The Path
2016-
El término "secta" (o "culto") suele usarse de manera despectiva. Siempre se piensa que una secta es algo destructivo y en principio no tiene por qué ser así. Pero es lo que nos viene a la cabeza. Desconfiamos de esos grupos de extrañas personas con creencias alejadas de las nuestras, con ritos que no entendemos, a veces fuera de la legalidad... Olvidamos que el cristianismo empezó siendo una secta (una parte de fieles que se separa de la norma), muy denostada por gran parte de la población en un comienzo, perseguida, y que acabó siendo una religión con cientos de millones de creyentes.
El símbolo del meyerismo.
En 'The Path', a los meyerianos no les gusta que los metan en el saco de las sectas. Ellos son, dicen, un Movimiento. Su objetivo es alcanzar el Jardín, subiendo la Escalera, cuando llegue el Futuro (todo así, con mayúsculas y en negrita). Para ello, sus seguidores tiene que ir subiendo de nivel en esa escalera espiritual (como Goku, pero sin cambiar de color de pelo). No todos están en el mismo escalón, claro, y cuanto más alto se encuentran en ese camino hacia la Luz, más derechos y deberes tienen en la comunidad. Por supuesto, el meyerismo está lleno de reglas y prohibiciones que han de cumplirse para seguir en el camino correcto hacia el Flipe Final (esto último es de mi cosecha).Los meyerianos ya están en varias zonas de los Estados Unidos. En 'The Path' nos metemos en una de las comunidades principales. El cabecilla local, Cal, es el delegado del gran gurú, Meyer, que está en Perú escribiendo los últimos capítulos de su "biblia", los últimos escalones que sus seguidores están esperando conocer para llegar al Futuro que está por llegar. Todo es felicidad, buen rollo y bondad tan pura y limpia como la ropa recién salida de la lavadora. Los meyerianos se dedican a ayudar a gente perdida, llevarlos a su poblado idílico y de paso a captarlos para su movimiento (perdón, Movimiento). Para dejarnos claro que están muy locos, hasta tienen un cacharro para conectarse con la energía que les rodea (como los de la Cienciología).
Así arranca 'The Path', con Hugh Dancy ('Hannibal') en el papel de Cal, Michelle Monaghan ('True Detective'), en el de Sarah, la mujer de Eddie. Entre tanto meyerista encontraremos a una recién llegada, Mary, el papel de Emma Greenwell ('Shameless'), y a Abe, el personaje de Rockmond Dunbar ('Sons of Anarchy'), que quiere sacarla de la secta. También reconoceréis entre los secundarios a una ex de 'Friday Night Light', Minka Kelly, y a una Katheleen Turner ('Peggy Sue se casó', 'La joya del Nilo', 'Californication'), irreconocible (cada vez se parece más a Micky Rourke después de comerse a Jabba the hutt).
La situación ideal de la que parte el meyerismo en la serie empieza a enturbiarse muy pronto. Ambición, manipulación, interés, represalias, mentiras... todo lo que podamos imaginar está por llegar.
Sarah, Eddie y Cal.
En una creencia con cientos o miles de años de historia, la fe está asentada y el engaño inicial en el que se basa es prácticamente imposible de destapar empíricamente. El profeta ya no está, no hay pruebas históricas, no hay nadie de entonces al que poder interrogar que admita que todo fue un montaje, una creación interesada o, más inocentemente, un acto de sugestión colectiva. Tan solo queda el sentido común y la razón, y la fe, ciega por definición, a ojos del creyente puede con todos los planteamientos racionales que se le planteen. En cambio, en una fe reciente, con el profeta vivo, con todo tan "fresco", es relativamente sencillo ver el truco, la trampa, el engaño.Aun así, si el gurú es lo suficientemente listo y sus seguidores lo suficientemente ciegos, dependientes emocionales y poco críticos, la secta puede llegar lejos. Lo difícil será que crezca, que es la intención de Cal y los suyos: crecer, sumar gente a sus filas, incluso aunque haya que desvirtuar el mensaje inicial del primer creyente Meyer, saltarse algunas leyes o tapar las bocas de algunos críticos que han visto el lado oscuro del Movimiento.
Así es que las buenas intenciones se ensucian, el ansia de poder aparece y las tentaciones surgen para tomar las riendas. La idea, como veis, me gusta. El planteamiento no está nada mal, y el papel de Dancy es muy jugoso (más que el de Aaron Paul, para mi gusto). Otra historia es la factura de la serie, bastante discutible. Pero es pronto, acaba de empezar y hay margen de maniobra. Por lo pronto está tocando los temas predecibles en una serie con esta temática, y no los está llevando mal. A ver qué camino toma; si sube o baja (la Escalera).