THE NEW WAVE GIRL, natural como pocos!

Por Rumbovino @rumbovino
Hasta unos meses atrás, cuando quedamos con Antonio Sicurezza para catar unos cuantos vinos naturales italianos, ni sabía de su existencia. Lo digo en sentido de mi gran ignorancia hacia los pioneros en esto de los vinos naturales que andan por España. Hablo de Fabio Bartolomei, de Vinos Ambiz, un proyecto que comenzó su andadura en el año 2003 de manera menos profesional pero con toda la intención de hacer un vino sano. Pues resultó ser que con el paso de los años y la “profesionalización” de este tipo de productos (que algunos aún se niegan a reconocer) Fabio entendió que llevaba elaborando vinos naturales desde el principio. 

Como dije antes, no sabía de él y tampoco tengo el gusto de conocerlo, pero luego de probar una de sus creaciones me tomé un tiempo para conocer más de cerca sobre su filosofía y el proyecto, porque la verdad es que tras un primer impacto que casi me descoloca (no estaba boxeando, estaba catando) entendí que la cosa iba realmente en serio. Se trataba de un blanco THE NEW WAVE GIRL (90% Albillo Real y 10% Malvar), que no parecía blanco ni por color ni por alma, que he disfrutado como un niño con juguete nuevo (así se decía en mis épocas, creo que ahora un juguete no hace tanta ilusión a un niño como un IPad). 

Imagen tomada de www.rollingwine.com


Elaborado a pachas entre Fabio y Antonio se produce con uvas de la sierra de Gredos nacidas de viñedos vivos y sanos trabajados absolutamente en ecológico, que tras un corto contacto con los hollejos fermentan con levaduras indígenas y se crían por separado en tinajas sobre sus propias lías durante unos meses. El “coupage” se hizo en febrero y el frío del invierno actuó de decantador separando lo gordo de lo fino y lo líquido de lo sólido, como se hizo toda la vida. Se envasa sin filtrar y se coloca en botellas trasparentes (sin truco ni cartón, para ver lo que hay dentro) y se tapa con corcho de verdad de cultivo sostenible. No vale eso de ser creyente a medias.

Blanco naranja, denso en copa y de lágrimas gruesas, turbio y brillante, casi paradójico. Nariz espléndida de mediana intensidad con aromas que recuerdan al pan tostado, algo de pera madura y hollejos (la oxigenación le viene muy bien porque lo despierta y el frío le bien mal porque le resta placer. Beberlo refrescado, no frío). En boca es poderoso, graso, untuoso, se puede masticar, justito de equilibrio entre la frescura y el dulzor. Sus 14 grados de alcohol le dan robustez pero no le quitan ni un ápice de complejidad. 
Ideal para maridar una comida con carácter. Como buen argentino que soy acompañaría una buena parrillada de achuras (con sus chinchulines, tripa gorda, mollejas, ubre, sesos y entrañas… que no le falte nada). Eso sí, después una buena siesta para que la felicidad sea completa.
Debería terminar esta nota aquí, pero ya me veo venir luego los reclamos, así que por las dudas aviso a los amantes de los blancos inmaculados de notas tropicales y colores cristalinos que este no es su vino. Dicho esto, anímense a romper el molde.
Las gracias a Antonio nuevamente y a Fabio por animarse a hacerlo.
Buena vida y naturales vinos,
Salutes, Rumbovino.
8 años difundiendo la cultura del vino y en favor del consumo moderado y responsable.