The Last Tycoon: The Return Of Matt Bomer In A Suit (Oh, Thank God!)

Publicado el 07 agosto 2017 por Dro @Drolope
Sabía que pronto Amazon iba a estrenar The Last Tycoon –concretamente el 28 de julio– pero nunca me llegué a plantear seriamente verla. ¿Qué produjo el cambio de opinión? Bueno, su protagonista es Matt Bomer y, señoras y señores, con ese hombre en traje me veo lo que haga falta.

¡Ay, que te como la cara a besos con lengua!

The Last Tycoon está basada en el último libro de F. Scott Fitzgerald llamado The Love of the Last Tycoon, el cual se encuentra inacabado debido a que Fitzgerald sufrió un infarto que le llevó a la tumba. La trama se centra en Monroe Stahr, interpretado por Matt Bomer (White Collar), quien, junto a Pat Brady (Kelsey Grammer, Frasier), es productor y socio de Brady American, uno de las compañías cinematográficas de a finales de los años 30 pero que se encuentra muy por debajo de otras como Warner Bros. o MGM. El tándem está muy bien diferenciado: mientras Brady es el fundador de la empresa y quien se encarga de llevar los números, decidir si los proyectos salen adelante o no y dar la última palabra a todo aquello, Stahr se encarga de pulir los guiones y de la parte más creativa del negocio. Es por eso –porque no queda como el malo de la compañía cuando hay que recortar en gastos o decir que no a futuras películas– que todo el mundo le adora, y esta es una de las razones por las que la pareja Brady-Stahr se encontrará en los momentos más bajos. Se trata de una relación complicada pero que la salvan con soplos de buen rollo y respeto por el trabajo del otro, pero eso no quita que las chispas salten dado que ninguno de los dos se cortará en decir lo que piensa. Además, Monroe sufre una enfermedad congénita cardíaca, lo que le anima a apostar por producciones que saben que puede ser un éxito ya que no quiere perder el tiempo, quiere dejar su marca en la historia del cine porque sabe perfectamente que un día puede morir.
A Monroe Stahr hay que añadirle su agenda amorosa. Casado con Minna Davis, una de las estrellas más conocidas en el panorama hollywoodiense, ella termina muriendo en un fatal accidente años antes del punto donde empezamos con la serie. Esto deja sumido en una profunda tristeza a Monroe, quien se refugiará en el trabajo para intentar superarlo. Esa actitud caballeresca, ese magnetismo que rezuma, su profesionalidad y lo encantador que es, hace que las mujeres que le rodean beban los vientos por él, sobre todo Celia Brady, interpretada por Lily Collins (To The Bone), hija de su socio que, con 19 años, tiene claro que quiere seguir los pasos de su padre. Sin duda alguna, una de las cosas más destacables de la serie es la evolución de Celia y la grata sorpresa que me he llevado con Lily Collins, de la cual no había visto nada anteriormente, pero me ha vendido muy bien al personaje y me la creo. Celia quiere que la tomen en serio en el business, que la dejen de tratar como una niña y la consideren una mujer capaz, pero para ello va a tener que trabajar duro y lidiar con la sombra de ser “la hija del jefe”. 

Dressed for success

En esta agenda amorosa hay que añadir una jugadora más, Kathleen Moore(Dominique McElligott, House of Cards), una camarera de la cual Monroe se queda tremendamente prendado. En cierta forma le recuerda a su mujer por su acento irlandés, pero es su belleza y sencillez lo que le encandila por completo. Es la primera persona en la que realmente se fija tras la muerte de su mujer –afortunada ella–.
Para mí, esta serie podría ser un complemento de Feud: Joan and Bette. Mientras que la serie de Ryan Murphy está basada en hechos reales –con alguna licencia creativa en el camino seguramente– y nos cuenta la historia del cine de Hollywood desde la perspectiva de las actrices, principalmente, con algunas pinceladas por parte de Jack Warner, fundador de Warner Bros junto a sus hermanos Harry, Albert y Sam, The Last Tycoon nos relata la historia en un periodo más reducido, finales de los años 30, desde la perspectiva de las mayors, el juego sucio entre las mismas, la parte creativa de los proyectos y la técnica de los negocios. Además, si en Feud trataban temas como la figura de la mujer en el cine, los problemas que la edad acarrea a las actrices como la falta de papeles, el machismo de la época, la crueldad de los medios de comunicación a través de Hedda Hopper, columnista del corazón, entre otros temas, The Last Tycoon trata los mismos pero no desde la perspectiva de las actrices, sino de la esposa de Pat Brady. Rose Brady es una mujer que se siente atrapada en una jaula dorada y en la que ya se siente muy poco cómoda. Necesita darle un cambio a su vida y sabe que siendo “esposa de” no se va a sentir realizada. La frustración por no tener una vida propia sino dedicada al marido, los problemas de la juventud, los lujos, son temas que podemos ver a través de las mujeres Brady.

Muchos y muchas somos Celia en este gif

La serie se nota que tiene calidad con una ambientación, puesta en escena, vestuario e interpretaciones cuidadas. Aparte de Lily Collins, Kelsey Grammer también está estupendoaunque su personaje tenga a veces esos tintes de villano pero, sin ninguna duda, quien se come la pantalla es Matt Bomer, razón principal por la que he visto la serie. No lo voy a negar, el factor mojabragas tiene gran peso para que me haya puesto la serie. Me encantó White Collar –creo que el revisionado está más cerca de lo que creía y eso que la vi hace dos años–, una serie que, no nos vamos a engañar, era un procedimental sencillo pero con bastante encanto, y donde Matt se lucía. Echo de menos la serie, echo de menos a Neal Caffrey y su personalidad arrolladora, y añoro terriblemente a Bomer en traje porque, Dios mío, el dolor de ovarios era muy real –este señor en traje debería estar penado con cárcel de lo guapo que está–. Matt en traje es un sí y aquí le podemos ver en traje y en esmoquin estando más guapo que un san Luis, así que mi corazón de fangirl/putifan –en momentos puedo llegar a serlo– está más que satisfecho. Por lo que si hay alguien en la sala que echa de menos a Matt Bomer en la pantalla de su televisor/ordenador, como ha habido gente que me lo ha dicho, le diría que se pusiese con la serie. Además, la historia no está nada mal aunque puede llegar a ser un poco cliché a veces.
Pasando a la parte técnica, la serie ha sido creada por Billy Ray, responsable de los guiones de Captain Phillips y The Hunger Games. La primera temporada se compone de nueve episodios que rondan desde los 45 minutos hasta casi la hora de duración. Para una persona como yo que le suelen costar los episodios de una hora, os digo que se llevan bien por motivos más que explicados en el párrafo anterior, además de que hay alguna trama que engancha. Lo que tengo que decir es que es hacia el final de la temporada cuando la trama se pone realmente interesante y que termina con un cliffhanger bastante grande. ¿Tendrá segunda temporada? Ni idea, pero sí creo que podría dar para otra y así seguir profundizando en los personajes, sobre todo en el de Lily Collins, que es el que tiene un camino mucho más largo.
Si el cine clásico os pirra, los tejemanejes de la época os resultan un tema interesante o queréis volver a ver a Matt Bomer en traje, The Last Tycoones una buena opción veraniega para pasar el rato. Cuidado con los sofocos, que no son buenos.

Irene Galindo (@MissSkarsgard)