Ralph Fiennes dirige esta producción y se mete también en la piel de Charles Dickens, uno de los grandes escritores clásicos de la literatura universal, y más concretamente en su punto álgido a nivel productivo. En este contexto, Dickens conoce a una joven con la que empieza una relación que durará hasta el día de su muerte. Una relación a escondidas, secreta, que motiva el título de la película: “La mujer invisible”. La película está basada en el libro ‘The Invisible Woman: The Story of Nelly Ternan and Charles Dickens’, escrito por Claire Tomalin.
Calificación: 6,870.
Tráiler de la Película
Ficha:
Título Original: The Invisible Woman.
Director: Ralph Fiennes.
Guionista: Abi Morgan.
Intérpretes: Ralph Fiennes, Michelle Fairley, Felicity Jones, Kristin Scott Thomas, Tom Hollander, John Kavanagh, Jonathan Harden, Tom Attwood, Susanna Hislop, Tom Burke, Tommy Curson-Smith, David Collings, Michael Marcus, Perdita Weeks, Richard McCabe, Gabriel Vick, Mark Dexter, Joseph Paxton.
Productores: Christian Baute, Carolyn Marks Blackwood, Stewart Mackinnon, Gabrielle Tana.
Fotografía: Rob Hardy.
Música: Ilan Eshkeri.
Montaje: Nicolas Gaster.
Diseño de Producción: Maria Djurkovic.
Diseño de Vestuario: Michael O’Connor.
País: Reino Unido.
Lugares de Rodaje: Londres, Middlesex (Reino Unido).
Fechas de Rodaje: Abril de 2012.
Año: 2013.
Duración: 111 minutos.
Edad: No recomendada para menores de 12 años.
Género: Biográfica, Drama, Romántica.
Estreno: 06-06-2014.
DVD (Venta):
Distribuidora: Sony Pictures Releasing de España, S. A.
WEB Oficial: Web Oficial de la película en España.
Espectadores: 0.
Recaudación: 0 €.
Visitas: 0.
Crítica:
12-06-2014 – JOSU EGUREN
Grandes esperanzas
“The Invisible Woman” es una lucha entre dos cuerpos, el biopic delicado y amargo de Ellen Lawless Ternan, la amante de Charles Dickens, y la película secreta que emerge su interior cuando Ralph Fiennes abandona el primer plano del romance para profundizar en la psicología y el compromiso de la literatura del autor de ‘David Copperfield’.
La historia comienza con la panorámica de una playa en la que una mujer atraviesa el cuadro de derecha a izquierda con la misma inquietud, pero en sentido totalmente opuesto al de la protagonista de “La hija de Ryan” (1970), de David Lean. Huye de sí misma, de los recuerdos de un amor frustrado por la presión social y la corrección política, en dirección a ninguna parte, hacia el infinito perdido; la cámara se posa sobre su nuca, vértice de toda la tragedia, y por medio del corte viajamos en el tiempo hasta los ensayos de una representación teatral de ‘En mares helados’, de Wilkie Collins. Es el principio de una historia de amor que se labra a través de los gestos, de las miradas cómplices de los personajes secundarios, en un prodigioso ejercicio de contención dramática que se hace posible gracias a la férrea intención del director de dar voz a todas las partes, sin sucumbir al egotismo. Y ahí es donde empiezan los problemas para el espectador, que se enfrenta a la lectura seminal de ‘Grandes esperanzas’ al tiempo que Fiennes cruza en su camino secuencias de un contenido moral y político que rebotan sobre la pantalla como el eco invertido de un tiempo futuro. El descenso de Dickens cronista a la marginalidad de Whitechapel (‘Los papeles póstumos del Club Pickwick’) y su relación ambivalente con la fama son los elementos con los que Fiennes traza el certero retrato de un personaje al que desprecia y admira. «Un hombre bueno que trata de ser un hombre bueno», y una adolescente enamorada de su genio que acepta con resignación la oportunidad que le ofrece de estar juntos.