En The Art of the Steal hay algo que, ya desde el arranque de la proyección, no convence. Llámese percepción del espectador o lo que fuere, pero sus primeros minutos no dan la sensación de que luego el desarrollo vaya a mejorar o virar rotundamente hacia un sendero de mayor disfrute y/o encanto. Jonathan Sobol, director y guionista, apuesta todas sus fichas repartiéndolas entre el interesante reparto y el recurso a una filmación con transiciones ágiles y, si se permite el término, moderna. En este último aspecto se puede encontrar, salvando las distancias, algún parecido con el modo en que se presentaban las situaciones en la obra de culto Snatch, de Guy Ritchie. Pero si la historia (trillada aquí) no potencia o no colabora con lo que se expone en pantalla, el producto puede resultar insuficiente, y esto es precisamente lo que ocurre en este caso.El título del film no parece retumbar mucho a la hora de atraer o incitar al público a verla. Lo atrayente, radica en su póster promocional, con todas las figuras presentes y, en el buen elenco del que se vale. Kurt Russellencarna a una especie de motociclista prácticamente circense, de poca monta, que además dedica su tiempo y conoce la parte sucia del negocio del arte, robando valiosos objetos y pinturas. Nuestro protagonista decide reunirse con su hermano (Matt Dillon) para hacerse de uno de los libros más valiosos del mundo.
LO MEJOR:momentos de Matt Dillon, con su carisma. Bien rodada, movimientos de cámara y transiciones ágiles.LO PEOR:historia que se percibe muy contada y vista ya. Poco creativa. No engancha, irregular y forzada desde el humor.
PUNTAJE:4,5