País: Australia.
Duración: 84 minutos.
Dirección: Sean Byrne.
Intérpretes: Xavier Samuel, Robin McLeavy, John Brumpton, Victoria Thaine, Richard Wilson, Jessica McNamee, Andrew S. Gilbert, Suzi Dougherty.
"Brent nunca se ha recuperado del accidente de auto que mató a su padre, un choque del cual fue responsable. Su único consuelo es su amorosa novia Holly. Pero hay otra chica que ansía reconfortar a Brent, la chica más callada de la escuela, Lola, y cuando él rechaza su invitación al baile escolar no se imagina la pesadilla que acaba de poner en movimiento. Una terrible serie de eventos tomará lugar bajo la luz de una bola de espejos que involucra satén rosa, purpurina, jeringas, clavos y taladros; Brent deberá hacer uso de cada célula de voluntad que posee si quiere sobrevivir y prevenir que Lola y su padre extiendan su venganza a aquellos a los que él más ama."
Ambas historias (la de Brent y su cautiverio y la de Jamie & Mia) se van entrelazando poco a poco; aunque al principio no tienen nada, pero nada en común, al final todo cobra un poco de sentido: mientras uno de ellos sufre por su vida, el otro disfruta de la mejor noche de su vida - es irónico y trágico a la vez-. La tortura de Brent sirve como plato principal, pero la historia secundaria de Jamie y Mía sirve como alivio, como respiro entre tanta sangre y castigo que el guionista y director Sean Byrne presenta. Sencillamente es una de las historias más viscerales y brutales del año, no por la sangre (que no hay taaanta) sino por la veracidad del asunto.
Sigo quejándome: la musicalización juega también un papel de espada de doble filo - en un principio, se torna muy importante para reflejar las sensaciones interiores de ciertos personajes (heavy metal para algunos, temas suaves para otros) y realmente lo que no transmiten con palabras se transmiten con música y sentimientos, pero más adelante, todo es ruido y ensordecimiento y realmente no se si quedaba bien dispuesto en conjunto.
Calificación: B