`The Innocents´ -frágiles lágrimas de terror-

Publicado el 19 enero 2011 por Cinefagos

 

“Mi amado y yo estábamos echados bajo el sauce llorón, pero sólo yo estoy echada y lloro al lado del árbol. ¡Cantando, sauce llorón! Al lado del árbol que llora conmigo ¡Cantando sauce llorón!Hasta que mi amado regrese. Mi amado y yo estábamos echados bajo el sauce llorón, pero ahora sólo yo estoy echada¡Oh sauce me muero!¡Oh sauce me muero!”

 

Con esta triste canción cantada por la grácil voz de una niña mientras en la pantalla tan sólo vemos oscuridad absoluta empieza The Innocents . Me niego a referirme a este film por el nombre con el que lo bautizaron en nuestro país, más que nada porque esta película tiene que verse en V.O. y también porque creo que el título que tan amablemente nos regalaron nuestros grandes traductores es una soplapollez como la copa de un pino, pero no quiero desviarme del tema, vamos a lo que vamos.

Sin duda, esta obra atesora una de los mejores inicios que un servidor ha tenido el placer de ver, una apertura tan terrorífica como triste, tan melancólica como inquietante, tan inteligente como desconcertante. Una combinación extraña pero la mar de efectiva, original e interesante.

Antes de nada, empezaré por aclarar a quienes no hayan tenido el placer de ver esta genialidad de película que “The Innocents” no es una obra que resulte fácil de asimilar o de digerir, para nada. Pero por otra parte les puedo asegurar que es una experiencia única que no olvidarán con facilidad; es un relato muy inteligente , calculado hasta el mínimo detalle, con el propósito de manipular la mente del inocente espectador (más adelante entenderéis el motivo). Y que está repleto de matices, de tristeza, de belleza, de terror, de oscuridad, de incertidumbre y de vivacidad.

La suave y frágil voz que nos abre la puerta de entrada a este film no es un sin sentido, no es una simple canción, pues en la letra se esconde el verdadero significado de esta película. No os preocupéis, porque diciendo ésto no he revelado ningún dato esclarecedor, y no os molestéis en intentar adivinar el final leyendo la canción, los tiros no van por ahí. Simplemente tenéis que limitaros a ver el film y después, seguramente, si sois un poco avispados veréis la relación que guarda la letra de la canción con la película.

También quiero aclarar que no voy a hacer un análisis de esta obra como mandan los aburridos cánones establecidos por el manual del crítico pedante, ni siquiera voy a alabarla enumerando las muchísimas virtudes técnicas y artísticas que sin duda atesora esta maravilla. Si queréis eso tan sólo tenéis que escribir el título de este film en el mágico buscador de la red que todo el mundo utiliza y allí encontraréis miles de críticas de esta película, y que con seguridad os revelaran todos los detalles que queráis saber, pero yo no pretendo eso, yo tan sólo quiero explicaros (si me permitís) las sensaciones que despierta en mi “The Innocents”. Dicho todo esto ¿Qué os parece si os hablo un poquito más de esta Obra Maestra? Sí os parece bien, vamos a ello.

El film se desarrolla en la Inglaterra del siglo XIX y la historia es la siguiente: Miss Giddens (interpretada por una impresionante Deborah Kerr) es una institutriz con férreos principios y fuertes convicciones religiosas. La preceptora es contratada para hacerse cargo de dos niños que se han quedado huérfanos. Poco a poco Giddens irá percibiendo inquietantes y demoníacas presencias extrañas que perturbarán la paz de la aparentemente tranquila Mansión de Bly.

La verdad es que leyendo la sinopsis podemos caer en la errónea sensación de haber visto multitud de películas con una trama similar con los tics tan mega-utilizados y tan típicos del cine de terror y más concretamente de temática casas encantadas. Tics tales como: Antiguo y tenebroso caserón( se admite también castillo como animal acuático), molestos espíritus atormentados, repelentes y aterradores niños con poderes extrasensoriales, “sustos y disgustos”, y evidentemente como en todo film de horror que se precie también hallaremos el “alivio escéptico” (

son los personajes encargados de quitar hierro al asunto, que pretender dar ese toque de sensatez, cordura y escepticismo- los podremos encontrar en todos los films de esta índole, normalmente suelen morir,jejeje-).

The Innocents” es una película con dotes de gran manipulador, es una sutil “mentira” que consigue aguantar la grandiosa “farsa” de principio a fin sin que nos demos cuenta de ello, y lo mejor de todo es que cuando todo acaba, sabes a ciencia cierta que has sido manipulado y engañado pero no te parece que te hayan mentido, y aún a sabiendas del engaño, no te sientes embaucado porque te das cuenta que eres tú el que se ha dejado arrastrar inocentemente por el sutil embeleco. Me explicaré; Este film es un drama psicológico disfrazado brillantemente de película de terror. Y el disfraz es tan bueno que no llegas a distinguir una cosa de otra, pues “The Innocents” te entristece como el mejor drama pero también te aterroriza como lo haría el más espeluznante relato de terror, así que….¿En qué quedamos? ¿Terror o drama? Responderé a la pregunta con esta drástica apreciación: La tristeza y la melancolía que produce la soledad y el desamparo puede llevar a la locura. No hay nada más terrorífico que perder la razón y que te transformes en tu propio fantasma. Todo eso combinado con un exagerado fanatismo religioso (todo fanatismo es exagerado) y con la “inocente” malicia de unos maquiavélicos infantes, puede resultar un cocktail de dramático desenlace.

