Cuando vemos en nuestra búsqueda de Netflix un enorme cartel que reza: The Affair y cuando leemos algo así como que un frustrado escritor encuentra en los brazos de una mesera lo que su matrimonio no le da, decimos “¡Puff!” Otra serie que promete “más de lo mismo”. Pero hay noticias de último momento: la serie no cumple con sus promesas de aburrimiento, sino que nos presenta una forma única de abordar el tema de las relaciones: la perspectiva.
La memoria no es lo que realmente sucedió
Seguramente nos ha pasado de estar hablando con alguien e intentar recordar una vivencia que tuvo lugar en mutua compañía. La conversación puede llegar a transformarse en una batalla campal si es que uno de los dos no cede con respecto a lo que realmente sucedió: el problema no es que uno de los dos está mintiendo, sino que cada uno tiene su verdad.
De una manera exquisita, la serie se las arregla para pasar por encima de sus personajes y dejar de un lado al confundido Noah, a la incauta Helen y a la sensual Alyson para mostrarnos una de las caras ocultas del ser humano: su propia verdad.
La memoria es una gran maestra en modificar los acontecimientos de pasado y acomodarlos de forma tal que no nos hagan daño. ¿Podría acaso una mujer de treinta y pocos años dormir tranquila si no creyera que fue su amante quien la sedujo hasta el cansancio y prácticamente la obligó a invitarlo a su cama, siendo que eso terminó por destruir un matrimonio con cuatro hijos?
La serie no se enfoca en mostrar la relación de Alyson y Noah, sino en hacer pública la perspectiva de ambos. Nos sorprenderá cuan diferente es la historia cuando la cuenta uno que cuando lo hace el otro.
¿Alguna similitud con la vida real? Respóndelo tú mismo a través de sus cuatro temporadas… y de una quinta que se avecina para cerrar las historias que se entretejieron en un lejano verano en Montauk.