vanessa Hudgens y las metes en un viaje de sexo, drogas y violencia con ecos disneyanos… bueno, nadie puede decir que seas el tío más adocenado del mundo. Spring Breakers fue la sesión sorpresa de este año, y ante semejante decisión solo queda quitarse el sombrero. Ni fantasmas, ni zombies, ni cubos de sangre, ni paletadas de hígados, ni jovencitas a merced de un psicópata. Una de las cintas más libres del festival, con un James Franco espectacular bajo la batuta y el talentazo de Korine. El problema es que una parte de la sala había comprado la entrada antes de que se anunciara el título seleccionado, y las bromas, el cachondeo y los gritos de enfado se hicieron notar en más de una secuencia. Porque Spring Breakers es muchas cosas, pero no cumple los cánones ni del terror, ni del fantástico. Eso sí, fue una de las joyas de esta edición.

L de Lágrimas: De risa, de pena, de angustia y de hambre. Nos reímos a carcajadas con las subversiones gamberras de TheCabin in the Woods, con el toque burtoniano de El alucinante mundo de Norman (2012) o con los chalados de SevenPsychopaths (2012). Lloramos a moco tendido con el drama catastrófico de Lo imposible y con ese cruce entre BladeRunner (1982) y Paseando a Miss Daisy (1989) que protagoniza Frank Langella en Robot & Frank (2012). Pasamos miedo con Thebay (2012), con Maniac (2012) y con la jeta imperturbable de TakeshiKitano (qué queréis que os diga, yo no me lo querría encontrar de noche ni en un lavabo de discoteca). Y también vertimos lágrimas de hambre, sí. Porque los horarios del festival son apretados, si lo quieres ver todo entre película y película tienes una hora como mucho, y la cola del bar parece un tren de mercancías: larga y lenta. ¿Qué asiduo al festival no ha pasado una jornada entera sin comer? Y nos encanta, no nos engañemos. Todo sea por ver miembros cercenados, ensaladas de tiros y comedias trash. Eso sí, el que dijo que la cultura alimenta al ser humano no se pasó por Sitges.

M de Maratón: Otra seña de identidad del festival. Terreno abonado para ver propuestas más festivas y bizarras, de esas que a las 3 de la madrugada ya te dan un poco igual pero las disfrutas de lo lindo (o caes dormido en el intento). Punto de encuentro de aficionados con ganas de ver más y a veces mejor, atraídos por las ofertas temáticas o por la simple liturgia del formato.

N de Nacional: Cada año Sitges tiene su parcela de cine americano, oriental, italiano y francés. Pero la producción nacional también cuenta con un importante espacio. Este año la obertura corrió a cargo de El cuerpo (2012), y solamente por la sección oficial desfilaron Insensibles (2012) o Lo imposible (2012).Juego de niños (2012), por otra parte, es nada menos que un curioso remake mexicano de esa maravilla de Chicho Ibáñez Serrador que es ¿Quién puede matar a un niño? (1976). También pudimos ver Invasor (2012) y el nuevo trabajo de Óscar Aibar, El bosc (2012), de quien se recuperaba Platillos volantes (2003) en el Prado. Y me dejo algunas, seguro, en diferentes secciones del festival. Buena cosecha.

Ñ de castaÑazo: El de Ángel Sala, concretamente, que durante la presentación de Maniacse cayó del escenario ante todo el Auditori abarrotado. En realidad, la cosa no pasó de un simple traspiés: se fue para atrás, recuperó dignamente la compostura y el espectáculo siguió su curso. Eso sí, el mejor test (involuntario) para el festival es comprobar que lo que pudo ser una broma recurrente quedó eclipsada por el buen sabor de boca que dejó la programación.

O de Organización: La del festival, concretamente. Trabajadores, directivos y  voluntarios remando en la misma dirección. A todos ellos debemos logros como programar de película sorpresa el último trabajo de Harmon yKorine, organizar y gestionar los múltiples espacios del festival, o simplemente impedir que todo el entramado se fuera al garete. Y no es fácil ante un evento como el certamen de Sitges.Toca rendirles un aplauso.

