The night sessions es una novela de ciencia ficción del autor escocés Ken Macleod. La novela está ubicada en la ciudad de Edimburgo, Escocia, y trata de un departamento policial que tiene que lidiar con un grupo terrorista que se dedica a asesinar sacerdotes. Esta novela ganó el Premio British SF en el 2008.
Según la trama del libro, en el futuro próximo se lleva a cabo una guerra mundial por el petróleo del medio este, disfrazada como guerra religiosa, llamada "La guerra santa".
Debido a que ésta es la primera guerra televisada donde se usan cabezas nucleares tácticas, el mundo occidental queda fastidiado por el militarismo religioso, los gobiernos se convierten a un secularismo estricto, cualquier candidato a gobernar con un pasado religioso pierde por default. La mayoría de las iglesias en Europa cierran o se ven disminuidas.
En un museo creacionista de Nueva Zelanda un joven ingeniero en robótica trabaja con los robots humanoides veteranos de las guerras santas, su segundo oficio es ser el predicador del grupo de robots. Esto desencadena buena parte de la historia.
En la capital de Escocia, Edimburgo, un sacerdote es asesinado cuando explota un artefacto explosivo en su departamento. El jefe de detectives, Adam Ferguson, prepara a su equipo mientras encubre el atentado de los medios masivos, con el fin de que no se les vaya de las manos.
Los detectives atacan el caso utilizando todos los recursos a su mano (incluyendo un programa de rastreo de información parecido al Defcon 5 llamado Paranoia) y también buscan ayuda de expertos en temas religiosos.
Al final llegan a tres conclusiones acerca de los posibles responsables: un grupo de góticos "satanistas", unos jóvenes estudiantes de física que se autoproclaman gnósticos, quienes piensan que la realidad es sólo una simulación creada por un ente con el poder de un Dios y otro grupo de extremistas religiosos.
Disfruté mucho de esta corta e inteligente novela. Como dato curioso, MacLeod y el autor de mi lectura anterior (Ian McDonald) son escoceses. Pero sus estilos son muy diferentes, el estilo de McDonald es en extremo energético como un tiovivo a máxima velocidad y sin freno, mientras que MacLeod tiene un ritmo lento y sobrio que se va enhebrando lenta pero inexorablemente.
Me gustó también el tratamiento que le da a los robots, los humanoides robóticos son rechazados por la humanidad debido a que los hayan perturbadores, pero no tienen problema con los robots clásicos. Mientras que los robots policías funcionan como cámara, grabadora y detectores de mentiras en las interrogaciones policíacas.
A pesar de ser un ateo recalcitrante, debo admitir que me entretuvo mucho el tema centrado en una visión religiosa contra una secular. Sobre todo porque el tema se trata con el mayor respeto, MacLeod no está interesado en insultar ni predicar.
La religión, o más bien el cristianismo, es un tema poco visto en la ciencia ficción (de memoria sólo puedo recordar tres obras que lo tratan: Un caso de consciencia, de James Blish, Rakhat de Mary Doria Russell y Cántico por Leibowitz, de Walter M. Miller).
Lastima que no ha sido traducido al español.