Un tanto aburrida, esperando a que pase algo emocionante a lo largo de la película, nos encontramos ante una Tierra que ha sido invadida por una raza alienigena que como parásitos ocupa el cuerpo de los humanos para poder sobrevivir. El planeta entero ha sido conquistado, y salvo por un pequeño reducto de rebeldes, todo esta en sus manos. Melanie, una de esas rebeldes, ha caído en las manos de los alienigenas, y su cuerpo es invadido por Wanderer, un ente que no es capaz de dominar a la mente del cuerpo del anfitrión y va simpatizando con ella. A la vez (y como no podía ser de otra manera viniendo de una novela de Meyer), Melanie y Wanderer, establecen un triángulo amoroso con dos jóvenes en medio del cuartel rebelde.
Por otro lado, lo mejor de la película es la puesta en escena y al aprovechamiento de las localizaciones y los paisajes, algo que es insuficiente para justificar que una película te ha gustado (en algo se tenía que notar la mano de Niccol).