«The Hole» se presenta ahora en el teatro de La Latina, muy reformado, con Álex O'Dogherty como maestro de ceremonias (este mes de enero ha compartido papel con Fernando Gil); Víctor Conde, el director, se ha referido a él como un espectáculo mucho más cercano al mundo de la revista -en homenaje al teatro que lo acoge, feudo durante años de la inimitable Lina Morgan-. Los géneros hoy en día tienen las fronteras cada vez más difuminadas, pero la historia de cuernos que va atravesando el espectáculo, las lentejuelas, la «verdura» de los chistes y sus dobles intenciones nos acercan a ese universo arrevistado... Ah, y la celebración, recién comenzada la segunda parte, de un bingo, con el premio de un jamón (nada hay más español).
«The Hole 2» es un espectáculo de cabaret familiar; no porque pueda acudir toda la familia, no está pensado con esa intención, sino por el elenco, más parecido al de un cabaret portátil de provincias que a una superproducción de la capital (me refiero a sus pretensiones, no a su calidad). Está vertebrado en torno al guión que desarrolla Álex o'Dogherty -un sobresaliente y esforzado maestro de ceremonias-, en líneas generales muy ingenioso, aunque haya algún parlamento excesivamente largo e innecesariamente «sentimental». Y en torno a él se agrupan los números de corte circense (entre lo simplemente correcto y lo francamente notable), los strip-tease, los números cómicos y las canciones, brillantemente interpretadas por María Adamuz, un lujo para este espectáculo.
Hay espacio para la (mucha) participación del público, cómplice necesario de un espectáculo que busca su integración y que lo convierte en su piedra angular en muchos momentos, contagiándose de su anhelo de diversión y contagiándolo a su vez de su espíritu coñón.