The Green Hornet (2011)

Publicado el 20 enero 2011 por Quesito

Verde que te quiero verde.


En el Hollywood actual, ser original no siempre suele significar realizar algo novedosos sino, más bien, suele ir acompañado de la recuperación de algún tipo de personaje y/o historia a la que los demás estudios todavía no le hayan metido las zarpas encima. Será por eso que términos como “remake” o “reboot” están a la orden del día. En ese sentido, Seth Rogen, protagonista, guionista y productor del film, ha optado por rescatar a El avispón verde, un personaje creado en los años '30 para un serial radiofónico y que, en la década de los '60, dio el salto a la pequeña pantalla, con una serie que contaba con Bruce Lee como acompañante del protagonista. Lo curioso del caso es esta manía que les ha entrado ahora de intentar meter una gran carga cómica a este tipo de productos, como ya sucediera anteriormente con las adaptaciones cinematográficas de series como Los ángeles de Charlie o Starsky y Hutch.

Britt Reid es una suerte de Bruce Wayne cualquiera, que tras la muerte de su padre recibe en herencia, además de una millonaria suma de dinero, el control de un importante periódico. El susodicho Britt, ha vivido toda su vida como un niño rico que ha disfrutado con cuantos caprichos le han apetecido, salvo el respeto y cariño de su difunto padre, más preocupado por sacar adelante sus negocios que por pasar tiempo con su hijo. Tras su muerte, el protagonista deberá dar un inesperado giro a su vida de vividor nocturno empedernido, viéndose obligado a empezar a asumir responsabilidades por primera vez en su vida. Pero, como ya se sabe que la cabra tira al monte, su primera decisión responsable y madura será la de convertirse en una especie de héroe enmascarado que patrulla la ciudad con el objetivo, ya sabido, de ayudar a los débiles y luchar contra el crimen, allá donde se encuentre.
Es público y notorio que en este mundillo de los héroes enmascarados hay mucha carne de psiquiatra y que la mayoría se acaban convirtiendo en héroes vengadores a raíz de algún tipo de trauma infantil. De esta manera, si Batman se convirtió en enmascarado debido a presenciar el asesinato de sus padres y la posterior caída en una cueva llena de murciélagos, el punto de inflexión de The green hornet será algo mucho más terrible si cabe: su padre le rompió un juguete, de pequeño, delante de sus narices. Momento piel de gallina, señores.
Siguiendo con el pararelismo, como todo Batman tiene su Robin, no se crean ustedes que The green hornet se lanzará a las calles cual potro desbocado, sin ayuda ni cobertura alguna. No señores. Para ello contará con la ayuda de Kato, un joven empleado asiático de su difunto padre que, al parecer, era el encargado de cuidarle los coches y, a la vez, el responsable de hacerle el café. A pesar de que, en un principio, el hombre no parece prometer mucho como superhéroe, lo cierto es que, para suerte de nuestro protagonista, el muchacho resultará ser todo un portento, siendo experto en artes marciales, gran inventor de todo tipo de cachivaches, creador de armamento pesado y, por si todo esto no fuera suficiente, al muchacho disfruta de la visión selectiva que en su momento ya demostró poseer el mismísimo Robocop.
Acompañando a Seth Rotgen, en la película encontramos a Jay Chou, como su espavilado compañero de fatigas, con el que creará una especie de dúo cómico por contraste (una como tipo divertido y alocado y el otro como serio y responsable); a Cameron Diaz, que interpreta a la “chica de la película” y que está en el film pura y simplemente porque tiene que haber una "chica de la película" en este tipo de productos, pero que sus apariciones parecen en todo momento metidas con calzador; y a Christoph Waltz, que repite como el malo de la función, después de su aplaudido y premiado trabajo en Malditos Bastardos que, lamentablemente, en esta ocasión, consigue construir uno de los malvados más olvidables de los últimos tiempos.
Y luego está la elección de Michel Gondry (¡Olvídate de mi!, La ciencia del sueño o Rebobine, por favor), claro ejemplo de director que tiende más hacia el "cine de autor" que otra cosa, para dirigir una película con una más que evidente vocación comercial. En ese sentido, sólo cabían esperar dos resultados posibles: 1. Que Michel Gondry hiciera una marcianada que provocara que los cines se quedaran desiertos, que los productores del film desearan colgarlo de sus partes nobles en una plaza pública y que la película terminara convirtiéndose en cinta de culto; o 2. Que Michel Gondry se tomara la película como un film de encargo sin trascendencia, que hiciera lo que le pidieran los mandamases y que prescindiera de su potente personalidad visual en beneficio de la pirotécnia. Obviamente se acabó imponiendo la segunda opción y de las casi dos horas de metraje apenas cabe destacar tres escenas en las que se puede vislumbrar el sello Gondry (una de ellas, con pantallas partidas, magnífica, todo sea dicho).
La película comete tres fallos garrafales: El primero es que, como espectador, lo único que deseas a partir de la media hora de película, es que alguno de los malvados contra los que se enfrenta The green hornet se lo cargue. El protagonista se esfuerza tanto en resultar cómico (no lo es) e ingenioso (no lo es) y en provocar continuamente situaciones tan divertidas (no lo son) junto a su compañero Kato, que acaba cansando al espectador. El segundo es que cuenta con el guión más plano que recuerdo en años. Resulta prácticamente imposible no descubrir el pastel apenas empezada la película, por resultar ya visto en innombrables películas. De hecho, creo que prácticamente el cincuenta por ciento de las cintas de acción producidas durante la década de los ‘80 contaban con un argumento similar. El tercero es que, a pesar de pretender ser una trepidante cinta de acción, aburre una barbaridad. En este caso la cosa está clara: le sobra metraje (veinte minutos menos no le habrían ido nada mal) y le falta ritmo a patadas, en parte, provocado por los eternos diálogos establecidos entre la pareja protagonista, pretendidamente graciosos (no los son).
Resumiendo: Fallido intento de recuperar para la pantalla grande un héroe de la televisión de los años ‘60, a medio camino entre la cinta de acción y la comedia, pero con una más que evidente falta de ritmo.

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