The Homesman, Estados Unidos 2014

Publicado el 19 mayo 2014 por Cineinvisible @cineinvisib

Incluida en la sección principal del festival de Cannes, la quinta película de Tommy Lee Jones irá directa a cosechar, como mínimo, media docena de nominaciones a los Oscar 2015, si no son más, y puede que hasta alguna Palma francesa (pronóstico casi en el ecuador del festival). El célebre, hermético y sobrio actor vuelve a demostrar su maestría para transformar el mítico género cinematográfico americano, el western, en un formato perfecto para defender causas, un sólido feminismo (que cae a la perfección en una edición francesa presidida por Jane Campion), y denunciar viejos demonios de su cultura nacional.La película cuenta con tres sólidos elementos, que hacen de ella, una de esas historias que sigues con interés creciente, a lo largo de sus casi dos horas y media. En primer lugar, el esperado retorno de la magistral Hilary Swank, que llevaba una década, desde Million Dollar Baby en 2004, sin encontrar un papel a la altura de su talento. Un guión, basado en la novela de 1988 del mismo título de Glendon Swarthout, autor americano que ha sido llevado a la gran pantalla como mínimo en 7 ocasiones, adaptado por el propio director junto a Kieran Fitzgerald y Wesley Oliver. La historia de una mojigata pionera americana que, en 1855, decide trasladar a tres mujeres enajenadas, desde Nebraska hasta una iglesia de Iowa, que se encargará de cuidarlas.Una estructura dramática llena de imprevistos (próxima a La última pista): indios, condiciones climatológicas adversas y, sobre todo, la química explosiva de la personalidad de los dos protagonistas-antagonistas. Una piadosa granjera (que busca desesperadamente un marido, ya que con 31 años en el lejano Oeste, el bacalao estaba más que cortado) y el vividor vaquero también de cierta edad (Tommy Lee Jones, aunque sólo tiene 67 años, parece que roza los 80).Este road-movie en carretilla no pierde la oportunidad de integrar dos momentos de crítica: un particular “occupy Wall Street” en el que el protagonista defiende la ocupación de casas abandonadas por sus dueños (ya en 1855) y una destrucción del germen del capitalismo que, años después, se instalaría como cultura principal del país.En un momento el protagonista llega con su carromato y sus tristes pasajeros a un hotel en medio de la nada que les niega el alojamiento, justificándolo en la inminente recepción de unos promotores. El actor-director no se priva del placer de destruir enteramente el “origen del mal” con referencia al 11-S incluida (hombre defenestrado).Y por último, una sabia combinación de la magia de dos inmensos artistas, que normalmente solemos olvidar, el músico Marco Beltrami (autor de todas las BSO del director) y la fotografía de uno de los mejores directores de este aspecto tan primordial de una película, el alucinante mexicano, Rodrigo Prieto, autor entre otras de El lobo de Wall Street, Argo, Biutiful, Babel, El secreto de Brokeback Mountain, 21 gramos, Amores perros…Si Jane Campion, junto al flamante equipo que le acompaña en el jurado de la edición de Cannes 2014, deciden jugársela al palmarés con un ligero toque político, podría esperarse una Palma para el conjunto de la actrices (todas impecables, por cierto, también está Meryl Streep) o para su guión, abiertamente feminista. Respuesta en sólo 5 días.