The pretenders – capítulo 1 (superando la tragedia)

Publicado el 24 septiembre 2017 por Perendengon

Hola Graminoleños.

El artículo de hoy se llena como siempre de buena música con uno de los grupos más importantes de la new wave que surgió a finales de los 70 y principios de los 80 con un sonido de puro y sencillo rock liderado por una carismática mujer que puede considerarse com una de las féminas más influyentes y destacadas del rock internacional. Estoy hablando de The Pretenders.

Como ya veremos a lo largo del artículo de hoy, su carrera estaría marcada por las drogas y la trágica desaparición por este motivo de algunos de sus miembros, pero sobre todo dejarían muy claro que para triunfar en el mundo del rock no hacen falta ni grandes solos instrumentales ni álbumes conceptuales y grandilocuentes sino que únicamente hace falta componer buenas canciones.

Los primeros antecedentes del grupo datan del año 1973 aunque éste no se formaría hasta cinco años después. En ese instante Crissie Hynde decide abandonar los Estados Unidos y mudarse a Londres donde iniciaría una carrera como crítica musical escribiendo en algunas revistas especializadas. Podría decirse que empezaría viendo los toros desde la barrera.

Pronto se daría cuenta de que su sitio estaba al otro lado, por lo que abandonaría su empleo e iniciaría la búsqueda de alguien que tuviese ganas de hacer buena música. De esta manera conocería a Pete Farndon, un bajista con el que iniciaría una relación sentimental y con el que se daría el gusto de tocar en distintas bandas pero sin ninguna relevancia ni continuidad.

Tras varios años de pelear en garitos de poca monta, se unirían a ellos el guitarrista Jimmy Honeyman-Scott y el batería Martin Chambers, cerrando en ese momento la primera formación del grupo. The Pretenders acababan de cobrar vida.

Muy pronto empezarían a llamar la atención de los cazatalentos, por lo que en el año 1979 firman su primer contrato con una discográfica y publican su primer sencillo. Se trata de “Stop Your Sobbing”, una versión de uno de los clásicos de esos monstruos que fueron The Kinks.

Este tema no pasaría desapercibido para el público que vería en ellos un grupo de auténtica música rock hecha con sencillez y en el que la figura de Hynde llamaba la atención por su aspecto, su manera de cantar y un carisma inigualable que muy pronto empezaría a mostrar.

Los inicios de cualquier nuevo grupo siempre son complicados, siempre queda la duda sobre si merece la pena apostar por ellos o son fruto de un día, solamente un grupo más que no tiene continuidad. De esta manera, poco después saldría al mercado un nuevo sencillo, titulado “Kid” que iba a mostrar bien a las claras que había muchas posibilidades de consolidación.

Los dos sencillos publicados tenían calidad suficiente como para garantizar la publicación de su primer larga duración, pero la discográfica todavía tenía sus dudas por lo que su decisión sería la de publicar un nuevo sencillo y ver como reaccionaba el público. Resulta sorprendente esta decisión porque muchos de las nuevas bandas que ya tenían disco en el mercado habrían firmado en blanco poder incluir en el mismo dos temas de esta calidad.

Lo cierto es que la decisión al final resultaría todo un acierto y merecería la pena la espera, ya que ese tercer sencillo en publicarse iba a convertirse en su primer gran clásico y en una de las canciones más representativas de toda su carrera. Me estoy refiriendo al inconfundible “Brass in Pocket” con ese sonido contundente de sus guitarras y Hynde convirtiéndose en una de las voces más reconocibles del rock.

Con esta canción cosecharían su primer gran éxito y les abriría de par en par el mercado norteamericano, lo que era sinónimo en aquella época de tener los cimientos suficientes como para convertirse en una de las bandas de referencia del momento.

Como no podía ser de otra manera, en el año 1980 aparecería en el mercado su primer álbum, bajo el título de “Pretenders”, convirtiéndose en uno de los discos más importantes de ese año, obteniendo grandes resultados de ventas que les llevarían al número uno en el Reino Unido y Estados Unidos, recibiendo unas críticas excepcionales.

En el disco se incluirían los sencillos que habían ido publicando y que les habían dado a conocer al gran público, acompañándo a estas canciones unos cuantos temas que no desmerecían lo más mínimo. Un auténtico soplo de aire fresco musicalmente hablando que caló profundamente tanto en fans como en críticos especializados.

