En 1981 y con una vorágine de multitud de conciertos a sus espaldas, se meten en el estudio The Police, para grabar su cuarto trabajo, el primero que llevará un título en inglés más o menos normal, después de los tres anteriores con nombres inventados. Ghost in the machine debe su título al libro homónimo de Arthur Koestler, publicado en 1967 y que tiene como teoría central que la mente del ser humano no es independiente del mundo material y explica también la tendencia hacia la autodestrucción, sobre todo por las amenazas nucleares que tanto proliferaron a comienzos de los años sesenta. En base a esta teoría y a la afición por la lectura, Sting tomó el nombre de aquella obra para darle forma a lo que sería otro gran disco, dentro de la corta trayectoria de la banda. Aquí, como novedad también, hay cambio en la portada, ya que en los primeros salían los rostros de los tres componentes, y en esta ocasión estaban representados por el display de siete segmentos y según el corte de cabellos, podían distinguirse a cada uno de los músicos.
En el intento de explorar horizontes sonoros y mejorar el resultado del anterior trabajo (del que Sting no estaba del todo contento) el grupo contrató a Hugh Padgham como productor (Peter Gabriel, Phil Collins, XTC o Yes pasaron por sus manos). Pero las tensiones internas que la banda había logrado controlar, volvieron a salir a flote durante la grabación de este trabajo, ya que la afinidad de Sting por los sintetizadores, saxofones y demás, hizo que ejerciera presión sobre sus compañeros para cambiar el enfoque del disco, por lo que Copeland y Summers se quejaron por el nuevo aire, que según ellos se alejaba de la sonoridad del trío que les había costado tanto conseguir y que les hacía únicos.
Sigue habiendo rock, pop, soul y reggae, pero con otra perspectiva. A mi es un disco que me gusta mucho, a pesar de que vuelvo de vez en cuando a él.
Comienza el álbum con Spirits in the material world, que es la canción que mejor expresa la visión que Sting quiso tomar de la teoría del libro que inspiró el álbum, y musicalmente bestial, con el bajo mandón desde el inicio, los coros y con un estribillo adictivo. Every little she does is magic se convirtió rápidamente en un clásico de la banda, un tema alegre y con un estribillo la mar de coreable. Invisible sun de tono bastante más sombrío, y era un tributo a la gente que convivió con la violencia en Irlanda del Norte. Hungry for you (J'aurais toujours faim de toi) es el primer tema donde saxofones y ese nuevo aire salen más a relucir, aunque aquí mezclado con el estilo reggae. Demolition man es una locura de tema, guitarrero, con saxos chirriantes y la batería de Copeland que se sale como siempre, una canción de lo más atractiva del álbum.
Comenzaba la segunda cara del vinilo con dos temas que están algo emparentados, Too much information y Rehumanize Yourself en la mezcla de estilos que ampliaban la paleta de la banda, y donde el grupo demuestra mucho acople, con los vientos que toman protagonismo, ambos temas marchosos, alegres y muy bailables. One world (Not three) vuelve a la onda reggae con los vientos que también son protagonistas y ese estribillo marcado algo repetitivo. Omegaman es el tema compuesto por Andy Summers, un medio tiempo rápidamente ejecutado, y con cambios de ritmo perfectos. Secret journey es una canción crepuscular, psicodélica incluso con cierto tono sombrío que le queda de lujo. Darkness cierra el disco, el tema compuesto por Stewart Copeland, perfecto para el cierre, un medio tiempo cadencioso y la voz de Sting realmente deliciosa.
En definitiva un álbum al que tengo un aprecio especial y sin ser el mejor trabajo del grupo alcanza momentos de verdadera esencia de Police, incluyendo singles que fueron ya míticos para siempre.
Os dejo con el vídeo de Every little thing she does is magic.