Pero teniendo varias cosas que no me convencen demasiado, el resultado final es más que bueno. A ratos es sobrecogedora, es entretenida y es excitante. Aunque deja el regusto a pensar que esto ya lo has visto antes. Y es que es una versión moderna de “lost” (cosa lógica en parte siendo Damon Lindelof -uno de los creadores de Lost- el padre de la criatura)
La serie cuenta la vida tras la desaparición instantánea e indiscriminada del 2% de la población, y básicamente las consecuencias que esto conlleva. Y aunque el inicio de la serie es dubitativo y ciertamente errático, a partir del desgarrador 3º capítulo centrado en el pastor, solventemente interpretado porChristopher Eccleston (aquel Doctor Who y sobre todo para mí el inolvidable florista gánster de “the shadow line”) deja claro el objetivo: ser una serie ágil, dramática y con continuas vueltas de turca, dejando pinceladas para que entiendas las claves de como cada cual ha llegado a donde está tres años después de los sucesos.
Realmente es muy difícil de calificar, y por eso ni los mayores gurus y enteradillos del mundo de las series son capaces de ponerse de acuerdo: unos dicen que es una maravilla, un drama apocalíptico genial. Por otra parte hay quienes dicen que no descubre nada nuevo, que es “lost” edulcorado y que es el clásico producto yanqui que ataca facilonamente la fibra sensible. Un telefilm con lavado de cara y bonitos planos. Y es probable que todas tengan razón en parte. Hay capítulos completa y absolutamente maravillosos (véanse el 3, 6 y 9 particularmente) y hay otros que son totalmente infumables, teniendo un arranque ciertamente desconcertante y lento, que me hizo pensar en que estaba ante una versión preciosista de “under the dome”.
Hay historias claramente deficientes e innecesarias, como la de los hijos del policía, mientras otras son realmente fascinantes, como la del pastor y su hermana, la del propio policía y su padre y esos ataques de desdoblamiento de personalidad. El madero desde el principio me pareció irreal, (tal vez porque se parece mucho a mi amigo “el pelon”) aunque, este prometido de la Aniston, con el paso de los capítulos parece mucho menos chulo y más creíble. Su relación con Nora Durst y sobre todo el relato de la vida de esta mujer que pierde a toda su familia el día de la “ascensión”, es la parte más conmovedora de la serie.
Aunque inicialmente parece un serie más de ciencia ficción, en mi opinión, la serie busca respuesta a la filosófica pregunta ¿podemos seguir con nuestras vidas ante un acontecimiento dramático? Y aun mas ¿Cómo de mezquina puede llegar a ser la gente para conseguir su objetivo? Y a estas dos preguntas trata de responder la “secta” de los “Guilty Remnant”, fumadores compulsivos vestidos de blanco íntegramente que se niegan a aceptar la desaparición sin explicaciones, sin decir una sola palabra. Y así se lo hacen ver al mundo, fustigando a los que tratan de rehacer sus vidas. Sin duda los mejores momentos de la serie están relacionados con ellos y con sus estratagemas punitivas, llegando a un culmen tan tremendo como impactante al final de la serie. Son destacables las actuaciones de Liv Tyler (Megan Abbott), Amy Brenneman –amigos &vecinos- (Laurie Garvey), y la escalofriante Ann Dowd (como Patti Levin), líder inflexible y fanática de la secta.
La música a cargo Max Richter, compositor de lo que llaman música minimalista, repleta de chelos y violines intensifica los momentos más sensibles y amalgama perfectamente los momento dramáticos con los repletos de esperanza. Tal vez compense la desafortunada y fallida entrada de títulos de crédito de la serie.
“The leftovers” es una serie estupenda, pero que debería intentar desligarse un poco de sus semejanzas con “the lost”, pero que puede acabar siendo tan enorme como aquella.