The Mars Volta - Octahedron (2009)

Publicado el 19 enero 2022 por Moebius

Comenzamos el día con el quinto trabajo de The Mars Volta, luego de tragedias, ouijas y maldiciones, "Octahedron" es, al contrario de lo que parece demostrar su tapa, menos experimental que sus discos anteriores pero la misma desesperación de siempre, en ocho temas en donde se regodean en su búsqueda permanente, esta vez con su gigantesca capacidad creativa y compositiva al servicio de un estilo más cercano a la estructura canción rock de aspectos desgarradores, sin repetirse con sus trabajos anteriores y siempre buscando nuevos sonidos e innovando a todo momento, pero de alguna manera también volviendo a sus fuentes, y lanzando una gran dosis de rock y un aire fresco frente a tanta música prefabricada. Otro gran aporte de LightbulbSun.
Artista: The Mars Volta
Álbum:
Octahedron
Año: 2009
Género: Heavy prog
Duración: 50:03
Referencia: Progarchives
Nacionalidad: EEUU
El libro de la tapa rara tiene más de una sorpresa, alguna novedad en el sonido de la banda y también alguna vuelta a las fuentes. Ellos, en cada disco,  se niegan a ser conformistas y cada álbum es una búsqueda, no para complacer a los fans sino a la pasión por buscarse a sí mismos a través de historias y frenéticas atmósferas que han logran convocar a cientos de miles de adeptos alrededor del mundo.

Para ser una banda que experimenta con lenguas raras y cuero cabelludo de cerdos, los Mars Volta abren su nuevo disco con una imagen bastante directa. "¿Te acordás de cómo te quedaba ese vestido?" ["do you remember how you wore that dress?"], canta Cedric Bixler-Zavala en "Since We’ve Been Wrong", una canción prog-soul mayormente acústica que es totalmente tarareable; y que establece el ambiente para un LP atormentado por el desconsuelo y más enfocado en formas conmovedoras de cantar que en compases cool y guitarras enloquecidas. Pero Bixler-Zavala no es Maxwell; lo suyo es más el dolor agudo que el lamento voluptuoso. Sobre el final, invoca a los nudos gordianos junto a un fractálico solo de guitarra de Omar Rodríguez-López. El tipo suena como si hubiera vuelto a casa otra vez.

Will Hermes


Como ha dicho Omar: "Para mí, todo esto importa sí te conmueve o no, yo nunca he tratado de ser complicado; sí se me pone la piel de gallina, yo lo uso. Si me impresiona, si me asombra como oyente, eso es todo lo que me importa".

La muerte del inmovilismo; el reinado de la imaginación.
Que Omar y Cedric son dos mentes inquietas no voy a venir a descubrirlo yo ahora, pero si está en mi labor reconocer y admirar el mérito de esta pareja ecléctica y sin igual. Tras ciertas críticas recibidas con su anterior 'The Bedlam In Goliat', donde dieron un giro hacia la contundencia y la radicalidad sonora más anárquica, para disfrute del sector más progresivo de su audiencia, con 'Octahedron' se van al otro extremo de la cuerda y nos presentan un disco radicalmente distinto, pero igualmente sobresaliente.
No debe ser nada fácil ir de un extremo a otro de composición, pero lo creáis o no, en alguien como ellos es algo que no sorprende. Sonido distinto, estilo opuesto, personalidad intacta. Siguen siendo nuestros The Mars Volta favoritos, con su impronta y señas de identidad, pero todo cambia. Haciendo suya la máxima del 'o te mueves o caducas', en esta ocasión se sumergen en un rock mayúsculo, ahora eléctrico, ahora acústico, siempre impredecible.
Desde su apertura con 'Since We've Been Wrong' optan por esquemas reposados, donde la melodía prima sobre todo lo demás, y la palabra 'acústico' se muestra en su más amplio sentido estructural. Domina la guitarra acústica, marca el camino, y tras ella nos encontramos eléctricas haciendo armonías de acompañamiento y suaves percusiones, para lucimiento de la melancólica voz de Cédric. Sublime.
'Teflon' comienza con un deje funky en la batería, auténtica protagonista, para enseguida insertar sintetizadores y una voz distorsionada, más reconocible y clasificable en el historial de los neoyorkinos. Las siguientes 'Halo of Nembutals' y 'With Twilight as My Guide' marcan uno de los puntos álgidos del disco, con estructuras más hard rockeras, pero siempre engalanadas de sintetizadores y percusiones. La labor de acompañamiento de John Frusciante (Red Hot Chili Peppers) es, como en todo el álbum, impagable, dejando una huella imborrable. Junto a Omar, inundan las composiciones de detalles que pasan prácticamente desapercibidos, y solo tras algunas escuchas llegas a descubrir en su totalidad, pues lo que aparenta ser algo sencillo y básico es en realidad un mar rebosante de vida, acordes y detalles sonoros de alta escuela.
El tema más enérgico, versátil y, por que no decirlo, adictivo, es 'Cotopaxi'. Guitarra eléctrica dominante, batería y bajo a la cabeza, y sintetizaciones y teclados ambientando la escena, nos hacen mover la cabeza al ritmo de psicodelia y hard a partes iguales, combinando en tan solo tres minutos y medio energía y melodía ex aequo, para relajarnos de nuevo con una 'Desperate Graves' llena de matices percusivos, y de nuevo con esas armónicas guitarras eléctricas detrás de todo, como escondidas, pero que son el auténtico motor del tema, junto a los inseparables sintetizadores, conduciéndonos a una auténtica montaña rusa que desemboca en un final cañero y desbocado.
De sopetón, se enlaza de nuevo con un inicio tranquilo y electroacústico en 'Copernicus', con la voz suave y melancólica de Cedric transmitiendo sentimiento puro, enriquecido aquí y allá con pinceladas cercanas a la electrónica, que confieren al tema un halo ambiental envidiable. Como cierre, 'Luciforms' nos trae dos minutos largos de única presencia de sintetizadores y la voz de Omar distorsionada, para arrancar de nuevo a una fusión de sonidos anárquicos, con la estática batería marcando como un diapasón el devenir de el que posiblemente sea el tema más experimental del disco, donde el piano cuasi jazz convive a las mil maravillas con la contundencia guitarrera de Omar.
Un trabajo que no deberías dejar escapar bajo ningún concepto si te haces llamar melómano, pues la variedad de sonidos, melodías, ambientes y estructuras que The Mars Volta hacen gala en el, son prueba suficiente de que están en un nivel difícilmente superable, sin ningún tipo de restricción en su universo musical, y con un mar de posibilidades y experimentaciones abiertos a su imaginación. Tan solo queda esperar a ver que nos depararán en su siguiente aventura, pero de momento, disfrutemos de este 'Octahedron' hasta que llegue el día de tenerlos en nuestros escenarios.
Puntuación: 8,5/10

