The Eleventh Hour - Doctor Who

Publicado el 07 abril 2010 por Rebecasanchez
Había nerviosismo en el aire ante la nueva era del Doctor Who. Esta quinta temporada estaba llena de cambios.

Cambio de logo (que aún no termina de convencerme), cambio de intro (que no me ha gustado), cambio de TARDIS (su interior ha sido renovado), cambio de Doctor (ya vamos por el número once) interpretado por un joven Matt Smith; cambio de acompañante ni Rose ni Martha ni Donna, ahora tenemos a Amelia Pond (Karen Gillan) una joven pelirroja que ha sido una de las sorpresas del capítulo y cambio de dirección, Russell T. Davies dejó paso a Steven Moffat. Muchos cambios ¿verdad?

Los cambios siempre dan miedo, personalmente creía que no podría superar el trauma de perder a David Tennant pero me pasó lo mismo cuando Eccleston dijo adiós. Ahora me doy cuenta, aunque inconscientemente ya lo sabía pero no quería admitirlo, que a pesar de los cambios introducidos estamos ante la misma serie de siempre. Es lo mismo pero con cambios.

Durante este capítulo, una muy digna introducción del nuevo Doctor y de su acompañante, nos sentimos como en casa. Conocemos al personaje al dedillo, sabemos como reaccionará, como sorprenderá a la gente, como salvará al mundo en este caso con 20 minutos de margen y, sin embargo, todo es diferente, pero no importa porque la esencia de Doctor Who permanece intacta. La aventura, la amistad, el miedo, los monstruos, el tiempo y el espacio, el poder, las carreras, el gesto de dar la mano... todo está ahí. Me gusta el momento en el que esta nueva encarnación del Doctor se presenta como el protector de la Tierra mostrando imágenes del pasado (Daleks, Cibermen, The Master) y el rostro de sus anteriores encarnaciones. Un homenaje precioso a esta larga serie y a todos los que participaron en ella.
El capítulo empieza con una niña, una pequeña niña pelirroja que pide a Dios que le mande un policía a casa porque hay algo que la atemoriza. En ese momento, en el jardín de su casa, se estrella la TARDIS. La niña conoce al Doctor, un Doctor que sale empapado de su nave, un Doctor que es puro nervio todo energía, ansioso por comer manzanas. La secuencia en la que Amy, la niña, le prepara diferentes platos es desde ya una de mis favoritas de la historia de la serie.

El Doctor se centra después en ayudar a la niña pequeña. Una niña que tiene miedo de una grieta que hay en su habitación. Una grieta espacio-temporal por la que se ha colado un ser, el prisionero cero. El Doctor vuelve corriendo a su TARDIS y le dice a la pequeña que volverá en cinco minutos. Y entonces vemos como esa niña pelirroja prepara la maleta y se sienta a esperar en la noche a que ese loco con una caja mágica regrese. Y claro que regresa, porque cuando el Doctor dice que hará algo, lo hace. Sin embargo cuando regresa la pequeña Amy ya no está porque ha crecido. Lo que él creyó que fueron cinco minutos fueron 12 años en realidad.

Esto me hizo recordar mucho al capítulo, también escrito por Moffat The Girl in the Fireplace, donde Mademe de Pompadour pasaba toda su vida esperando las visitas del Doctor. Aquí se establece la base de la relación entre el Doctor y su futura acompañante. El Doctor cambió su mundo desde pequeña, causó un gran impacto en su vida y ella le esperó, la pequeña Amy esperó pacientemente durante 12 años creyendo que aquella noche había sido producto de su imaginación. Sin embargo él ha vuelto, tal y como prometió para ayudarla y hacer desaparecer el miedo. Ese miedo que no quiere ver, que mira por el rabillo del ojo sin llegar a determinar lo que es, algo que la asusta tanto que niega férreamente su existencia. La puerta que aparece en la casa, aunque siempre ha estado ahí, fue un detalle profundamente aterrador y divertido cuando ella entra y el Doctor se pregunta porque nadie le hace caso.

Y a partir del regreso del Doctor y su encuentro con Amy, la locura de salvar al mundo sin tener la TARDIS (que se está reparando) sin destornillador sónico y pasando por el trance de la regeneración que aún no ha terminado del todo.Evidentemente lo consigue, en el último momento ayudado por Amy, un teléfono y un portátil. El Doctor salva el mundo y establece ante los alienígenas que han intentado destruirlo que ni se les ocurra volver a intentarlo porque él, el Doctor, protege este mundo.

Tras esto el Doctor regresa a su TARDIS que luce magnífica. Me encanta cuando abre la puerta y sonríe diciendo Look at you! Oh, you sexy thing. Ahora es más colorida y está llena de cachivaches que antes no había visto.

Vuelve a irse, otros cinco minutos para probar la nueva nave y durante la noche Amy se despierta porque en su jardín aparece, de nuevo, la TARDIS. El Doctor le sonríe y la invita a viajar con él, ella le echa en cara que desde que salvó al mundo han pasado dos años. Así que Amy ha esperado un total de 14 años el regreso de su amigo imaginario, de su salvador, y sin dudarlo, en pijama, entra en la nave para viajar con este nuevo Doctor a través del espacio y del tiempo.

Este nuevo Doctor es todo energía. Claro que estaba en plena regeneración y los inicios siempre son trepidantes. Recordemos los primeros compases de Tennant. ¿Será un Doctor vitalista, optimista y alegre como lo fue diez durante la mayor parte del tiempo? o por el contrario ¿a medida que avance la temporada nos encontraremos con un ser presa de sus propios demonios, maldito por ser un Señor del Tiempo? Moffat se caracteriza por mostrar siempre las facetas más oscuras y melancólicas del Doctor, por jugar con los miedos más básicos para crear sus historias de terror, por no dar finales felices... aunque tal vez juegue con el wibbly-wobbly timey-wimey y permita a esta nueva y dinámica encarnación disfrutar y ser feliz, al menos durante un tiempo.

Su acompañante es, y creo que seguirá siéndolo, fantástica. A mi ya me ha conquistado. No es mi adorada Donna Noble, pero tiene toda la temporada para ponerse a su altura. Amy no es como las demás acompañantes del Doctor porque su relación con él empezó mucho antes. Ella lo ha estado esperando y no le ha caído del cielo como a las demás. Por eso se lo merece, por eso debe ir con él en la TARDIS, porque lleva toda una vida esperándolo. Y Amy parece una chica resuelta, valiente y muy capaz.

Esta joven vive en un pequeño pueblo donde todos conocen al Doctor porque era el amigo imaginario de la niña, así que cuando lo ven lo reconocen enseguida aunque les cueste creer que sea real. ¿Sufrirán estas personas como lo hicieron las familias de las otras acompañantes? Espero que no, pero que un pueblecito inglés reconozca la existencia del Doctor me gusta. Y Amy abandona su lugar justo la noche antes de su boda... estas mujeres locas que lo dejan todo por un loco con una caja azul.
Este primer capítulo de la nueva era me ha gustado, ha tenido emoción, risas y ha conseguido que conectara tanto con el nuevo Doctor como con su Amy, además de permitirme disfrutar de uno de los inicios de relación más divertidos de toda la serie. Moffat promete mucho y parece que va a cumplir.