The Descendants nos cuenta la historia de King, un hombre casado y con dos hijas, abogado; cuyo máxima preocupación es decidir a quien venden un trozo de territorio virgen de una isla de Hawai que forma parte de una herencia familiar. Toda esa monotonía, cambia súbitamente cuando su mujer sufre un accidente con la lancha practicando deporte. Con su mujer en coma en el hospital y sin posibilidad de despertarse, King tendrá que contárselo a sus hijas y juntos tendrán que salir adelante. No sin antes descubrir que su mujer tenía una aventura con otro hombre.
Payne sigue con su tono de tragicomedia o drama con toques cómicos. Eso ayuda a que la película no caiga nunca en un tono melodramático que no nos cuente un dramón de tv movie de antena3. Consigue mediante un guión fresco que se desarrolla de forma natural crear una película simpática, que esconde mucho más de lo que se ve.
George Clooney se carga la película a sus espaldas y se convierte en el ancla y timón del rumbo de la película. Como ya anunciaban los premios recibidos, Clooney realiza una portentosa actuación, medida; y es que el paso de los años le han ayudado a crear personajes y saber hacer esa mirada justa, y esperar esos segundos antes de decir la frase de guión. Una actuación muy humana, sencilla, pero mucho más complicada de lo que nos pueda parecer. A Clooney le acompañan un plantel joven en los que destaca Shailene Woodley. La chica demuestra que tiene potencial con una actuación sincera y natural. Una chica para seguirle los pasos.
Una buena banda sonora exótica y con música hawaiana y el pedazo de territorio virgen de Hawai nos permite volar y transportarnos hasta el archipiélago.
Como conclusión, no puedo evitar pensar que está sobrevalorada, y que si bien está bien que se reconozca sus méritos, creo que está lejos de ser una justa ganadora a los Oscars. Es una de esas películas que no encuentras demasiadas cosas para criticar, porque todo está cuidado; pero que sin embargo tampoco te deja mudo o muda en los títulos de créditos.
NOTA: 6/10