Mary, Gary y su hermano Walter abandonan durante unos días el idílico pueblo de Smalltown para visitar la ciudad de Los Ángeles. Allí descubren que los estudios y el teatro de los Muppets cerraron hace mucho tiempo, y que ahora el magnate conocido como Tex Richman planea hacerse con ellos para explotar un yacimiento petrolífero situado bajo estos terrenos. Desesperado ante tal situación, Walter emprenderá la arriesgada misión de reunir a todos los antiguos miembros de los Muppets para organizar una última función que devuelva a sus ídolos al lugar que se merecen.
Desde que Jim Henson creara The Muppet Show (más conocido como Los Teleñecos por aquí) a mediados de la década de 1970, las entrañables marionetas que protagonizaban sketches de humor absurdo, parodias y números musicales han acompañado a varias generaciones a lo largo de los años, y somos muchos los que crecimos con las aventuras de la rana Gustavo, Peggy, Gonzo, Fozzy y Animal. La película que hoy comentamos consigue lo imposible al traer de vuelta a unos personajes tan queridos para presentarlos de nuevo al público infantil a la vez que ofrece un sentido homenaje al espíritu de las creaciones de Jim Henson y lo que supusieron para muchos de nosotros.
Los estudios de Disney llevaban varios años planteándose la forma de relanzar a los Teleñecos, tarea que aceptaron el guionista Nicholas Stoller (Di que sí) y el actor y también guionista Jason Segel, uno de los representantes de la denominada "nueva comedia" americana, famoso por sus papeles en la serie Cómo conocí a vuestra madre y en las películas del sello Apatow. A este dúo se unió James Bobin, director británico vinculado al mundo de las televisión, y juntos han conseguido filmar un espectáculo apto para todos los púlicos repleto de brillantes números musicales (la banda sonora no tiene desperdicio), humor absurdo y mensajes esperanzadores que nos invitan a mantener la fe en nosotros mismos y en los que de verdad nos importan (aquí se nota bastante la influencia de Disney).
Además, sorprenden las bromas y reflexiones acerca del mundo del espectáculo que pueblan la película, durante la cual se defiende un concepto de entretenimiento basado más en la música y los gags de humor disparatado que en los realities ylas películas saturadas de efectos especiales digitales que predominan en la actualidad. A este aspecto "metateatral" hay que sumar el factor nostalgia que sin duda inunda la película, la cual funciona como un homenaje a unos personajes tan característicos y admirados como son los Teleñecos, proponiendo a los espectadores el mismo reencuentro con el pasado que atraviesan los protagonistas.
El propio Jason Segel se reserva uno de los papeles principales de la película junto a la siempre sorprendente Amy Adams (con un personaje más cercano al de Encantada, la película que la encumbró, que a su rol de hace un año en The Fighter) y a la nueva marioneta, Walter, un joven un tanto inadaptado que busca encontrarse a sí mismo y salvar a sus héroes. Les acompañan un sensacional Chris Cooper (genial su número musical), más de un centenar de los propios Muppets, y un sinfín de cameos de celebridades del mundo del cine y la televisión entre las que podemos encontrar a Alan Arkin, Jack Black, Zach Galifianakis, Emily Blunt, Whoopi Goldberg, Neil Patrick Harris, Sarah Silverman, Ken Jeong, Jim Parsons, John Krasinski... incluso aparece el veterano Mickey Rooney.
The Muppets recupera el espíritu del espectáculo del que hacían gala las marionetas creadas por Jim Henson, capaces de entretener tanto a mayores como a pequeños; al mismo tiempo que ofrece un sincero homenaje a la influencia que han tenido en generaciones de espectadores, acompañándolo de deslumbrantes números musicales, bromas desenfadadas y reflexiones mordaces acerca del mundo del entretenimiento. Esperemos que el show continúe.
*La proyección de esta película va acompañada del cortometraje Small Fry, lo nuevo de Pixar. En él, nos encontramos con los protagonistas de Toy Story, quienes vivirán una nueva y divertida aventura relacionada con la desaparición de Buzz Lightyear. Aunque resulta entretenido y el diseño de algunos personajes nuevos es muy llamativo, empieza a cansar que en Pixar se empeñen en explotar la saga de los juguetes (a este paso no tardaremos en ver Toy Story 4).