The Newsroom, construyendo el periodismo del siglo XXI

Publicado el 26 junio 2012 por Lapalomitamecanica
Aaron Sorkin perfila otra obra maestra con su estreno en HBO

Nota: 9
El domingo llegaba a nuestra cadena estadounidense predilecta el último trabajo del flamante ganador del Oscar por el guión La Red Social, Aaron Sorkin, uno de los últimos cuasi-gurús del medio ensalzado a los altares tras su paso por El Ala Oeste de la Casa Blanca y la injustamente malograda Studio 60. Al contrario de lo que sucedió con estas dos últimas series, The Newsroom ha sido vapuleada por la crítica norteamericana con acusaciones de maniqueísmo, frivolidad y manipulación mal enmascarada, o quizás, sólo quizás, en los Estados Unidos de nuestros días no es tan sencillo como debería vender una serie sobre un equipo de noticias que se propone despertar la conciencia de una sociedad adormecida y mal informada. O igual es que realmente no la necesitan, no lo sé, pero no os quepa duda de que aquí la recibimos con los brazos abiertos.
El análisis completo del piloto de The Newsroom 1x01 We Just Decided To, tras el salto.
Puede que toda esa horda de críticos que han puesto a caer de un burro a The Newsroom (no todos, ojo) pertenezcan a ese sector de la ciudadanía que se preocupa por diversificar sus fuentes de información hasta construirse una opinión propia y por ello ven innecesario esta exaltación concienciadora, pero también es bastante probable que no les haya sentado nada bien que, aunque sea desde una cadena de pago, se critique de forma frontal los valores que rigen al país que para mucho ya ha dejado de ser la mejor nación del mundo. Precisamente, con la respuesta a esa pregunta, "¿Por qué es E.E.U.U. el mejor país del mundo?", realizada por una ingenua universitaria durante una conferencia al presentador de noticias Will McAvoy (Jeff Daniels), comienza esta historia: "No creo que Estados Unidos sea el mejor país del mundo".

El posterior y brillantemente elocuente estallido de McAvoy se podría resumir en que ya no se encuentran en la mejor nación debido una decadencia de valores que tienen su reflejo en que la gente ha dejado de decidir donde quiere ver las noticias para elegir las propias noticias. Evidentemente, no estamos entre los pasillos de La Casa Blanca y la dimensión que concierne a nuestros protagonistas es la meramente periodística, e informar y formar a sus conciudadanos de la forma más honesta y directa posible alejándose de la sombra del corporativismo es la meta que se propone Will a lo largo de este primer episodio. 
Seguramente, para intentar paliar ese efecto negativo que podía provocar este mensaje en determinados sectores, Sorkin ha optado por añadir una dimensión algo exagerada al personaje principal retratándolo como un bastardo de manual que maltrata a su redacción y se cree simpático basándose en las encuestas de popularidad construidas a base de marketing, como un blog oficial que incluso él mismo desconoce que tiene. Esa tiranía sirve para construir los golpes de humor realmente efectivos del piloto y para erigir la parte humorística de un relato evidentemente dramático, pero superar ese bache autoimpuesto -un protagonista gilipollas que encarna los miedos del propio Sorkin- es una de las tareas que alargan esta premiere hasta la duración de un telefilme. 

El catalizador de ese cambio es Mackenzie (Emily Mortimer), su antigua productora y pareja sentimental que tras años cubriendo los horrores del mundo en cada rincón del globo, decide que es hora de devolverle las agallas al periodismo generalista. No tarda en conseguir el puesto de productora ejecutiva del informativo tras la deserción de gran parte del equipo después del discurso antiamericano del presentador, y aunque las reticencias de Will y el tira y afloja entre ambos puedan parecer un recurso excesivamente facilón para engordar el argumento, en manos de los actores adecuados, como es el caso, la trama termina cobrando dinámica propia y cumple su función de aligerar el tono catedrático del conjunto. Quizás no funcione tan bien el triángulo entre los productores seniors Ellen Maggie (Alison Pill), Jim (John Gallagher Jr.) y el antiguo productor del programa Don (Thomas Sadoski), pero eso no quiere decir que los roles no encajen como engranajes dentro del equipo que nos presentan, eso sí, no exento de tópicos como el redactor hindú Neal (Dev Patel) o el mentor del protagonista (Sam Waterston).
Como en todo piloto, el mayor interrogante se encuentra en la capacidad de la historia para sobrevivir a su necesario estiramiento (en este caso hasta los diez episodios) una vez ya han expuesto el mensaje que se proponían. En esta labor recobrará importancia el trabajo diario de Sorkin y del realizador del piloto, Greg Mottola (Supersalidos, Adventureland), responsable de un tercio de los capítulos de la primera temporada, en una labor de puro entretenimiento que se salda con éxito en este primer acercamiento. La primera de las muchas excusas que seguro vendrán para que el equipo de noticias del canal ACM se pruebe a sí mismo ha sido la explosión rodeada de secretismo de una plataforma petrolífera en la costa de Luisiana. Y a pesar de que algunas fases de la construcción de la noticia se hayan aligerado o facilitado en beneficio del ritmo de la historia, cualquiera que haya trabajado en una redacción de informativos -y yo lo hice por un breve periodo de tiempo- os dirá que se trata de una visión no exenta de idealismo, pero lo suficientemente adecuada a la realidad para estar hablando de ficción televisiva, lo que se traduce en unos raíles sólidos para el relato.

Puede que las pretensiones de The Newsroom sean gigantescas y que su discurso abiertamente moralista tire para atrás al que busca algo completamente inocuo a la hora de plantarse durante una hora semanal ante el televisor, pero hay muchas razones para darle una oportunidad, como los golpes directos de comedia basada en el diálogo marca de la casa. Los fans de Sorkin nunca le hemos pedimos humildad, pero más allá de cuales sean tus ideas políticas o tu opinión sobre el controvertido escritor y aunque sea por simple conocimiento y apertura de miras, nadie debería perderse el discurso más arriesgado de un hombre que se ha propuesto remover una cuestión tristemente asentada como la de la mala situación del periodismo de nuestro tiempo.