No descubrimos nada si decimos que Eduardo Chapero-Jackson es una de las promesas más firmes del cine español. Pero no está de más rescatar y recomendar su cortometraje “The End” (2008), auténtico western crepuscular donde la supervivencia parece ir de la mano del miedo, la desconfianza y la venganza. Tras una odisea por el desierto y solo ante el peligro, un hombre, una mujer, un adolescente… se enfrentan al drama apocalíptico de la condición humana, sumergidos en una escalada de odio y violencia que no encuentra justificación racional pero que les arrastra irremisiblemente. Chapero-Jackson sabe mantener, sin embargo, un punto de suspense con las nuevas generaciones, aunque el relevo parece asegurado y también el hecho de encontrarnos ante dos hombres y un destino
Desde el primer plano, el director hace gala de una esmerada planificación y de un profundo sentido metafórico con la imagen. El tiempo del grifo surtiendo agua se termina y nuestro protagonista se siente amenazado por la desertización… que es lo mismo que la falta de vida. Un suelo agrietado viene a convertirse en una piel reseca y agrietada, y parece que preludia un tiempo de falta de humanidad y de soledad, un nuevo desierto existencial. Un tempo lento y adecuado -no sobra metraje en esos 26 minutos-, una luz mortecina cargada de significado que recoge la fotografía de Juan Carlos Gómez, un montaje paralelo que mira al mismo Griffith en los inicios del cine, y un futuro trágico para dar la razón al título… porque esto es el fin.
En la imagen: Fotograma de “The End”, Prosopopeya Producciones, Intermedia Producciones, Cómplice © 2008. Todos los derechos reservados.
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Publicado el 24 noviembre, 2013 | Categoría: 7/10, Año 2008, Cortometrajes, Cortometrajes, Drama, España
Etiquetas: cortometraje, Eduardo Chapero-Jackson, familia, Juan Carlos Gómez, The End, violencia