 

Aparcando de momento este tema y dejando un poco de lado las preguntas que puedan surgir (que seguro serán muchas) sobre la trama y el desarrollo del film, ahora nos centraremos un poco en alabar uno de los apartados más destacado de esta obra; me refiero a la fotografía. Nos encontramos ante una de las películas visualmente más perfectas de la historia del cine. El culpable de tal regalo fue el genial Freddie Francis, no perderé valioso tiempo ahora en presentaros a tal artesano, para eso ya hay otras páginas. Yo simplemente os diré que “The Innocents” es algo visualmente tan bello que resulta hipnótico y que es inconcebible imaginar este film coloreado. Esta película es del año 1961, evidentemente ya existía el cine en color pero esta obra fue rodada en blanco y negro, el mejor blanco y negro que he visto en mi vida, y realmente esta obra no podía ser concebida de otra forma, pues la tristeza exige tristeza y el color negro desesperanzador de las sombras es más perceptible y aterrador cuando está reflejado en un blanco impoluto, que debe ser entendido como; luz, calma, vida y razón. Así que las sombras no son otra cosa que incertidumbre, inquietud, mentiras, maldad y paranoias.

 

Si estamos ante un film de casas encantadas lo lógico sería que los fantasmas hicieran acto de presencia ¿No creéis? Pues así es, pero los espectros de este film no son a los que estamos acostumbrados en la actualidad; no son espíritus despeinados ni con aspecto de zombie que se muevan sincopadamente acompañados de burdos efectismos sonoros y visuales. Nada de eso, los fantasmas de esta película parecen tan humanos como cualquiera de nosotros. Y realmente, en mi opinión los pobres fantasmitas son mucho más humanos y mucho menos aterradores que los adorables y menudos protagonistas de esta historia. Este detalle está maravillosamente bien jugado pues lo verdaderamente espeluznante de este film tan “mentiroso” no son las pobres almas en pena, y nunca mejor dicho, pues dan más pena que terror. Los fantasmas de esta película no son más que una mera comparsa y una sutil y estratégica maniobra de distracción para intentar (por momentos) desviar nuestra atención hacia un lugar donde solo hallaremos desconcierto, pues lo verdaderamente terrorífico es la complejidad de la mente humana, y más aterrador aún si cabe es descubrir que la maldad se esconde tras una cortina de tierna inocencia, suave piel y ojos de cordero degollado; la mente de un niño caprichoso que no distingue ( o no quiere distinguir ) entre el bien y el mal.

Pero sería muy aventurado por mi parte decir que las apariciones de los espíritus no resultan inquietantes, pues decir eso sería mentir y restarle merito a la “trampa” que nos propone “The Innocents”, debo ser sincero y admitir que hay imágenes de los fantasmas que son terroríficas, porque lo son. Pero curiosamente siempre que aparecen se muestran inmóviles, expectantes, lejanos. Os explicaré mi opinión al respecto; mi deducción es que se muestran así porque realmente son irreales, fruto de la imaginación de Miss Giddens. Son armas de su subconsciente que pretenden advertir a la institutriz del peligro que corre. Para que lo entendáis mejor, los espectros significan realmente las ganas reales de Giddens de abandonar el lugar y apartarse de los niños, por eso los espectros siempre aparecen lejanos; o bien al otro lado del lago, o detrás de una ventana. La lejanía de los espíritus significa que realmente la institutriz mantiene una lucha en su interior y las apariciones son advertencias del sentido común, están lejos porque ella no quiere tocar la realidad que significaría ser “egoísta” y aceptar la maldad de los niños.

Ya he hablado demasiado, pero aún así es imposible imaginar como terminará la desconcertante historia basada en los escritos del gran Henry James.

Antes de terminar alabaré el gran trabajo de Jack Clayton (director del film) que consiguió de forma brillante mentir sin parecer mentiroso. Algo rematadamente loable, pero al tener en sus manos a una de las mejores actrices de la historia del cine ,el mérito parece menor, pero os aseguro que no lo es. Este film es una Obra Maestra sin paliativos, y un conjunto de malas intenciones que resulta ser un drama tan bello y tan bien ejecutado que acaba siendo una de las mejores películas de terror de todos los tiempos, y todo eso sin querer……Pues las mejores cosas de esta insulsa vida nacen de una combinación espontanea; sin saber como saldrá acaba por salir perfecto. ¿Casualidad?………….

Sayonara.