El disco no tiene desperdicio y cualquiera de las composiciones que en él podemos encontrar son espectaculares. Además de los citados sencillos, yo me quedaría con la canción que abre el álbum, titulada Precious, auténtica tarjeta de visita de lo que se proponían hacer.

De manera inmediata inciarían su primera gran gira, convirtiéndose en uno de los grupos que mayor interés levantaban también en directo. Además demostrarían desde el primer momento que dominaban a la perfección el mundo del márqueting ya que participarían en numerosos actos reivindicativos, sociales y benéficos. Tenían muy claro que querían llegar a cuanto más público mejor y lo estaban logrando con creces.

Si con su álbum de debut lograron un gran éxito, no se iban a quedar atrás con su segundo trabajo. Para ello volverían a utilizar la fórmula de publicar con antelación alguna de las canciones que iban a fomar parte de él y mostrarían bien a las claras que iban muy en serio.

Así pues, en el año 1981 aparecería en el mercado un EP con tres canciones. Una de ellas era la versión en directo de “Precious” e incluiría a su vez otro de los temas que se convertiría de inmediato en otro de sus clásicos. Su título, “Talk of the Town”.

Normalmente, cuando se publica un EP, una de las canciones que en él se incluyen suele ser la que verdaderamente se quiere promocionar y la que logra el éxito. La calidad que mostraban en sus composiciones y la pasión con la que sus fans adoraban su música llevarían a que el tercer tema incluido en este EP consiguiera también colocarse en los primeros puestos de las listas de éxitos.

La canción en cuestión no es otra que “Message of Love” y he de reconoceros que es una de mis preferidas. Bueno mía y de muchos porque como ya digo lograría un tremendo éxito. Podría decirse que muestra en toda su extensión el auténtico sonido “Pretenders”.

De esta manera, en el año 1981 saldría la mercado su segundo disco, para el que no se complicarían lo más mínimo a la hora de ponerle título ya que ése sería simplemente “Pretenders II”.

Lo más curioso de este disco es que en aquel momento no obtuvo unas críticas demasiado elogiosas, a diferencia de su primer álbum. Sin embargo, con el paso de los años sería considerado como un gran disco, algo con lo que estoy totalmente de acuerdo. Eso sí, sus seguidores no se sentirían decepcionados lo más mínimo y ellos si que apoyaron la música que ofrecieron en su segundo trabajo.

No se explica demasiado bien la opinión generalizada que tendría la crítica acerca de ese disco, ya que además de ser un gran trabajo contiene una de las composiciones que está considerada como de las mejores de toda su carrera. Un tema ambicioso que se sale un tanto de la habitual sencillez mostrada hasta ese momento, demostrando que su versatilidad era palpable. Me estoy refirendo a “Day After Day”.

Lamentablemente no iban a estar al margen de uno de los denominadores comunes de los grupos y artistas de aquella época. En la mayoría de las ocasiones la fama, el éxito y el dinero les llevaba a asimilar de manera incorrecta tanto cambio y las drogas aparecían en escena. En este caso lo harían ademas de manera trágica como veremos más adelante.

En este sentido, James Honeyman-Scott y Pete Farndon serían los que más profundamente caerían en las garras de las adicciones y el grupo parecía poder descomponerse en cualquier momento, aunque de momento no estaba afectando a la calidad de su música, siendo capaces de dejar temas como “The Adultress”, puro y auténtico rock & roll.

Hay una canción de este disco que a mí personalmente me encanta y me parece la mejor claramente. Una versión de un grupo al que ya habían versionado en sus comienzos y que parecía una de sus principales fuentes de inspiración.

El grupo en cuestión son The Kinks y la canción versionada “I Go to Sleep”, una auténtica genialidad. La relación sentimental que Crissie Hynde mantenía con Ray Davies era la gran responsable de la influencia que recibían y de estas versiones. Producto de esa relación, pocos meses después llegaría un tierno retoño.

Esta era la primera oportunidad en la que triunfaban con una balada. Hasta ese instante sus éxitos eran temas de rock interpetados a toda marcha y con las guitarras llenándolo todo. Con “I Go to Sleep” daban un paso más y abrían la puerta de su capacidad de hacer grandes medios tiempos y baladas.

