The Good Heart: Un buen corazón (Dagur Kári, 2.009)

Publicado el 13 noviembre 2012 por Rugoleor @rugoleor


The Good Heart: Un buen corazón (Dagur Kári, 2.009)
Ficha:
Título Original: The Good Heart.
Director: Dagur Kári.
Guionista: Dagur Kári.
Intérpretes: Paul Dano, Brian Cox, Damian Young, Isild Le Besco, Susan Blommaert, Stephanie Szostak, Bill Buell, Michael J. Burg, Nicolas Bro, Michael J. Burg, Daniel Raymont, Stephen Henderson, André De Shields, Elissa Middleton, Ed Wheeler, Steve Axelrod, Henry Yuk.
Productores: Skúli Malmquist, Thor Sigurjonsson.
Fotografía: Rasmus Videbæk.
Música: Orri Jonsson, Dagur Kári.
Montaje: Andri Steinn Gudmundsson.
Países: Dinamarca, Islandia, Estados Unidos, Francia, Alemania.
Año: 2.009.
Duración: 101 minutos.
Edad: No recomendada para menores de 12 años.
Género: Drama.
Distribuidora: Alta Classics, S. Unipersonal.
Estreno: 09-06-2.010.
WEB Oficial: Web Oficial de la película en España.
Espectadores: 20.928.
Recaudación: 110.656,77 €.
Calificación: 5,929.
Sinopsis:
Lucas (Paul Dano) es un joven de buen corazón que vive en una caja de cartón debajo del puente de Brooklyn. Sin perspectivas para el futuro, intenta suicidarse, pero su intento acaba fallando, como todas las cosas que ha intentado en su vida... Mientras se recupera en el hospital, tiene que compartir la habitación con Jacques (Brian Cox), un malhumorado propietario de un bar, de carácter colérico y estilo de vida nada saludable, que acaba de sufrir su quinto infarto. Decidido a que su bar siga funcionando, y consciente de que sus días están contados, Jacques toma a Lucas bajo su maltrecha ala y lo instruye en las reglas decididamente misteriosas por las que él se rige. Lamentablemente para Lucas, el método pedagógico preferido de Jacques consiste en gritar, despotricar y tirar cosas. Algunas de sus estrictas normas incluyen no tener nuevos clientes, no confraternizar con ellos y, la más importante, nada de mujeres. Su amistad se ve puesta a prueba cuando la aturullada April (Isild Le Besco) entra en el bar y Lucas insiste en que tienen que ayudarla.
Comentario:
Lucas (Paul Dano) es un joven de buen corazón que vive debajo del puente de Brooklyn. Sin perspectivas para el futuro, su intento de suicidio le lleva hasta la habitación de un hospital en el que conocerá a Jacques (Brian Cox), el malhumorado propietario de un bar. Ambos forman la columna vertebral de esta historia de abandono, solidaridad, amistad y asunciones paternofiliales no exentas de traumas. Todo ello, en un clima íntimo, entre el indie americano y el absurdo centroeuropeo, bañado por unas cuantas copas de más.
Crítica:
09-06-2.010 – JOSU EGUREN
Entre copas
A la marginación se puede llegar por caminos opuestos. Lo extraño es encontrar personajes que se sientan cómodos en los márgenes de la sociedad que les ha dado la espalda. Dagur Kári es optimista, en la desgracia, y desenfoca la crítica social para fijarse en la extraña relación entre un cascarrabias crónico y un pequeño salvaje, sirviendo copazos de drama menor con mixtura de comedia amarga.
En el callejón más oscuro de un barrio reconocible, Brooklyn, de una ciudad sin nombre, ya saben, Brian Cox regenta 'La casa de las ostras', un garito de aforo limitado con olor a Brummel y entrada reservada a los parroquianos más fieles: personajes excéntricos, dentro de unos límites, que apuran sus tragos bajo la atenta mirada de un barman en prácticas. Paul Dano es el camarero, un suicida frustrado que comparte pijamas y soledad con un anciano del que recibe master classes en sociopatía, misoginia y xenofobia. Aunque las lecciones no calan en el aprendiz de Bartleby, bien porque su ingenuo corazón le impide asimilar ese odio feroz, o bien porque en el fondo sabe, como los espectadores, que todo es una pose con la que su tutor trata de enmascarar una vieja herida de guerra.
Afortunadamente, Kári no se apunta a los tópicos argumentos ligados a la psicología del desengaño y deja que su fábula sobre la amistad discurra por afluentes subterráneos, dándole protagonismo a un intérprete, Brian Cox, que no necesita la intensidad de los focos para comerse la cámara. Las intenciones y el desenlace al que apunta Kári son cristalinos: el título habla por si sólo, y no llega a empañarse con la brusca irrupción de un tercer personaje; una mujer, claro, que ocupa su lugar en la barra sin desentonar y para excusar al director de estirar la relación varonil hasta sus últimas consecuencias. Qué les voy a decir, este combinado nos lo han servido mil veces, prometimos no volver a probarlo después de la última resaca, pero sabe bien y no agrieta la garganta más de lo necesario. ¡Otro!
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