Un hombre que se dedica a hacer encargos para su tío, un mafioso local para el que cambia matrículas de coches que transportan droga, descubre que su vecino tampoco es trigo limpio.
Dunstan no arriesga en la forma de desarrollar la historia.
Con una mano de cartas ya conocida por el espectador, The Neighbor, sigue los pasos de The Collector, pero ¿Para qué cambiar algo que ya funciona? A pesar de ello, The Neighbor, sorprende más de lo esperado.
Ambientada en una época actual, el film tiene influencias visuales bastante setenteras cercanas al cine ‘grindhouse’ que, hasta cierto punto, estética y argumentalmente, recuerda a La matanza de Texas de Tobe Hooper.
Teniendo en cuenta que Josh Stewart termina en una situación casi idéntica y en un papel similar que en The Collector, colarse en casa ajena, un recurso desgastado. Dunstan, que también ha escrito el guión junto a Patrick Melton, colaborador del director en la saga Saw y la mencionada The Collector, le ha salido una película muy resolutiva que consigue sorprender al espectador con algún pequeño giro que oculta bastante bien hasta llegada el momento preciso.
En el apartado interpretativo Josh Stewart (El caballero oscuro: La leyenda renace) demuestra un gran talento y, sobre todo, implicación en su papel. Un tipo de personaje que se le da terriblemente bien interpretar.
La parte femenina del film lo copa Alex Essoe (Starry Eyes) junto a Melissa Bolona (Dog Eat Dog), el tándem nos brinda una escena central, de aplauso. Ya lo decía Coz en su canción ‘Las chicas son guerreras’.
Y la banda sonora del compositor Charlie Clouser (Saw) cumple el cometido perfectamente.
Tampoco estamos ante un film para ver con altas expectativas, pero a mí, que acudí a verlo con reservas, y más viendo la falta de originalidad de su guión, me ha sorprendido muchísimo para bien.