Desgraciadamente, en el año 1982 iban a llegar los momentos más difíciles y trágicos del grupo. Farndon nunca había encajado bien el final de su relación sentimental con Hynde y su adicción a la heroína estaba haciendo estragos en su relación con el resto del grupo. Era muy evidente que su enganche era tal que su final parecía bastante próximo y dado que la situación era insostenible, al finalizar la gira promocional del segundo disco sería expulsado del grupo.

No era él el único que había caído en las garras de las drogas. Honeyman-Scott estaba enganchado a la cocaína, aunque esta adicción no había repercutido hasta el momento en su rendimiento. Sin embargo, pocos días después de la expulsión de Farndon moriría de un paro cardiaco ocasionado por una sobredosis. Por si fuera poco, unos meses después llegaría la noticia del fallecimiento de Farndon al ahogarse en la bañera tras inyectarse heroina. El mazazo fue monumental y Hynde y Chambers se plantearían dejarlo todo.

Muchos fueron los que apostaron por la disolución del grupo pero Hynde y Chambers no estaban dispuestos a abandonar, por lo que pocos meses después publicarían un sencillo como adelanto de lo que iba a ser su siguiente disco. En esta oportunidad contarían con la colaboración de Billy Bremner como guitarrista y Tony Butler como bajista, componentes respectivamente de Rockpie y Big Country.

La canción llevaría el título de “Back on the Chain Gang, una canción cuya letra abordaba el tema de la muerte y que demostraba que habían sabido superar su primera y dramática gran crisis y que eran capaces de seguir ofreciendo muy buena música.

La recepción del sencillo fue espectacular y esto animaría a Hynde y a Chambers a seguir adelante, por lo que recutarían para la causa como nuevos miembros del grupo a Robbie McIntosh como guitarrista y a Malcolm Foster como bajista, dando cuerpo a la formación de la que podía considerarse segunda etapa del grupo, con la que iban a asentarse definitivamente entre la élite del panorama musical internacional del momento.

De esta manera, en el año 1984 llegaría la publicación de su tercer disco, primero con su nueva composición, que llevaría el título de “Learning To Crawl”.

Las críticas hacia el disco fueron bastante benévolas. Daba la impresión de que después de todas las tragedias que el grupo había experimentado querían darles un margen y reconocer de algún modo el tremendo mérito de seguir adelante a pesar de haber perdido por el camino al 50% de sus miembros. Además nos encontramos ante un gran álbum, todo hay que decirlo.

Por si fuera poco, una de las canciones de este disco se iba a convertir en un tremendo éxito en las Navidades del año 1983. Me estoy refiriendo a “2000 Miles” una maravillosa balada que fue acogida como una especie de villancico por el público británico aupándola a lo más alto de las listas de éxitos.

Pero el gran acontecimiento iba a llegar con la publicación del tercer sencillo. Estaban dando muestras de que ya eran un grupo totalmente hecho y los dos nuevos integrantes se habían integrado a la perfección. El disco es redondo manteniendo el sonido habitual que siempre habían mostrado siendo capaces de dejar joyas como la canción que viene a continuación.

Se trata de “Middle of the Road” uno de los temas más destacados de toda su carrera y una canción con el genuino sabor de rock & roll que siempre han presentado con ciertos toques sesenteros. Un clásico, una joya.

A estas alturas de la película la fama y el carisma que había adquirido Crissie Hynde la habían convertido en la indiscutible líder del grupo y en una de las cantantes más populares del momento. Cierto es que no tenía una voz espectacular, que no tenía el atractivo físico de algunas otras cantantes del momento, pero su voz era inconfundible y podría decirse que cada vez que se subía al escenario lo llenaba todo.

El público valoraba sobremanera que pese a haber perdido en apenas dos meses a dos de sus componentes fundadores vícitmas de las doragas habían sabido reinventarse y continuar adelante, pero sobre todo que eran capaces de hacer muy buena música y dejarnos canciones como este “Time the Avenger”.

Una de las características común de los tres discos publicados hasta el momento era la buena música que contenían. Pero había otra seña de identidad que se había manifestado en los tres álbumes: versionar algún tema de otros artistas.

Hasta ese momento las canciones versionadas habían llevado siempe la marca de The Kinks, pero en esta ocasión la cosa cambiaría ya que el grupo elegido sería The Persuaders. El tema elegido sería “Thin Line Between Love and Hate” y en él contarían con una colaboración muy especial. A partir de este disco empezarían a introducir cada vez más habitualmente el sonido del teclado. Pues bien, en esta canción lo harían y el teclista de lujo no sería otro que el señor Paul Carrack. Una balada verdaderamente espectacular.

