[Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo
A pesar que todos los laureles siempre han sido para el Sgt. Peppers, realmente el gran disco, el definitivo de The Beatles es Revolver. Sin éste elepé nunca habría existido una Lovely Rita (que debe mucho -en espíritu- a Good Day Sunshine), Lucy In The Sky With Diamonds (deudora en lo sonoro de I’m Only Sleeping) o Within You Without You (heredera de Love You To). Tal día como hoy, hace cincuenta años, Revolver llegaba a las tiendas y ya nada volvería a ser lo mismo. Fue su primer disco sin el típico hit-single pensado para la radio, siendo casi imposible de reproducir en concierto y con una portada que rompía con los artes al uso para 1966.
Se grabó de la forma que era regla para los de Liverpool: a las prisas, pensando en las giras y sería el último que se enlataría así (dejarían de realizar giras ese mismo año). Si la marihuana influyó en Rubber Soul, en Revolver surgiría la inspiración del uso del LSD, lo cual explica los matices más eléctricos de muchos de sus temas.Desde aquel 5 de agosto de 1966 Revolver decepcionó un poco a los seguidores que esperaban más yeahs y letras edulcoradas, pero por otro lado la banda confirmaba una credibilidad inédita y absoluta (que empezó en Rubber Soul) entre una crítica especializada que escuchaba pasmada como se pasaba del clasicismo de Eleanor Rigby a la experimentación de Tomorrow Never Knows.Sobre este último corte se han escrito kilómetros de palabras y no es para menos: Tomorrow Never Knows es la gran precursora de lo que sería la música electrónica. Con sus loops sorprendentes, un solo acorde, cintas al revés, su monolítico patrón de batería y la voz de John pasada por el Leslie (tal como el cantante lo había solicitado, sonaba como el Dalai Lennon). The Beatles no eran más grandes que Jesucristo, pero poco les faltaba con discos como éste.Copyright ©2016 Ecos del Vinilo.Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin previa autorización del autor.