Antes de entrar en la nave el Doctor le dice a Amy que ellos son meros espectadores (JA) que no deben involucrarse ( JA JA) y que se limite a seguirle (JA JA JA). En cuanto entran en la nave el Doctor se salta esas normas. ¿Por qué? Porque ve a una niña llorar. Llorar en silencio, sentada en un banco, rodeada de gente que ignora su dolor. Eso llama poderosamente la atención del Doctor pues si un niño llora en silencio es que algo terrible ha pasado y si nadie le hace caso es que tienen miedo, saben lo que ha sucedido pero no quieren verse involucrados. Me gustó que en este punto Amy le preguntase directamente si él era padre. Algo que a sus otras compañeras siempre había insinuado o dicho él. Amy pregunta de la manera más natural del mundo y él elude la pregunta.
El espectador sabe porqué llora la niña pues al principio del capítulo vio a los Smilers arrojando a un niño por el ascensor. Los Smilers están por todas partes, aparentemente son los vigilantes de la nave e inmediatamente se fijan en el Doctor y Amy.
In extremis el Doctor salva la situación obligando al animalillo a vomitar. Nuestros amigos, hechos un asco, serán rescatados por Liz Ten y descubrirán que se trata de la Reina. Un personaje que me ha gustado bastante. Ya solo por la frase “I’m the bloody queen, mate. Basically, I rule”. Una reina atrapada en su reino y con un secreto a sus espaldas. La eterna juventud, la eterna carga de descubrir una y otra vez la cruel verdad y de tener que elegir. Su situación me recuerda mucho al mito de Sísifo, llegar a la cima para empezar de cero una y otra vez.
Los tres juntos descubrirán lo que sucede, aunque a mi me resultaba bastante evidente. Cuando todas las naciones de la tierra se embarcaron en sus naves, el Reino Unido se quedó en la Tierra. El calor aumentó y con ello el sufrimiento. Y de repente, apareció su salvación, la Ballena Espacial, última de su especie. La capturaron y montaron la ciudad sobre ella. La llenaron de cables y electrodos para someterla. La torturaron para poder dirigirla y la alimentaron con aquellas personas que elegían no olvidar en la cabina de votación. Liz Ten descubría la situación aproximadamente cada diez años y tenía dos opciones olvidar o abdicar. Es decir dejar que los humanos viviesen a costa del sufrimiento de la Ballena o dejar de torturar al animal y morir todos. Este dilema enfurece al Doctor y decide hacer lo más piadoso, convertir a la Ballena en un vegetal, que no sienta pero que siga siendo la base y motor de la nave.
Y aquí nos damos cuenta de algo, de la enorme similitud entre la Ballena Espacial y el Doctor, ambos son muy viejos, ambos son los últimos de su especie y ambos ayudan a los seres humanos. Amy pulsa el botón de abdicar de Liz Ten y lo que sucede es que los humanos abren al fin los ojos. Cuando la Ballena Espacial apareció en el cielo no fue casualidad, ella fue hacia ellos para ayudarles, sin embargo los humanos ni se plantearon esa opción, capturaron al alien y lo transformaron en su base y motor. La Ballena Espacial acudió al rescate de los niños porque es muy vieja, buena y solidaria, además siendo la última de su especie no soportaba escuchar a los niños llorar.
Es un capítulo muy interesante, con buenos efectos especiales, bien narrado, estupendamente interpretado por unos actores que ya se han hecho con sus personajes (Amy me encanta) y con una historia trepidante que te atrapa desde el primer momento. A mayores, unos malos, muy Moffat, que resultan de lo más aterrador. Este hombre tiene un don para crear monstruos. Visualmente el capítulo me ha gustado, la nave del Reino Unido parece sacada del imaginario de Blade Runner o de los atolones de Waterworld (película que me encanta aunque me caigan panes por todas partes siempre la defenderé). Ver la imagen de la Ballena Espacial me recordó al MundoDisco.