Javier Moreno Vega


Texto expandido de la entrada

Definir a una banda como The Mars Volta es tan complejo como intentar explicar a qué sabe al agua o a qué huelen las nubes. Bueno… quizás no tanto, pero desde luego si hay un grupo inclasificable, esos son The Mars Volta. Su discografía se caracteriza porque cada disco es un mundo aparte con respecto a los anteriores. Y esto es bueno, pero puede no serlo tanto, dependiendo de quien ponga la oreja, claro está. Cierto es, pese a todo, que han mostrado una tendencia hacia la experimentación y la construcción de minisinfonías, alejándose de cualquier retazo relacionado con el punkrock , el hardcore o el post-hardcore que hayan podido tener en el pasado.
El disco ha sido definido por el grupo como su disco acústico, y de acústico no tiene nada. Bien. Obviando el detalle, bajo mi punto de vista, tenemos delante al trabajo más digerible del grupo. Octahedron muestra melodías casi perfectas, menos caóticas, más centradas, acomodadas en instrumentaciones menos intrincadas, pero exhibiendo esos arreglos tan característicos de esta banda. El disco tiene un comienzo curioso, con una canción bonita, que comienza desde cero, desde el mismísimo silencio, hasta construirse por completo. Éste patrón, el desarrollar momentos de quietud para explotar partes épicas, es una constante, pero gracias a él, logran momentos únicos, en los que la piel se te pone de gallina, y melodías que sobrepasan sobradamente a las que desarrollaron en ‘The Bedlam In Goliath’. Y en medio de toda la experiencia sónica nos topamos con otro batería de diez. Y es que Thomas Pridgen logra unas bases rítmicas que son la esencia de todas las canciones del disco.
Octahedron, dentro de su accesibilidad y belleza melódica (ojo a la parte media de With Twilight As My Guide), sigue en la estela de sus predecesores. Así, exhibe los mismos ‘pros’ que alaban sus fans y los mismos ‘contras’ que critican sus detractores. De modo que… la decisión es tuya.

Sergio
Lista de Temas:
1. Since We've Been Wrong (7:20)
2. Teflon (5:04)
3. Halo of Nembutals (5:30)
4. With Twilight as My Guide (7:52)
5. Cotopaxi (3:38)
6. Desperate Graves (4:56)
7. Copernicus (7:22)
8. Luciforms (8:21)
Alineación:
- Cedric Bixler-Zavala / vocals
- Omar Rodriguez-Lopez / guitar, synths, drum machine (7), direction & arrangements
- John Frusciante / guitar
- Marcel Rodriguez-Lopez / keyboards, synths, Mellotron, percussion
- Isaiah "Ikey" Owens / keyboards (credited but didn't perform)
- Juan Alderete / bass
- Thomas Pridgen / drums
With:
Mark Aanderud / piano