P de Paranormal: La pitada más sonada del festival fue en su maratón de clausura. Tras los sentimientos encontrados que provocó Spring Breakers la noche se abrió con la cuarta entrega de una franquicia en horas bajas, pero que aún cuenta (contaba) con tantos partidarios como detractores. Había mucho interés por ver Paranormal Activity 4 (2012), y la verdad es que el espectador de Sitges puede soportar (y jalear) una cutrez de serie z, una marcianada psicotrópica o un blockbuster de medio pelo si esas son las expectativas que generan, pero nunca tolerará que se la den con queso. Por eso ante la sensación de falta de ideas, de estirado chicle sacacuartos, el enfado se hizo palpable. El público del festival puede señalar un prometedor diamante en bruto o certificar la defunción de una buena idea. Y a menudo acierta.

Q de Quórum: Hubo polémicas,por supuesto. Pero los grandes hitos del año fueron saludados de manera casi incontestable por la gran mayoría. Ya hemos hablado de ellos, pero es que la coincidencia en el sentir del público iba más allá de lo meramente cinematográfico. Había gente, mucha gente, en las colas de todas las sesiones, en las terrazas de los bares, en el desfile zombie de los viernes, en los puestos de merchandising, ante los buzones para elegir el premio del público… Se respira y se actúa con una cierta sensación de comunidad, como la que encontramos en un concierto multitudinario o en un gran evento deportivo. Sitges tiene una (otra) cosa en común con Cannes. Aunque sea una población costera y pese a que el tiempo haya sido bastante bueno, en los días del festival podemos encontrar más gente metida en una sala de cine que tostándose en la playa. Una gozada, francamente.

R de Room 237: Una de las películas tapadas del festival, tan curiosa como apreciada por la crítica y por el público que alcanzó a verla. Room 237 (2012) es un documental sobre El resplandor (1980) que va más allá de la crónica de los hechos que rodearon un rodaje tan interesante como complicado. El verdadero valor de la propuesta lo proporcionan los numerosos testimonios de expertos en la obra maestra de Stanley Kubrick, que llevan años diseccionando cada plano del metraje en busca de interpretaciones y lecturas escondidas por el cineasta y su equipo. El resultado pasa del interés de las ideas más plausibles a la hilaridad de los “estudiosos” que plantean teorías tan peregrinas que ni el mismo Kubrick con todo su genio habría podido concebir. Divertida y estimulante, hay un momento en el que no sabes si tomártela en broma, pero bajo capas de interpretaciones marcianas se esconde la fascinación por una cumbre del séptimo arte, y una inteligente reflexión sobre el poder del espectador para reconstruir lo que está viendo y dotarlo de nuevas e inimaginables lecturas.

S de Sitges: El pueblo, con sus habitantes, se vuelca con el festival. Más allá del interés comercial que puedan tener, la verdad es que es un gusto pasear por las calles y comprobar cómo los comercios han mutado los escaparates en escenarios del terror, con grandes mitos del género haciendo de dependientes. En esos días se respira cariño por el cine, y sobretodo por el certamen y su explosión de colorido audiovisual, fiel a la cita de cada año. Nadie puede imaginar el festival sin Sitges, y puede que tampoco sea posible, tras 45 años, un Sitges sin el festival.

T de tiempo: Una variable esencial para el espectador habitual, mucho más que el espacio. Tiempo es lo que necesitamos administrar para llegar a todos los pases, y para volver a nuestras casas si dependemos del transporte público y nos apetece una maratón. Tiempo es lo que pasa mientras nos encerramos en una sala, y lo que se escapa deprisa en las escasas pausas que hay para comer. Y el tiempo es, también, una constante en la temática del festival, como lo atestigua este año un titulazo de la talla de Looper (2012). Bruce Willis y Joseph Gordon-Levitt a la greña en un marco de saltos del futuro al pasado, con sus paradojas y sus atajos. La ciencia ficción moderna juega a reflexionar sobre la linealidad (o no) del orden temporal, y el nuevo trabajo de Rian Johnson es otro botón de muestra. Por cierto, como muchos sabéis ya el premio honorífico del  festival es… la Máquina del Tiempo.

