Si encontrarse al bajista de la banda dormitando antes del concierto pudiera parecer un mal presagio de una actuación pobre o falta de intensidad, ya te digo que es un pensamiento erróneo. Desde el primer minuto Manitoba y su banda se metieron al público en el bolsillo dándolo todo como si de una banda adolescente se tratara, y aquí si que hay un error, porque muchos años de experiencia viajan sobre sus espaldas, repartiendo rock and roll lleno de energía por todo el mundo. Y dentro de ese gran mundo, el pequeño país donde vivimos y al que les gusta tanto visitar porque aquí se sienten queridos por un público que los venera, sabiendo de antemano que tienen asegurada una inyección de adrenalina rockandrollera que le sienta de maravilla a nuestros cuerpos añosos.Para mí ha sido toda una experiencia sentir de cerca el poderío de estos neoyorquinos, en especial del Señor Manitoba, al que por fin he podido ver después de tantos años y de una incompleta visita a "su taberna" (ver enlace). Y después del concierto otro placer haber podido hablar con él (con poco entendimiento del inglés por mi parte) y hacernos unas fotos de recuerdo.Espero que las fotos y los videos puedan reflejar lo que vivimos en el Porta Caeli la otra noche. Una sala que por cierto me gustó muchísimo y más aún rodeado de grandes amigos. Tranquilo Señor Manitoba, que a este ritmo el rock and roll está bien salvado.
Si encontrarse al bajista de la banda dormitando antes del concierto pudiera parecer un mal presagio de una actuación pobre o falta de intensidad, ya te digo que es un pensamiento erróneo. Desde el primer minuto Manitoba y su banda se metieron al público en el bolsillo dándolo todo como si de una banda adolescente se tratara, y aquí si que hay un error, porque muchos años de experiencia viajan sobre sus espaldas, repartiendo rock and roll lleno de energía por todo el mundo. Y dentro de ese gran mundo, el pequeño país donde vivimos y al que les gusta tanto visitar porque aquí se sienten queridos por un público que los venera, sabiendo de antemano que tienen asegurada una inyección de adrenalina rockandrollera que le sienta de maravilla a nuestros cuerpos añosos.Para mí ha sido toda una experiencia sentir de cerca el poderío de estos neoyorquinos, en especial del Señor Manitoba, al que por fin he podido ver después de tantos años y de una incompleta visita a "su taberna" (ver enlace). Y después del concierto otro placer haber podido hablar con él (con poco entendimiento del inglés por mi parte) y hacernos unas fotos de recuerdo.Espero que las fotos y los videos puedan reflejar lo que vivimos en el Porta Caeli la otra noche. Una sala que por cierto me gustó muchísimo y más aún rodeado de grandes amigos. Tranquilo Señor Manitoba, que a este ritmo el rock and roll está bien salvado.