The lovely bones (2009)

Publicado el 26 febrero 2010 por Quesito
No matarás al vecino.
El bueno de Peter Jackson cogió por sorpresa a propios y extraños cuando, después de su alocada opera prima, Mal gusto, su extravagante aproximación al mundo de las marionetas con El delirante mundo de los Feeble y su película de culto gore, Braindead (tu madre se ha comido a mi perro), abordó una película basada en hechos reales sobre la amistad (y algo más) de dos adolescentes que se refugiaban en su propio mundo de fantasía, Criaturas celestiales. Quizás por eso, ahora que el director neozelandés parece querer dar una nueva vuelta de tuerca a su carrera, no nos coge a todos tan desprevenidos el hecho de que después de una comedia de aventuras sobre espíritus, Agárrame esos fantásmas, su grandilocuente trilogía de El señor de los anillos y su excesivo remake de King Kong, haya optado por llevar a la gran pantalla una historia, a priori, mucho más pequeña como es The lovely bones.
La película está basada en un best-seller de la escritora estadounidense Alice Sebold, y nos cuenta los trágicos acontecidos sucedidos en una típica urbanización americana en 1973, donde encontramos a una joven de catorce años llamada Susie Salmon, que vive feliz con su familia. Como esto no es una comedia adolescente, sino un dramón de los de aupa, en su camino se cruzará el vecino del barrio con más pinta de sospecho/pederasta/asesino en serie que se puedan ustedes tirar a la cara, quien la violará y asesinará sin ningún tipo de remordimiento aparente. Lo cierto es que la forma de captar a la joven resulta de lo más extraño, pues el hombre cavará un agujero en medio de un maizal cercano a su casa, donde construirá un escondrijo a modo de refugio para adolescentes hasta el cual atraerá a la joven. A modo de plan no deja de ser tirando a raro aunque, por desgracia para la joven Susie Salmon, ese día no llovió.
Una vez el asesino ha ejecutado su plan, se ocultará nuevamente en su sospechosa casa, siguiendo su sospechosa vida, en su sospechosa soledad, mientras sigue con su sospechosa afición a construir casas de muñecas, a pesar de lo cual nadie parecerá intuir que el personaje esconde algo extraño, ni siquiera cuando en medio de un interrogatorio de la policía se ponga a balbucear y a sudar como un cerdo ante la pregunta “donde estaba usted la noche del miércoles” (al parecer en 1973 la policía no estaba mucho por la labor). A pocas casas de distancia, el drama se cernirá sobre la familia de la joven desaparecida, quienes intentarán sobrellevar la pérdida como buenamente puedan. La fallecida Susie Salmon, no obstante, contemplará los acontecimientos que se irán sucediendo desde un espacio existente entre la tierra y el cielo. Un lugar mágico, con grandes praderas de un verde intenso y vivos colores. Una especie de antesala a las puertas del cielo. ¿Es el purgatorio? ¿Es el cuarto mundo imaginado por las protagonistas de Criaturas celestiales? ¿Es Pandora?
Susie Salmon está interpretada por la joven Saoirse Ronan, actriz que a poco que se esfuerce será la polla en vinagre, como ya apuntó en su papel ni niña cabrona en Expiación (por el que estuvo nominada al Oscar como mejor actriz de reparto), y también se dejó ver en ese quiero y no puedo que terminó siendo City of Ember. Ella resulta ser de lo mejor de la peli junto con el malo de la función, un espléndido Stanley Tucci (quien se dio a conocer en la serie Murder one y luego ha ido apareciendo como secundario de lujo en películas como Camino a la perdición, La terminal o El diablo viste de Prada), que borda su papel de tio chungo. Lo cierto es que era un caramelo de papel y Tucci se lo come con patatas. Además, en la película, también encontramos a Mark Wahlberg (El incidente) que encarna al padre de la víctima que se dedica a romper botellas con barcos dentro para expresar su dolor; a Rachel Weisz (Agora), como la madre quien, incomprensiblemente en medio de todo el dramón, lo deja todo para irse a trabajar como temporera en el culo del mundo recogiendo manzanas; y Susan Sarandon (Pena de muerte), como la abuela, que cuando aparece en pantalla, a pesar de ser alcohólica y fumar en exceso, de la hija desaparecida, de la desgracia familiar (y de una lavadora estropeada), la gente a su alrededor, sin sentido aparente, se pondrá a bailar.
La peli empieza prometiendo mucho y de lo bueno. De entrada la peli está narrada a modo de voz en off por la joven víctima que va poniendo sobre aviso al espectador de lo que está a punto de suceder, la escena del asesinato, tan irreal y absurda como bien dirigida por parte de un Jackson que, a partir de ese momento, empezará a demostrar una detallada obsesión por las manos del asesino, un brillante Stanley Tucci. Llegados a este punto olvídense de las buenas intenciones. Lo que sigue es un montón de nada. Vemos a Susie Salmon correteando por unos escenarios de gran colorido y artificialidad que no aportan mucho a la historia salvo un buen montón de escenas a medio camino entre lo cutre y lo hortera. En una de estas escenas vemos un árbol en el cual, de repente, todas sus hojas se echan a volar cuales pájaros. Más tarde, las hojas/pájaro vuelven a colocarse en su sitio, vistiendo las ramas desnudas y corroborando que, efectivamente, se debían tratar de hojas/golondrinas.
Lo que resulta innegable es que los mejores momentos de la película siempre suelen coincidir con Stanley Tucci en pantalla. Una vez superado el momento croma (que ya les advierto irá regresando a lo largo del metraje) y la película decide volver a la historia que nos estaban contando y volver al personaje de Tucci, la cosa mejorará. Lamentablemente el guión también optará por dar cancha a unos personajes que no sólo no aportan nada a la trama, sino que encima no encajan ni con calzador. Me refiero a la abuela, al amigo de la joven protagonista y a la muchacha rara del pueblo que, al parecer, tiene una especie de conexión cósmica con los muertos. Son personajes que no sólo no suman, sino que encima restan a la película. De hecho, el guión ni siquiera se esfuerza en desarrollarlos como hubiera sido lógico. Se podría decir que son más fantasmas dentro de la trama que la propia Susie Salmon.
El tramo final de la película logró engancharme nuevamente, hasta que se llega al clímax final, el cual, resulta ser de vergüenza ajena como poco, por lo absurdo de todo lo que allí sucede. Y me sabe mal cargar en exceso contra la película, porque Jackson en el fondo hace lo que puede, con esa virtud suya de colocar la cámara en lugares imposibles, pero el guión, al final, termina resultando una carga excesivamente pesada que termina por decantar la balanza.
Resumiendo: Excelente malo de una función vacía en exceso, con un arranque prometedor y un desenlace excesivamente absurdo.
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