The Gift

Publicado el 09 febrero 2012 por Asilgab @asilgab

Nada más empezar a escuchar las notas de Black, sabes que estás escuchando algo grande. Esta canción que The Gift ha elegido para abrir su novísimo cd Primavera, tiene esa rara cualidad, la hondura. Pero no se trata de una hondura cualquiera, porque no hace falta ver a Nuno Gonçalves ensimismado en los teclados de su piano para saber que él ha iniciado un viaje hacia lo imposible, como hacía Calígula en las manos de Camus. Las notas del piano de Nuno, trascienden lo puramente musical para incrustarse en ese lado del alma que siempre tenemos olvidado. Su fuerza es tan gigantesca que tira de nosotros hacia la profunda hondura de las grandes ocasiones. Insisto, no se trata de una hondura cualquiera, sino de aquella que también atesoran los grandes maestros del flamenco, el fado, el toreo o la interpretación, que en esta ocasión hemos tenido la suerte que nos sea traducida en unas notas musicales que por sí solas nos arrastran hasta dejarnos heridos en lo más profundo. Este disco, y por tanto Black, está compuesto en primavera para ser tocado en invierno, de ahí que la fuerza lírica de la estación más explosiva del año, se transforme en un intenso derrame de sonidos góticos hasta la más profunda de las derrotas. Grandiosidad adornada de melodías oscuras que trascienden el mayor de los significados de la vida. Eso es lo más importante de este disco, su esencialidad, y la de sus compositores, porque The Gift apuesta fuerte y va mucho más allá de las falsas modas existentes en el mundo de la música, para correr a situarse en la colina donde sólo vuelan sus cometas lo mejores. En Explode esas cometas estaban adornadas de mil colores y de ritmos explosivos que iban hacia el exterior, pero en Primavera, esas cometas se tornan grises tirando a casi negras, pero no les importa porque no paran en el límite del cielo, sino que nos hacen viajar hacia el otro lado. Otro gran ejemplo de lo hasta ahora expuesto es esa otra maravilla llamada Meaning of Life, porque, quién nos iba a decir a todos nosotros que el verdadero significado de la vida iba a estar guardado en las teclas del piano de Nuno Gonçalves y en las cuerdas vocales de Sónia Tavares, que en esta ocasión se vuelven sublimes para llevarnos casi dormidos hasta esa nana para personas mayores titulada Primavera, donde Sónia es capaz de arrullar nuestros mejores sueños antes de llegar al paraíso.
Se nota, y mucho, que Primavera nació de las entrañas más abismales de un artista con mayúsculas, porque el disco está lleno de grandes canciones, como por ejemplo La Terraza, donde volamos con nuestra imaginación hasta la oscuridad de una sala de jazz, que se torna en el salón de nuestra propia casa en Open Window, que como su propio título indica, es una invitación a entrar por esa ventana abierta que es Primavera, y que en este caso sí podemos decir sin temor a equivocarnos, que merece la pena tentar a la curiosidad sin necesidad de correr la suerte del gato. Una curiosidad que se transforma en respeto hacia la pureza más íntima en esa extraña maravilla llamada Sehnsucht. Una pureza, que como un caballo, va en busca de sí misma hasta llegar a Blindness, otra de las piezas más enigmáticas de este Primavera. Long time es otra oportunidad de poner a prueba nuestros sentidos, por si ya no hubiésemos tenido suficiente, porque la sencillez de los sonidos de sus violines nos transportan a otra época cargada de grandes pasiones. Este tema posee ese rasgo puramente romántico (en el sentido literario del término) que incide en los acantilados de nuestros sentidos (ahora sí, ahora no…). Un viaje en el tiempo que nos hace llegar hasta Les tulipes de mon jardín (the perfect you), un corolario musical que sencillamente resume a la perfección este Primavera como una mágica caja de música, que cada vez que la abres, te deja hipnotizado con sus notas musicales.
Y como dicen en las casas de apuestas, ¿alguien da más?
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.