Año 1967, y el octavo disco de los Beatles fue grabado en un momento especialmente dulce de su carrera ya que acababan de decidir, por unanimidad, abandonar las giras y centrarse en grabar discos, podían entrar en los estudios Abbey Road cuando quisieran a grabar lo que quisieran. Aún vivía Brian Epstein, verdadero amigo e impulsor de su carrera y que los mantenía unidos. Además hablamos de un momento donde la banda está inmersa en pleno éxito, y hay fiestas , sexo, drogas alucinógenas, y reconocimiento casi unánime por todos los sectores, cosa que acaba explotando por algún sitio siempre, pero que todavía les brindó unos años álgidos tanto en inspiración como en concentración disciplinada en el trabajo, algo que no era nada sencillo. Y este disco es un gran ejemplo de ello, horas y horas en el estudio, buscando nuevas sonoridades, recovecos y matices en los temas, donde George Martin juega un papel esencial.En cuanto a las canciones, el grupo quería cambiar los cauces del rock y por tanto del pop del momento, algo que se vio reflejado desde un primer momento en las letras, más libres y menos efectistas que antes, cambiando también la temática, dejando atrás temas de amores banales y estribillos más o menos facilones para reflejar aquí vivencias personales desde varios puntos de vista, es evidentemente lo que llamamos madurez. Así se graba uno de los álbumes más geniales, redondos e influyentes de todos los tiempos, cuya estela a día de hoy sigue perdurando. Además hablamos de un trabajo donde todos los miembros de la banda se implicaron mucho y con gran ilusión en todo lo que rodeaba al disco, portada, disfraces, orden de los temas, etc., y se fija un momento en el que los discos dejan de ser colecciones de singles para ser un todo, de hecho en principio o la idea original es que fuese un disco conceptual, aunque el resultado final no lo sea tanto. La supresión de los silencios entre cada tema, algo innovador en aquel momento, además de la creación de la sensación de un único show donde el oyente se evade son algo innovador. Para que haya esta unión entre tanto sonido dispar, la batería de Ringo Starr alcanza su máximo nivel y crea el nexo de unión entre una canción y otra, llevando el ritmo y dando juego tanto a las guitarras como a las voces. Sin embargo, y es aquí el único pero que para mi tiene el disco, hay dos canciones que no se incluyeron en el álbum, y se dejaron como singles (posteriormente incluidas en Magical Mystery Tour) nada más y nada menos que Penny Lane y Strawberry fields forever, cuya inclusión hubiera dotado ya a la obra magna del calificativo de insuperable para el que escribe, ya que ambos temas estaban en las sesiones de grabación.
Pero vamos a los temas, y se abre con la canción homónima, que tiene ese carácter conceptual que McCartney quería impulsar al trabajo, y nos mete de lleno en un disco de rock con la entrada paulatina de instrumentos, guitarra chirriante, elementos como aplausos, risas enlatadas, coros amplios secciones de trompas, que nos avisan claramente de que estamos ante algo distinto. Un tema maravilloso de escasos dos minutos, donde el grupo se autodenomina la Banda de los Corazones Solitarios del Sargento Pimienta. Cuando el final de la canción (cuya letra anuncia algo, una actuación) da paso a la melancolía de Ringo en With a little help from my friends, un alegato a la amistad y el buen rollo cuya música parece brotar como el agua del final del tema anterior, ya no cabe duda, estamos ante un monstruo de muchas cabezas y nos disponemos a realizar un viaje fantástico a sus lomos. Como detalle técnico decir que a Ringo le costaba llegar a los tonos del final, pero la pareja Lennon/McCartney que compusieron el tema animaron de manera increíble al bueno de Ringo para que al final lo consiguiera. Y llega Lucy in the sky with diamonds y aquí John Lennon se manifiesta, y ¡¡¡de qué forma!!! con su mítica alusión al LSD, pero además es un cambio de timón dentro del estilo del disco, y nos adentramos en un tema totalmente lisérgico y alucinógeno, con sus múltiples detalles como ese teclado Lowrey de Paul y la tamboura de George y con esa similitud para mi, con Strawberry fields forever, esas fantasías de John que le empezaban a acercar al pop. El origen del tema suele partir de un dibujo del hijo de Lennon, Julian, quien dibujó en 1966 a su compañera de clase, Lucy O’Donnell, con diamantes en forma de ojos, algo que el propio Julian no supo explicar en su momento pero que le llevó a denominar al dibujo como el título de la canción. Getting better destaca por la guitarra de Harrison (al final incluye una parte de tambura) y la de Lennon, que se sincronizan creando un riff adictivo, que se une a un estribillo muy repetido (quizás demasiado) pero que es una delicia con el juego de voces y los coros. Fixing a hole es la única que fue grabada fuera de los estudios Abbey Road, trasladándose a los estudios Regent Sound, también en Londres, porque los primeros no estaban disponibles esa noche (era la primera vez que esto sucedía). Con esta canción vuelven a sonar psicodélicos, Paul sigue doblado en su voz, técnica que también utilizan con la guitarra de Harrison, con un solo donde la guitarra de John se queda más libre. She's leaving home, posiblemente sea sin temor a equivocarme, una de las baladas más bonitas jamás escritas, y a pesar de su aire melancólico nos encontramos ante unas perfectas armonías vocales que mezclan las voces de Paul y John, ambas dobladas, así como los coros de este último. Un tema barroco, maravilloso, con unos falsetes impecables y una delicada caída al estribillo entre arreglos de cuerda de la mano de cuatro violines, dos chelos, un contrabajo y un arpa, tocado por Sheila Bromberg (primera dama en tocar en un disco del grupo) mientras el resto era labor de George Martin que se entendía con Paul a las mil maravillas, qué manera de describir a una chica cuando se va de casa, la ropa que lleva... Being for the Benefit of Mr. Kite! remataba la Cara A y no es más que un juego, un experimento sonoro cuya inspiración brotó de un simple cartel que vio Lennon, pero es para mí uno de los mayores aciertos de este disco, ya que la atmósfera se vuelve más surrealista que en cualquiera de las anteriores y las armónicas se solapan con el Hammond y el piano de Lennon.
Hablamos de una obra maestra, que a día de hoy, sigue teniendo magia por todos sus recovecos, pero que marcó un antes y un después en la música popular, y fue tan influyente que a día de hoy sigue siendo crucial, tanto en grupos que se forman como en su manera de enfocar diferentes ideas musicales. Estamos ante un disco de genios, a los que ayudaron las drogas, pero era sólo un aditivo, ya que hablamos de música con mayúsculas.
Os dejo con She's leaving home.