U de Ubicación: “El Auditori enfrente. El Prado a la derecha, el Retiro a la izquierda… Espera, ¿o era al fondo? El mirador queda… ¿sabes qué? lo mejor es que busquemos en el mapa del catálogo. Estaría bien que nos fijáramos en los restaurantes que quedan cerca, que ya estoy harto de bocadillos, pero si nos metemos mucho en el pueblo quizás nos perdemos y no llegamos a tiempo para el pase de las 15:30. ¿Estamos todos? Si alguien se despista quedamos ante la parada de la Fnac. Vale, ya está, ya nos hemos ubicado. Por cierto, ¿alguien recuerda dónde demonios dejamos el coche? Y así todo el rato. Todos hemos pagado alguna novatada en Sitges, para orientarse lo mejor es seguir a la mayoría. Y si llevan camisetas de referentes pop, mejor.

V de Visionados: Dos, tres, cuatro, cinco… O hasta ocho o nueve en un día si entras en una maratón. O solo una película, elegida con mimo. Los aficionados al festival dibujan un calendario de lo que harán y verán esa semana. Aunque si te pasas demasiadas horas ante la pantalla acabas viendo fantasmas en la calle, en tu casa, en el baño y en la cola del Carrefour…

W de Wood (Elijah): Así pasen cien años, la mayoría aún lo recordará como Frodo Bolsón. Pero lo cierto es que Elijah Wood ya tenía una buena carrera antes de la saga de los anillos, y la sigue teniendo después. En Sitges mostró su lado más oscuro gracias al remake de Maniac, y de paso recibió el premio honorífico del festival. El público pudo verlo a lo largo de la semana, paseando por el pueblo y charlando con los fans, divertido, afable y cercano. Se metió al personal en el bolsillo, sin estridencias ni divismos, consciente quizás de que tenía ante sí a una audiencia especialmente entregada. Y dejó un buen sabor de boca.

X de eXtravagante: Sitges tiene margen para las premisas bizarras y extravagantes. Este año había un puñado que prometían: Dead Sushi (2012), IronSky (2012), BerberianSound Studio (2012)…Al final, unas fueron más peculiares que otras, pero su inclusión en cualquiera de las secciones es un buen síntoma de una de las señas de identidad que el festival cuida con celo. Mención aparte merece The Lords of Salem (2012), aclamada por unos y aborrecida por otros. Rob Zombie no dejó indiferente a (casi) nadie en una de las mayores controversias de esta edición. Y cuán estimulantes pueden llegar a ser estas polémicas, ¿verdad?.

Y de Yakuza: Tardó unos veinte minutos en aparecer en pantalla, pero cuando TakeshiKitano hizo acto de presencia la sala se vino abajo. Cosas y caprichos de la distribución, su OutrageBeyond (2012) se pasó en Sitges dos semanas antes de que Outrage (2010), la primera parte del díptico, llegue a las salas españolas. ¿Pero qué más da? Kitano vuelve a las historias de yakuzas que lo hicieron popular, lejos de los experimentos metacinematográficos de sus últimos trabajos. Y el público encantado, jaleando cada plano en el que Beat Takeshi sostuviera un arma o diera muestras de su hieratismo de tipo duro.

Z de Zombies: ¿Qué otra palabra podíamos esperar aquí? ¿Zapatos? ¿Zarzaparrilla? ¿Zamora? No, zombies, figuras omnipresentes en el cine de terror contemporáneo, y por tanto en el paisaje del festival. Este año los tuvimos en imagen real (TheBay) y animada (El asombroso mundo de Norman) e incluso protagonizan la resurrección de un grande como Tim Burton gracias a Frankenweenie (2012). Y hubo más, en largos y cortos, diseminados por todas las secciones de la programación. Y por si fuera poco, un año más Sitges se ha visto invadida por la simpática horda de no muertos de la ZombieWalk. ¿Quién no quiere a un ser pútrido en su vida?.

Y hasta aquí una propuesta de abecedario. Seguro que cada uno de vosotros tiene la suya particular. ¿Alguien se anima a compartirla?