Sin embargo no todo era de color de rosa. La trágica pérdida de sus dos compañeros habían traumatizado totalmente a Chambers quien se obsesionaba cada vez más con este asunto. Esto repercutiría en su manera de tocar, cada vez más errática, y en su relación personal con Hynde. Ésta, mujer de gran carácter, decidiría cortar por lo sano por lo que antes de volver a entrar en el estudio de grabación para crear las canciones que iban a incluirse en su siguiente disco decidiría despedirlo, con lo que ella pasaría a ser la única fundadora que permanecía en el grupo.

Así pues, Hynde decidiría dar un lavado total de cara al grupo que a partir de ese momento contaría como sus acompañantes de viaje con Mcintosh, T. M. Stevens y Blair Cunningham. Lo que quedaba claro es quien era la que mandaba y había mucho interés por comprobar si todos estos cambios iban a venir acompañados de algún giro a su estilo.

El nuevo disco aparecería en el mercado en el año 1986 bajo el título de “Get Close” y efectivamente iba a significar un punto de inflexión en el estilo de la banda.

Simplemente con ver la portada de este nuevo trabajo podía comprobarse cual era el cambio más profundo que se había producido. Hasta ahora en las portadas de sus primeros tres discos aparecían los componentes del grupo al completo. En esta ocasión la única que aparece es Hynde. Estaba claro que The Pretenders se habían convertido claramente en el grupo de Crissie Hynde.

Además su sonido daría un giro bastante importante. En primer lugar la inclusión de los teclados que había comenzado con el anterior trabajo se vería ampliada en este nuevo disco, pero la variante más notable sería el abandono en cierto modo del rock & roll tan sencillo que habían hecho hasta entonces para sumergirse en las aguas del pop con ciertos toques de otros estilos como el funk.

Lo cierto es que a pesar del cambio el éxito sería rotundo y sus fans lejos de darles la espalda les seguirían aclamando. En gran medida, la responsabilidad de este éxito vendría de la mano del primer sencillo que se publicaría de este disco. Se trata de “Don’t Get Me Wrong”, su primer éxito con sonido pop y otra de sus canciones más representativas.

De lo que no cabía niguna duda es de que a partir de este instante la música que se haría, los conciertos que se ofrecerían, todo lo que rodeara a su promoción, en definitiva todo lo que repercutiera en el grupo era decisión casi en exclusiva de Hynde. Desde el primer momento se puso de evidencia su personalidad y liderazgo, pero ahora ya era prácticamente la única que tomaba decisiones, conviertiéndose además en una de las jefas del pop-rock internacional.

Además de la líder de la banda se convertiría en una gran activista defensora de temas medioambientales, políticos y sociales, embarcándose tanto a título personal como con el grupo en diversos proyectos benéficos. Como consecuencia de ello compondrían otra de esas canciones para recordar titulada “Hymn to Her” que rápidamente se convertirían en una especie de himno en clave femenina.

Por primera vez en su carrera el rock era un tanto residual en uno de sus discos y las baladas lo impregnaban casi todo. Una de ellas sería además elegida para formar parte de la banda sonora de una de las películas de la saga James Bond.

Se trata de “If There Was a Man” que sonaría en los créditos finales de la película “The Living Daylights”, estrenada en España como “Alta Tensión”.

De lo que no cabía ninguna duda es que habían cambiado hacia un sonido algo diferente. La esencia seguía siendo la misma, pero se habían dulcificado claramente buscando llegar a más gente. Éste era el cuarto disco de su carrera y todos ellos habían obtenido buenas ventas lo que daba prueba de que la “marca pretenders” funcionaba pero que muy bien.

Quiero cerrar el apartado dedicado a este disco con la canción que lo abre y que creo que define muy a las claras todos esos cambios. Una melodía pausada, los teclados marcando el paso, sonido acústico en sus guitarras y la voz de Hynde llenándolo todo. Se trata de “My Baby”.

Llegaría entonces el momento de hacer balance con la publicación de un recopilatorio que recogiera todos los éxitos cosechados con sus cuatro primeros discos, que eran muchos, todo hay que decirlo. De esta manera, en el año 1987 aparecería en el mercado “The Singles”.

