'The Lords of Salem': el cine es la casa de Satán

¡Satán, ven a nosotros, estamos preparados!

Con tan sólo dos copias distribuidas en todo el territorio español llega a nuestro país The Lords of Salem, el nuevo film de Rob Zombie. Han tenido que pasar cuatro años desde la incursión del director en la saga Halloween para que volviese a dirigir un proyecto propio. El músico, que divide esfuerzos entre su carrera musical y la cinematográfica, ha visto en el famoso juicio contra las brujas de Salem la inspiración necesaria para ejecutar su nueva película.

The Lords of Salem cuenta la historia de Heidi (Sheri Moon Zombie), una dj de radio que presenta un famoso programa musical dedicado a la música Rock. Un día, Heidi recibe en el estudio un disco perteneciente a un misterioso grupo denominado The Lords. En el momento en que el disco comienza a sonar, una serie de extraños sucesos darán comienzo en Salem, el pueblo donde vive Heidi y donde en 1692 fueron ejecutadas 26 personas acusadas de brujería.

Cuando hablamos de Rob Zombie podemos decir que nos encontramos ante un caso de los más extraño. Es fácil catalogar sus filmes dentro del género del terror y, sin embargo, no se puede negar que su cine va más allá de simples etiquetas. Desde su notable díptico de debut cinematográfico formado por La Casa de los Mil Cadáveres y Los Renegados del Diablo, Zombie ha dejado patente una clara intención de dejar plasmada su huella personal en un género que ha demostrado conocer a la perfección. Pocos directores han sabido jugar con las convenciones del género como él, retorciéndolas hasta crear películas que en poco se parecen a nada.

The Lords of Salem es, en ese sentido, la película que demuestra la madurez autoral alcanzada por Zombie. O al menos su intento por alcanzarla, eso ya depende de los gustos de cada espectador. No podemos obviar, por otra parte, las evidentes influencias recibidas por el director a la hora de rodar esta absorbente, hipnótica e irracional película de brujas. No es difícil seguir el rastro de Polanski, Kubrick o sobretodo Lynch tanto en la puesta en escena como en el tratamiento argumental de la película. Los asfixiantes barrocos pasillos del edificio donde vive Heidi, así como su propio apartamento decorado con algunas de las imágenes surrealistas más famosas de la historia del cine, conforman una atmósfera inquietante que ayuda a incrementar la sensación de agobio propia del cine de terror. Salem, por otra parte, parece estéril y muerto, sin color, apagado del mismo modo en que lo está la protagonista.

La trama, reducida a unos mínimos argumentales, queda relegada a un segundo plano con respecto al trabajo visual que Zombie lleva a cabo en la película. La recreación del Mal, en cuanto a elemento irracional que causa pavor por no poder ser comprendido, en imágenes desconcertantes y grotescas supone el aspecto más interesante del film, con estampas que requerirán del esfuerzo del espectador para ser interpretadas. Es posible que debido a esto los fans de trabajos anteriores de Zombie se vean decepcionados ante una propuesta mucho más sugerente y, por decirlo de alguna forma, no tan “facilona”.

Nos encontramos, en definitiva, ante una película que puede ser disfrutada por aquel espectador que busque algo más que una simple historia de terror, y que cuente con la paciencia necesaria que requieren este tipo de propuestas destinadas a gustar más por su elaboración estética y sonora que argumental. The Lords of Salem es, por llevarlo a un extremo, el Fuego Camina Conmigo de Rob Zombie. El Árbol de la Vida del terror.