Como os estoy contando el liderazgo de Hynde era ya indiscutible y nos encontrábamos ante uno de esos instantes en la que su figura se solapaba con la del grupo llegando a dudar si estábamos ante una banda o ante una solista con su grupo de acompañamiento.

Como muestra valga un botón. De todos es sabido que en los recopilatorios es habitual incluir algún que otro tema inédito, una nueva versión, en definitiva algo novedoso. Pues bien, la novedad en esta ocasión sería un sencillo grabado por la propia Hynde con UB40 en el año 1985 que no era otra cosa que una versión del clásico “I Got You Babe” cuyo original era de Sonny & Cher. Otra vez el solapamiento del que os hablo.

Lo que estaba claro es que Hynde hacía y desacía a su antojo y esto no era demasiado bien encajado por el resto de los miembros del grupo, por lo que las diferencias empezarían a aparecer y las discusiones se convertirían en algo habitual. La crisis parecía bastante clara.

El hecho de que fuesen transcurriendo los años y no se tuviesen noticias de un nuevo disco acrecetaría los rumores sobre una posible disolución del grupo y el inicio de la carrera en solitario de Hynde. Aunque exacatamente no sería así porque The Pretenders seguiría publicando discos, la realidad se acercaría muchísimo a esta pesudoseparación.

Por si fuera poco, las dudas sobre la continuidad de la banda se verían alimentadas al ir transcurriendo los meses unos tras otro sin que se tuviese noticia de un nuevo disco. Y es que habría que esperar hasta el año 1990 nada menos para volver a tener noticias de Hynde y los suyos … o algo parecido.

Así pues, ese año aparecería en el mercado un nuevo disco, de título “Packed” que iba a romper absolutamente con todo lo hecho hasta ese instante, desde la composición del grupo hasta su música, significando la primera gran decepción de su carrera.

La principal novedad del disco radica en que la única miembro oficial del grupo es la propia Hynde, así consta en sus créditos, utilizando para la grabación a distintos músicos de estudio. El famoso solapamiento del que os había hablado podría decirse que se había consumado definitivamente. Desde este instante Crissie Hynde y The Pretenders eran una misma cosa.

Lo cierto es que nos encontramos ante el que está considerado como el peor disco de su carrera y el que menor aceptación obtuvo entre sus fans. Lo de menos era que Hynde se hubiese adueñado totalmente del grupo, algo que se veía venir desde hacía ya tiempo, sino que llevase a cabo un profundol cambio de estilo que traería consigo la pérdida de su esencia, algo que no gustó lo más mínimo a sus seguidores.

El primer sencillo de este disco sería “Never Do That” y aún siendo la canción que mejores resultados de ventas tuvo, no es de las canciones más destacadas de su carrera. Podría decirse que desde el primer momento entraría con la pinera izquierda.

Del resto del disco poco más hay que decir. El público no valoró demasiado bien los cambios practicados y la crítica lo calificó como muy flojo. Estaba claro que era el álbum que peor había funcionado de todos los que llevaban publicados y esas dudas sobre el futuro más próximo seguían en el aire.

Si acaso, la canción ¨Sense of Purpose” puede tener cierto atractivo, aunque se hace evidente que su sonido no es el de antaño, marcado por un tiempo medio y guitarras más acústicas y suaves que nunca. Aún así, una buena canción que se deja escuchar.

Eso sí, algún tema que otro con un sonido más reconocible hay. Lo que sucede es que su interés es meramente residual, dando la impresión de que hayan sido incluidos en el disco como relleno, una lástima. Entre estos temas cabría mencionar “Hold a Candle to This”, con un sonido como el de los primeros tiempos pero una calidad claramente inferior.

Está claro que la imagen de “rockera” empedernida de Hynde había quedado difuminada tras este último disco, pero lo peor es que había perdido también la autenticidad de su música. El varapalo fue bastante grande y como ya digo había muchas dudas sobre el futuro y el camino a seguir. Para despejarlas habría que esperar cuatro largos años.

Mucho menos, apenas cuatro cortos días tendréis que esperar vosotros para conocer que es lo que sucedió, ya que hasta aquí llegamos hoy. En el próximo artículo de “La Graminola” podremos conocer cual fue el camino que siguieron y sus resultados. Eso sí, con buena música, como siempre.

Hasta la próxima, Graminoleños

JUAN JOSÉ GOMARIZ